ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 1

434 64 144
                                    

La fiesta de graduación había pasado hace semanas ya. La borrachera y cruda ya no eran el problema el día de hoy, y ni hablar de alguna criatura sobrenatural que intentara matarlos. Incluso las inscripciones de aspirantes a la universidad ya habían concluido, y el examen de admisión ya había sido aplicado.

En una habitación con paredes color azul, al fondo de la casa de los Marcos, dos chicos se encontraban recostados sobre una gran cama con un edredón blanco. Joaquín apoyaba su cabeza sobre el pecho de Emilio, rodeándolo con una mano por la cintura. Emilio por su parte, sostenía un libro bastante delgado en sus manos, y estaba leyéndole a Joaquín.

-En el año de mil ochocientos noventa y nueve en lo que ahora se conoce como Oslo, la capital de Noruega, existió una chica llamada Agda. Ella no era la primera Lady, pero sí el primer hibrido del cual se tiene registro alguno -relata-. Lady Agda contaba con tan solo veintiún años cuando fue llamada para acudir al juicio de un joven brujo. Este había atentado contra un joven mortal, además de intentar hechizarlo para volverlo su esclavo, sin embargo, fue descubierto y por ello estaba en un juicio. Lady Agda determinó que el castigo por el delito del chico era equivalente a despojarlo de su magia y desterrarlo del lugar, ya que cualquier ataque de esa intensidad hacia los mortales era castigado de esa forma durante su reinado.

-Espera -interrumpió Joaquín-. ¿Eso es similar a lo que vivió Mon?

-¿Un juicio?

-Sí, por... dañar a alguien -respondió tímidamente Joaquín, arrepintiéndose de haber preguntado.

-Sí, mi hermana dañó a personas en el pasado junto con Kyle, pero ya ha pagado por ello y créeme, se arrepiente profundamente -respondió Emilio-. ¿Sigo con la lectura? -preguntó.

Joaquín asintió.

-Días después, Lady Agda fue convocada nuevamente, ya que el chico había regresado a Oslo y había solicitado reunirse una vez más con ella, pues consideraba que su castigo había sido injusto. Sin embargo, ellos no previeron que la reunión era una fachada para la venganza por parte del chico, quien logró infiltrar a la sala del juicio a los restos de un clan que habían intentado exterminar meses atrás, ya que eran responsables del asesinato del padre de Agda. Cuando el clan ataco su intención fue clara; ellos querían a Lady Agda -Emilio hizo una breve pausa en este punto-. Desafortunadamente, el lugar no fue protegido como solía hacerse, puesto que la mayoría del personal se encontraba en el otro extremo de la ciudad en una misión de rescate para el hermano menor de Agda, así que ella fue atacada sin gran dificultad. Desde ese entonces y hasta hoy en día se sabe que la mordida de un vampiro puede ser letal para la sangre mágica, pero que no es el único destino posible si no se actúa lo suficientemente rápido. Después del ataque a Lady Agda, se exterminó al resto de los vampiros pertenecientes al clan junto con el joven que había ideado el ataque. Al saber que no había nada más que hacer, sus discípulos prepararon una enorme cama con flores blancas esperando la inminente muerte de Lady Agda.

-Pero no murió, ¿verdad? -interrumpió nuevamente Joaquín levantando la cabeza.

-Define morir -replicó Emilio.

-Que tu corazón ya no lata.

-Bueno... su corazón dejo de latir por unos segundos, y luego volvió a hacerlo, pero con pulsaciones más lentas -Emilio tomó la mano de Joaquín y la colocó sobre su pecho-, como el mío -dijo esperando reacción alguna.

-Oh, entiendo -contestó Joaquín, mientras se recostaba nuevamente en su pecho-. Continua con la lectura -pidió.

-Su hermano mayor, un autodenominado doctor y unas cuantas personas más del lugar, estaban alrededor de su cama esperando el momento en que los síntomas de la muerte por veneno de vampiro se hicieran presentes: un ardor cuya intensidad varía según la cantidad de veneno en tu sistema, dolor muscular e intenso en el área lateral del abdomen, alucinaciones, y finalmente la muerte -continuó narrando-. Pero cuando la Lady dio su último respiro esto no significó su muerte. Unos segundos después sus ojos se abrieron revelando un intenso color lila en ellos, el cual rápidamente fue remplazado por el color verde de siempre. Todos en el lugar estaban perplejos, ya que nadie se había salvado de ese horrible destino. El hermano de Lady Agda dio un paso hacia ella, y ocurrió lo que nadie se esperaba: ella se abalanzó hacia su hermano y clavó sus enormes dientes en su cuello, matándolo al instante. Rápidamente todos intentaron pararla, pero era imposible. La razón por la que qued0ó alguien con vida para contar todo esto, fue que Lady saltó de la ventana y corrió adentrándose en el bosque que estaba espeso por la niebla. Ese día se le informó de la situación a toda la corte real, y bajo el argumento de que ella ya no era más una Lady, sino una enemiga de la sociedad debía ser atrapada y quemada públicamente.

¿Quién es Joaquín? - [Emiliaco] RESUBIDA SIN EDITARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora