VIII

62 7 0
                                    


Las clases con Snape, siempre eran una tortura mental, tenía que aguantar sus comentarios hirientes y la presión que el profesor transmitía, bien podría hacer las cosas mal y dejar de lado esa materia, pero no lo haría, en primera porque no se dejaría vencer, no lo dejaría ganar y en segunda, necesitaba esa materia para seguir sus sueños

— ¿Sabes algo? Me rindo – Katie se encogió de hombros y miró fijamente su caldero

— Siempre dices eso y al final, terminas la poción, todo mal, pero la terminas– la miró de reojo, mientras mezclaba todo suavemente

— No te burles– regañó su amiga

—Por qué son tan fanáticas de perder el tiempo? – Snape las observaba con severidad

— No pierdo el tiempo, solo no se cómo hacer la poción – Katie miró su caldero con el ceño fruncido – lo intento y no me sale

— Si prestara atención a mis clases, sabría prepararla – soltó con desagrado – pero parece que siempre está divagando 

Minerva se limitaba a mirar su propia caldero, no tenía ganas de pelear con Snape, era la rutina de todos los días y se estaba cansando de ello, para su suerte, cuándo el profesor dejo de regañar a Katie, se limitó a mirarla con desprecio y continuo revisando al resto de alumnos

Pero casi al final de la clase, mientras todos enfrascaban y etiquetaban sus pociones, Snape comenzó a bombardearla de preguntas sobre distintos ingredientes para otras  opciones, para su buena suerte, era cosas que había repasado hace poco, así que repondio todas de manera correcta

— Le encanta ser una sabelotodo, no es así?

— Ustedes preguntó, yo respondí, profesor – se encogió de hombros– si no quería respuestas, tan simple hubiera sido que se ahorrara sus preguntas

— Parece que la arrogancia la lleva en la sangre – la miró con desprecio

Apretó los labios para evitar responder y entrego su  frasco, saliendo con el resto de sus compañeros

— Ya decía yo que había estado muy pacífico toda la clase – susurro la pelinegra mientras caminaban al la siguiente clase

— Yo pensaba lo mismo, pero con Snape nunca se sabe

Llegaron al aula de transformaciones, Mcgonagall estaba muy entretenida leyendo algunos pergaminos, que parecían ser tareas de otros grados, ambas chicas se detuvieron antes de entrar, pues los chicos que antes ocupaban el aula, iban saliendo, eran Ravenclaw y Slytherin de segundo año, Minerva lo supo en cuanto vio a Adrian Pucey salir, una boba sonrisa se dibujó en sus labios cuando su mirada y la del chico se cruzaron por unos segundos, incluso, podría jurar, que el joven jugador de quidditch le devolvió la sonrisa

— Anda, vamos – su amiga la jalo por el brazo – se que te gusta y todo, pero no lo hagas tan obvio – murmuró

— Lo siento – susurro apenada

Ambas entraron al aula, que poco a poco se fue llenando.

*

Minerva odiaba las clases teóricas, odiaba solo escuchar y anotar, odiaba no poder practicar, así que dió permiso a su mente de divagar en diversos temas, primero pensó en el Slytherin, era guapo y según parecía, no jugaba sucio cómo el resto de su casa, también había escuchado que era un tipo amable y educado, lamentablemente, nunca había logrado cruzar palabra con el chico, así que se hizo a la idea de solo verlo a lo lejos y sonreír cómo idiota

Tras una rato pensando en eso, comenzó a analizar lo que Snape siempre decía sobre la arrogancia, según ella, no era nada arrogante y parecía que Remus tampoco lo era, aunque obviamente no sabía cómo fue de joven y mucho menos cómo fue Sirius y a decir verdad, ni Snape ni su padre le podrían dar una versión neutral de su juventud, pues estaba segura, que ambos darían versiones que los beneficiarán, así que decidió preguntarle a personas que quizá podrían resolver un poco sus dudas

Cuando la clase termino y todos comenzaron a irse, Minerva le indicó a Katie que debía hacer algo antes, así que su amiga se adelantó al comedor

— Disculpe, profesor – dijo una vez que todos se habían ido – puedo preguntarle algo? Es personal

La profesora la miró con interés, entrecerrando suavemente los ojos

— Claro señorita Lupin, si es algo que puedo responder, adelante

— Bueno, el profesor Snape, siempre menciona que mis padres eran arrogantes o cretinos, incluso a insinuado que era algo idiotas – susurro eso último– y bueno, quería saber, quien cierto es todo eso

— Bueno señorita – la profesora suspiro– sus padres era un grupo de amigos algo... especial, James Potter y Sirius Black vivían para romper las reglas, les encantaba hacer cosas que no estaban permitidas solo por diversión, era unos bromistas que a decir verdad, solo me hacian pasar corajes y aún así, sus calificaciones siempre fueron buenas, por lo menos en mi materia– se recargó en su asiento – por otro lado, Remus era más tranquilo que ellos dos, fue un alumno muy responsable y dedicado, lo convertímos en prefecto con la esperanza de que controlara sus dos amigos, pero no dió resultado, tal parece, que Potter y Black tenían un gran poder de convencimiento sobre él – la mirada que le dedicó la profesora claramente decía un "usted es prueba viviente de ello" – sobre su relación son el profesor Snape, bueno, siempre hubo una eterna rivalidad entre ambos, Snape fue y es un maestro para las pociones y excelente en los encantamientos, aunque en ocasiones fue alguien solitario, hubo muchos factores que llevaron a una eterna rivalidad entre ellos tres, debo admitir que en muchas ocasiones sus bromas eran demasiado pesadas, pero, podría asegurar, que ninguno de los involucrados era un santo

— Entonces, Sirius era un cretino?– pregunto nerviosa

La profesora parecía pensar con detenimiento lo que respondería

— Un poco si, pero tanto él cómo Potter, fueron madurando con los años

*

Había una clase que odiaba con todo su ser, que la hacía tener ganas de salir del aula y nunca más volver, Historia de la magia, era horrible, el profesor le daba sueño y hacia que no entendiera nada, para su suerte, no era la única, si miraba con atención, había varios chicos rayoneando sus pergaminos, otros hablaban en susurros e incluso, vio a un par durmiendo

Su padre ya antes le había contado algunos sucesos históricos, pero no demasiados, así que estaba forzada a internar prestar atención y retener todos los datos que fueran posibles, apuntaba todo lo que podía y siempre tenía el ceño fruncido, en ese momento envidiaba tanto a Katie, la cuál dormía plácidamente recargada en el escritorio

— Cómo logras prestar atención? – le susurro Cho Chang, de Ravenclaw

— Ni yo misma lo sé – gruñó suavemente – es un verdadero milagro permanecer despierta

— Lo sé, no sé cómo sobrevivo está clase, lo bueno, es que es la última del día

— Y que ya viene el fin de semana – asintió con energía

— Si, eso es genial, espero la tortura valga la pena

Ambas soltaron risita y figieron prestar atención

Realmente en el tiempo que llevaba en Hogwarts nunca había hablado mucho con Cho Chang, no por nada en particular, simplemente nunca se había prestado la oportunidad y ahora que la tenían, había descubierto que era chica agradable y divertida, también le gusta el Quidditch, aunque parecía que no tanto como a Oliver o Katie, aún así, tenía la esperanza de entrar al equipo.

Pasaron el resto de la clase en una interesante plática, que se convirtió en la promesa de estudiar historia juntas por si cuenta para no tener que prestar atención a Binns.

Los Lupin en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora