-¡Hermanita!- me recibió mi hermano en su oficina con un abrazo como si no me hubiera visto en años.
-Rhett...- me aparté de él- Ya no soy una niña pequeña-.
-Leila, siempre serás mi hermanita- dijo pellizcándome las mejillas, era una mala costumbre que había adquirido hacia nosotros, y a pesar de que actuara como si me molestara, en realidad me encantaba, claro que nunca se lo diría.
-¿Y a que debo el honor de tu visita? ¿Qué quieres?-.
-¿Qué no puedo visitar a mi hermano en su trabajo?- dije falsamente ofendida.
-Amo que me visites...pero tú y el otro engendro nunca se aparecen por aquí, así que dime, ¿Qué quieres?-.
-Esta vez no quiero nada...y no habría venido a visitarte pero como no llegaste anoche- lo mire de manera recriminatoria- en fin, sólo quería despedirme antes de irme-.
-¿A dónde vas? ¿Y con permiso de quien?- ahí estaba el modo hermano sobreprotector.
-Es algo del trabajo, ya te había dicho...y te vuelvo a repetir que ya no soy una niña pequeña- dije con un puchero.
-Vale, pero espero que vuelvas antes de la foto- me advirtió.
-Sabes que nunca me la perdería- dije tocando mi camafeo.
-Suerte en el viejo mundo- me sonrió- seguro los deslumbra...-Rhett fue interrumpido por el estrepitoso ruido de la puerta al ser abierta con furia.
-¡¿Qué diablos pasa contigo, Rhett?!- Era Killiam, quien obviamente, estaba algo exaltado.
-¿Conmigo? ¿Qué es lo que pasa contigo? Llegas tarde- dijo intentando aparentar seriedad, pero su sonrisa traviesa indicaba que sabía exactamente lo que había hecho.
-¡Yo te mato!- Killiam se abalanzó sobre él perdiendo la poca paciencia que llegaba a tenerle.
Rhett se defendió empujándolo a una silla intentando contener su ira, aún con la imperturbable sonrisa marcada en el rostro.
-¿Sabes? si sigues así te denunciare por maltrato laboral- le dijo con el mismo tono de voz que usaba con nosotros, como hablándole a un bebé.
-¡Ahora sí!- De algún manera Killiam logró levantarse de la silla, empujando a Rhett al piso quien a pesar de estar totalmente inmóvil, no dejaba de reír.
-Leila, quítame a este loco-.
-Depende... ¿Qué fue lo que hizo?- Le pregunté a Killiam.
Él volteo a verme, un poco menos molesto.
-Resulta que el infeliz de tu hermano y yo quedamos en que pasaría por él, y oh, sorpresa, resulta que este ni llegó a dormir-.
-Ah sí, fue Alina la que me trajo...y no me puedes culpar de nada, tú la llamaste- con esto se me quitaron todas las ganas de ayudarlo, incluso pensé en apoyar a Killiam.
-Si te ibas a quedar con ella, pudiste haberme avisado- seguía visiblemente enojado pero suavizó un poco la presión que ejercía sobre mi hermano- estuve una hora esperando-.
-¿Perdón?... no lo vuelvo a hacer- dijo con falsa inocencia.
-Pues no, ya no pienso pasar por ti-.
Mire mi reloj, era muy tarde como para seguir escuchando sus tontas peleas.
-Bueno, hermanito, Killiam, me tengo que ir- me dirigí a la puerta
-¡Hey! ¿No vas a ayudarme?-.
-No- dije con una sonrisa, di media vuelta y corrí al ascensor, donde aún escuchaba los gritos de mi hermano pidiendo ayuda aunque lo máximo que hacían los demás trabajadores era soltar sonoras carcajadas.
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EL NUEVO MUNDO "La era de Bast"
General FictionDe la trágica tercera Guerra Mundial, surgió una nación, un nuevo mundo aislado de la ruina del exterior el cual se rige de una manera poco convencional. El calendario comenzó a contar desde su fundación. La familia Astaroth es el corazón de la nac...