𝐀𝐍𝐎𝐑𝐄𝐗𝐈𝐀 𝐍𝐄𝐑𝐕𝐈𝐎𝐒𝐀 ; Rubegetta

Terapia de familia 2.

— Rubén, Ana.

Volvió a saludar el doctor en la misma sala de la vez pasada, la de paredes marrones y alfombra acolchada.

— Buenas tardes. — saludó Ana.

Rubén no dijo nada.

— ¿Qué tal le ha ido a mi hijo? No he podido hablar con él ya que el señorito no contesta mis llamadas — hablo entre dientes mirando fijamente a Rubén.

Rubén ignoro la mirada, mantenía la cabeza gacha, ni siquiera respondió ya que sabía que todo lo que su madre decía, era cierto. Se la pasaba todas las tardes junto a Samuel, acostados en la cama escuchando música o en el patio, pero siempre estaban juntos metidos en su burbuja de amor, lo que provocaba que Rubén se olvidara del exterior.

El doctor miró a Rubén sonriendo: — Déjeme decirle que Rubén a mostrado mejorías en su alimentación-

— ¿Enserio? — interrumpió emocionada — Eso significa que ya puede salir, ¿cierto?

Rubén levantó la cabeza de golpe ante el comentario y sus ojos casi se le salen, no quería irse, aún no, quería pasar más tiempo con Samuel.

— No es lo que-

— Entonces — volvió su madre a interrumpir al doctor — Al menos puede ir estudiando un poco, ya sabe... para la universidad y eso.

— Señora, si bien Rubén ya ha mostrado mejoras eso no significa que ya esté listo para salir, ya que no sabemos si tendrá otra recaída, además, creo que no sería bueno en su condición presionarlo, ahora, con sus estudios para la universidad.

— Pero... Usted está diciendo que está bien, leer uno que otro libro no le haría mal, digo para que no pierda el ritmo. Esta todo el día en esa casa, haciendo nada con chicos que, en lo personal, no creo que sean buena influencia para él o para su futuro.

— Señora, eso es lo de menos, me refiero-

— Sí, entendí que debe mejorar pero repasar, no estudiar, no le vendría mal, leer en vez de estar haciendo sus dibujos extra-

— ¡Mamá! — se levantó Rubén de golpe y azotó la mesa con sus dos manos. — ¡Ese es tu único tema de conversación, que la universidad esto, que la universidad lo otro. ¿Alguna vez me has preguntado qué es lo que quiero? ¿Que es lo que a mí me gusta? ¿Qué tal si ni siquiera quiero ir a la universidad?!

Su madre quedó atónita, no sabía que responder o que hacer ya que Rubén nunca se había atrevido a alzarle la voz.

— ¡Pase toda mi vida intentando ser lo que querías! ¡Y lo único que sé ahora es que nunca voy a poder ser lo que quieres! — empujó su silla y se fue.

De nuevo nada iba a detenerlo.

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