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Sigues y sigues arrastrando esos trozos de cristal que están haciendo sangrar tus manos...
Sigues intentando olvidar aquellos recuerdos, pero aun así esos seguirán allí.
Vamos... De una vez cae ante la tentación...
𝐋𝐀𝐒 𝐌𝐀𝐍𝐎𝐒 𝐏Á𝐋𝐈𝐃𝐀𝐒 𝐃𝐄 𝐂𝐈𝐄𝐑𝐓𝐀 𝐉𝐎𝐕𝐄𝐍 estaban en el cuello de esa persona que hace unos segundos no mostraba indicios de miedo, pero ahora su mirada te podría demostrar superioridad ya no estaba, ahora mismo mostraba miedo y pánico. El aire de esa persona se escapaba, y el respirar le daba mucha dificultad por la presión que daba la joven en su cuello.
Con sus manos algo débiles intentó sacar las manos de esa chica, pero su fuerza se había debilitado y sus manos aparecían no tener tanta fuerza, con dificultad intento decir algo aunque la garganta de la joven desconocida le dolía como el infierno eso y no le impidió soltar aunque sea una pequeña oración.
━ L-lo s-siento... L-Lo siento, ya para... Por favor...━murmuró con dificultad, aunque no sintiera la pena y esas palabras, ella intentó aunque sea que esa chica soltará su cuello, pero no, no paso eso.
━ ¿... Lo sientes? ━La chica soltó una risita sin ninguna pizca de emoción, la contraria poso sus ojos en ella viendo que sus orbes inexpresivos, pero de superioridad casi sintiéndose reflejada en ella, en lo que una vez...━ No decías lo mismo hace unos segundos... Pero bien-...
━ Y-Ya... basta. D-Detente de una vez━La voz de chica se volvía entrecortada ante la presión presión su cuello.
━ Mi vida es una porquería, ¿y todo por qué? Viví un infierno día y noche en este estúpido lugar... ¿Y recién ahora tiemblas?━escupió con furia, mientras que la dureza en su rostro bajaba poco a poco dando permiso a las pequeñas lágrimas que se asomaban en sus ojos, no obstante, no se permitió flaquear... no frente a ella.
La puerta de esa habitación, o más bien, de ese salón fue abierta con brusquedad, dándose a ver a una silueta de un hombre mayor corriendo en dirección a donde estaban esas dos chicas, donde una arrinconaba a otra.
El hombre desconocido sacó las manos pálidas de esa joven al ver como los párpados de la contraria estaban a nada de cerrarse y por poco perder el conocimiento.
Al segundo, el hombre de cabello bicolor agarró de los hombros a la estudiante culpable, que no tenía intención de hacer notar su rostro, que tenía unos hilos de sangre en las mejillas, ya que seguramente antes de que pasara eso habían tenido una especie de pelea.
