¿Y SI LOS DEJO IR? (RESUBIDO) [C O M P L E T A]✔️

PROLOGO

¿CÓMO NOS CONOCIMOS?

El 19 de octubre de 2013 era mi cumpleaños número 12, siendo sincera ninguno se había sentido tan solitario como ese, no había recibido ni una miserable felicitación en todo el día, estaba sentada leyendo una revista de un programa de televisión, cuando tocaron a la puerta, me levanté y fui directamente a la puerta, pasé por el salón y vi que mi mamá estaba atendiendo una llamada, no le di la importancia y abrí la puerta, me encontré a Mia parada viéndome fijamente.

—vamos a jugar. — Propuso.

¿Eso era enserio?, ni un feliz cumpleaños por mínimo.

—mi mamá no me va a dejar salir. — Mentí.

Mia y yo sabíamos que eso era mentira, ya que mis papás siempre me dejaban salir, más de lo que deberían, pero no me quejaba por eso, en eso llego mi mamá por detrás

—¿Quién es hija? — Inquirió mi madre.

Luego vio que era Mia,

—Vengo a pedirle que deje salir a Riley un rato, para jugar. —  Explicó.

Ya sabía lo que mi madre iba a decir

—si claro, Riley ve a jugar un rato, no hagas que pierda la venida — Reprochó.

Y así sin más me toco salir a jugar, no voy a negar que al principio me sentía resentida por el hecho de que no se acordara de mi cumpleaños, no sabía en qué punto de la vida me había conseguido una amiga tan mala.

Pasaron como dos horas, ya se me había olvidado por completo que estaba enojada con Mia, estábamos jugando a escondidas, me tocaba contar a mí.

—¡...9, 10! — Salí a buscarla, lo bueno y malo a la vez de jugar en la calle es que podía estar literalmente en cualquier lado, y era difícil, caminé y pasé por varias casas, ni rastro de Mia por ahí, hasta que pase por una muy particular, la casa había estado desocupada los últimos meses, pero se veía que nueva gente estaba llegando, entonces de repente lo vi, estaba al otro lado de la calle, opuesta a su casa, y estaba con la cabeza entre las rodillas, a simple vista se podía ver que estaba llorando, y sin dudarlo me acerque disimuladamente a donde estaba, y me senté a su lado, levantó la mirada, encontrándose con mis ojos.

—No sé quién eres. — Soltó.

Okay, yo tampoco sé quién eres, pero se ve que necesitas a alguien

—¿cómo te llamas? — Fue todo lo que conseguí decir.

— Anthony. — Respondió.

Quiero saber que le pasa.

—¿por qué lloras? — Cuestioné.

Que sutil...

Me miro fríamente y se limitó a decir

—Eso no te incumbe. — Escupió, bueno eso fue grosero, y no me conocía en absoluto para tratarme así.

–Riley, ¿qué haces? – Volteé y me encontré con Mia mirándome ceñuda, me levanté y caminé hacia su dirección — y... ¿quién es él?. — Señaló al niño que estaba llorando, con hastío y hasta un poco irritada.

—Exactamente no sé quién es, pero está llorando. — Confesé.

Giré y camine de nuevo a donde estaba Anthony, me senté a su lado nuevamente,

—¿todavía tú?, ¿no tienes nada mejor que hacer? — Espetó.

— Oye yo sé que es estar triste, por ejemplo, hoy es mi cumpleaños y nadie se acordó de eso, y no sabes lo mal que me siento, pero por eso no estoy tratando mal a la gente que quiere ayudarme.

Anthony me miró, no pude descifrar lo que su mirada quería transmitirte

—¿tú crees que eso es algo triste? mi papá cumple un mes de muerto hoy y a ti te afecta que se olviden de tu cumpleaños. 

Bueno, definitivamente me esperaba de todo menos eso, lo único que logre decir fue:

—Perdón yo no sabía. 

Ahora sí que me sentía peor, que podía hacer, entonces si dudarlo le pregunte:

—¿te gustaría ir a mi casa?, y no se tal vez jugar un poco con Mia para que te distraigas un poco. — Pregunté, intentando arreglar mi estupidez de hace unos segundos.

Su madre llegó a donde estábamos nosotros.

—¿Quién es ella? — Preguntó, con un tono más afable que Anthony.

Anthony me miró y entonces entendí

—Me llamo Riley señora, mucho gusto, es que quería invitar a Anthony para jugar un rato y que vaya a mi casa, mi mamá hace unos postres deliciosos.

Bueno, es verdad, mi mamá hace unos buenos postres, solo que cada mil siglos, así que probablemente no los haría hoy.

Anthony volteo a ver a su mamé y ahí entendí qué, si le interesaba la propuesta,

—Pues no estoy muy seguro, pero me gustaría ir y conocer nuevos amigos, ya que no tengo muchos. — Su madre lo pensó por un tiempo y termino aceptando.

Mia, Anthony y yo nos fuimos directamente a mi casa, tenía mucha sed, y Mia igual, Anthony duro en silencio todo el camino, cuando llegamos a casa vi globos, dulces, regalos,
¡no se habían olvidado de mí!

Fuí y abracé a mi mamá con todas mis fuerzas y le agradecí por ese hermoso detalle, Anthony me miro con cara de confusión,

—Era sorpresa, por eso te saque a jugar. — Dijo Mia y Anthony solo asintió, no voy a mentir, no tenía muchos amigos entonces estuve con Mia, mi familia y Anthony, hasta logre sacarle una sonrisa, y desde ahí supe que sería parte incondicional de mi vida.

Pensé que el hecho de que yo hubiera nacido un 19 y su padre muerto un 19 iba a significar algo malo, pero Anthony un día me dijo:

"—¿sabes que es lo bueno de que hayas nacido un 19?, que, gracias a ti, esos días ya no son solo tristeza y malos recuerdos."

Desde eso día, empezamos a salir mucho, Mia y yo jugábamos con Anthony casi diario, hemos hecho de todo tipo de locuras, desde que a los 13 años duramos hasta las 12 de la noche jugando en la calle , sin importante que el permiso de mi mama fue hasta las 9, hasta la vez que a los 18 nos tatuamos sin permiso, recuerdo que fue el dia de mi cumpleaños, de un momento a otro nos nacio la brillante idea de tatuarnos todos juntos, mi mama estuvo a nada de ponerme una plancha en la muñeca, pero al ver que el tatuaje no era gran cosa, no lo hizo, ese día los tres nos tatuamos tres corazones, que hacían referencia a nosotros tres.

Anthony, Mia y yo somos el trio inseparable.

"Porque cuando esté lloviendo, tú podrás estar debajo de mi sombrilla"

Somos así, nosotros simplemente somos así, estamos para el otro cuando más lo necesita, nuestra sombrilla se encarga de bloquear la lluvia que atormenta al otro, y varias veces hemos demostrado que si somos así, que no solo decimos y prometemos estar con los demás en las buenas y en las malas, si no que realmente si estamos cuando nos necesitan, si nos esforzamos por sacarlo de la lluvia y resguardarlo.

Creí que sería así para siempre... Pero la vida me golpeó y ni siquiera lo vi venir.