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Capítulo uno Un buen comienzo.
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"No se mueva, Príncipe Ben."
La voz del hombre de canas que arregla el traje del futuro Rey, hace que la chica que esta dormitando en el sillón junto a la ventana abra los ojos con fastidio.
No era un secreto que Elise tenia serios problemas para dormir, pero no iba a entrar en detalles de sus estupidas pesadillas. Sin embargo, en lugar de disfrutar de su ultima semana de vacaciones, allí estaba ella, intentando dormir un poco mientras esperaba a que terminara la prueba de traje solo por que Ben estaba aferrado a que ella estuviera cada segundo de aquel dia a su lado.
Usualmente ellos eran muy unidos, pero el principe estaba particularmente pegajoso aquellos dias a la rubia. Y con razón.
"¿Debería decirles ya? ¿o debería esperar a la cena del viernes?"
El nerviosismo el palpable en su voz, y ella en seguida lo nota. Tal vez por que el no se molesta en disimularlo, o tal vez por que ella lo conoce muy bien. De todos modos, le contagia un poco.
"¿Por que no esperar a decirles cuando los hijos de esos rufianes ya estén pisando Auradon?" Cuestiona con sarcasmo. Escucha al chico reir, aunque aún con los nervios opacando su voz.
"Esa idea es tentadora." Murmura el, y luego suelta aire con aprensión. Elise se siente mal por hablarle de ese modo, pues usualmente no es asi con el, pero ambos estan pasando por momentos de estrés.
"Ben..." murmura enderezandose. El chico la mira y ella le sonríe con cariño. "Hazlo de una vez. Estoy segura de que tu propuesta va a sonar bastante arriesgada, pero apuesto a que ellos verán la nobleza en ella rápidamente, asi como yo lo veo." Asegura. "Tienes un punto señalando que ellos no tienen la culpa de lo que sus padres han hecho, y debes defenderlo. Es lo que un buen gobernante haría." Agrega.
"Gracias, Annie." Dice sinceramente. "Siempre sabes que decir, quisiera poder tener esa habilidad tuya." Confiesa. La peliblanca sonríe, arrogante.
"Es de familia." Le guiña un ojo y se levanta, merodeando por el cuarto. "No tengas miedo. Se que ellos van a aceptarlo, es decir, has tenido peores ideas. Estar con Audrey, por ejemplo." La falda de su vestido purpura se balancea contra sus piernas mientras camina por la habitación, desperezandose. Su cabello blanquecino descanza en su espalda en bucles desinteresados y un par de gafas obscuras estan cuidadosamente colocadas en su cabeza deteniendo si cabello hacia atras. El sueño sigue presente, pero sabe que es imposible intentar dormir.