CROWN. [Jay.]

v. Never Been Kissed

Capitulo cinco
Nunca habia sido besada.

"¿La bella y la bestia? ¿en serio?"

Una suave carcajada sale de los labios de la rubia y mira con inocencia al chico. Eran exactamente las seis y cinco minutos, y mientras ambos se habian sentado frente a frente en la mesa, Evie y Minho estaban al otro lado, hablando en voz baja. Elise y Jay ocuparon otra mesa disponible para darles privacidad, asi que ahora ambos estaban en un cubiculo común cerca de la sección de los sagrados diez. Los nueve cuentos de la corte. Cenicienta, La bella durmiente, la sirenita, Blancanieves, Mulan, pocahontas, Aladin, Rapunzel y Merida.

"Oye, teníamos que elegir una historia." Avisó, alzando ambas manos. "Ademas, es el mas facil por que me lo se de memoria." Se encogió de hombros.

"Bien." El chico bufó y lo tomo. "¿Lo leere yo o...?"

"Si, solo seran capitulos al azar. Comenzaremos con el uno ya que las preguntas son de ese capitulo. Tu lees, y yo apunto." Instruyó, y Jay asintió. "En voz alta y firme."

"Bien." Murmuró y aclaró su garganta. "Había una vez un mercader muy rico que tenía seis hijos, tres varones y tres mujeres; y como era hombre de muchos bienes y de vasta cultura, no reparaba en gastos para educarlos y los rodeó de toda suerte de maestros. Las tres hijas eran muy hermosas; pero la más joven despertaba tanta admiración, que de pequeña todos la apodaban «la bella niña», de modo que por fin se le quedó este nombre para envidia de sus hermanas."

Elise miro en silencio como leía el libro mientras tomaba notas sobre lo que las preguntas pedían y lo corregía de vez en cuando con los nombres o las palabras en Francés. O eso ocurrio la primera hora, pues a la siguiente ella simplememte lo miraba leer mientras escuchaba su voz. Nisiquiera sabía en que capitulo iba ya, y habia terminado lo necesario tiempo atras el trabajo.

Pronto Elise se vio enfrascada en las facciones del chico, las cuales eran iluminadas por la luz de la ventana. Sus ojos gatunos y obscuros, su nariz recta, sus labios pequeños que se movian al pronunciar las palabras y su mandibula marcada. Apesar de ser grande e intimidante, Elise se dio cuenta de que Jay tenia un rostro infantil. Bueno, que a sus dieciseis años no era un hombre, pero su rostro no encajaba con su anatomía. Era bonito, si, pero tenia un aire inocente y bonachón ahora que no mantenia el ceño fruncido y estaba tan tranquilo y concentrado.