Un fuerte y desagradable sonido hizo que despertara de mi más profundo sueño. Pegué un respingo y miré el despertador de la mesa. Suspiré y observé como Charlotte seguía perdida entre las sábanas.
-Lottie -le llamé. Solía llamar a mi hermana “Lottie”.
Me senté en el borde de mi cama y le di pequeños golpecitos en el hombro.
-Charlotte -volví a llamarle, esta vez más seria y continué dándole golpes- Tú lo has querido.
Me puse en pie y le quité las sábanas de un tirón. Siguió en la misma posición.
-Con que éstas tenemos...¿no? -saqué mi maleta de debajo de la cama y busqué mi lápiz de ojos. Cuando por fin lo encontré, le dibujé un bonito bigote y entrecejo- ¡Estás perfecta! -y pegué un pequeño salto sobre mis pies.
Guardé el maquillaje y cogí mi uniforme de la cama. Alguien llamó a la puerta.
-¡Sarah! -Sav se abalanzó sobre mí y me apretó fuertemente contra su cuerpo- ¿Qué tal has dormido?
-Genial -sonreí.
-¿Dónde está Charlotte?
-Pasa -abrí la puerta para que pudiera pasar, encontrándome con Aleisha. Entonces deduje que ella era su compañera de habitación.
Savannah rió fuertemente al ver a Lottie en aquella situación.
-¡Eres muy mala! -siguió riendo.
-Me hiciste lo mismo hace unos meses -habló Aleisha fulminando a Sav.
-Nada de comparación, lo mio fue mejor.
-He intentado despertarla de todas las maneras -suspiré- Supongo que podríamos bajar a desayunar y cuando despierte que se busque las mañas para encontrarnos, al fin y al cabo, ella ha sido la que ha querido quedarse durmiendo -asintieron ambas.
Cerré la puerta y me dirigí con las chicas al comedor.
-Sarah, se me olvidó decirte que hoy teníamos entrenamiento fuera -dijo Sav ajustando su falda.