¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐓𝐄𝐍Í𝐀 𝐔𝐍 𝐆𝐑𝐀𝐍 𝐏𝐄𝐒𝐎 en el pecho, no sabía si ir corriendo a buscarla o simplemente quedarse como estúpido ahí parado, no sabía que más hacer para que no se sintiera culpable, si con protegerla no era suficiente, entonces ¿qué clase de mejor amigó era? ¿Cómo cuidaría a la persona que le gusta?
Su labio inferior temblaba levemente, mientras que su rostro empezaba a mostrarse la tristeza y frustración que lo consumía completamente. Se sentía un inútil, no sabía qué hacer ni siquiera sabía como reaccionar correctamente.
Dejar que ella huya en vez de ir a buscarla como cualquiera haría. Pero no, estaba aquí estático, sin saber como reaccionar como siempre...
Su vista por un momento se nubló, pero lo único que hizo fue tragar duro y cerrar sus ojos por un segundo. Intentando esfumarse aquellas inmensas de llorar que lo invadieron de golpe como una ola dispuesta a arrastrarlo completamente.
── Yo también estoy de acuerdo con ella. ─sacándolo del trance que le había causado aquellas palabras de su Miyuki, el profesor agarró al chico de ambos hombros.── sé que mientes. Así que dime de una vez, ¿qué tiene que ver Miyuki? Por alguna razón los dos tienen la misma marca, ¿Acaso les iban a hacerle alg-...?
── Está bien, ¡está bien! ──dijo entredientes y logrando interrumpir al mayor, totalmente fastidiado, de tanta insistencia de su amiga como del mayor.── Incluso si Miyuki intente contradecirme un millón de veces no es su culpa. Y es lo único que diré, Sensei...
El mayor simplemente paso una mano por la punta de su nariz, frustrado, pero en ningún momento dejó de mirar a su estudiante. Lo analizaba, pero de igual forma parecía no ver más, siempre eran las mismas reacciones...
La actitud despreocupada del muchacho y la muchacha lograban irritar bastante al adulto por qué sabía que hacían eso para evitar molestarlo o simplemente fingir despreocupación cuando todo comenzaba a desmoronarse al frente de ellos.
Unos segundos en silencio, contemplando el rostro neutro de su estudiante como si no le importase absolutamente nada, como si hace rato, no se hubiera mostrado afectado ante su pelea con ella.
