𝕮𝔥𝔞𝔭𝔦𝔱𝔯𝔢 𝕺𝔫𝔢

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El sudor recorría insonoro y abundante por la frente del alto pelirrojo, marcando caminos humedos por sus sienes y mejillas hasta la cúspide de su mentón delineado, en donde se unían y caían al suelo o a su traje lleno de restos de plomo o simple suciedad que quitaba la pulcritud de su vestimenta.
Su mano enarbolaba su arma con certidumbre mientras se mantenia apuntando constantemente a las últimas cuatros personas que quedaron vivas y amenazaban con acercarse a hacerle daño, pero a pesar que estaba un poco despavorido no iba a doblegarse frente a sus enemigos, no cuando sabia que podía e iba a vencer.

- Pareces una perra asustadiza, Song. No puedo creer que fuiste tú quien se quedó con Dangereux. - dijo uno de cabello verde y rodó los ojos al terminar de formular aquel nombre tan privilegiado de la familia, el nombrado le miró sin inmutarse mucho por el insulto, por el contrario, soltó una carcajada que dejó expectantes y curiosos a los presentes, haciendo que bajaran la defensa y se miraran confundidos entre sí mientras murmuraban cosas inentendibles.

MinGi soltó una última risotada antes de disparar las últimas cuatro balas que quedaban en el cargador de su arma justamente en medio de la frente de sus contrincantes, haciendo que inmediatamente éstos cayeran al suelo igual de sucio o incluso peor.

- Si heredé la jodida familia es porque la merezco, imbecil. - MinGi respondió mordaz volviendo a su típica expresion seria y neutra, dejó caer el arma sobre el pecho del cadáver y salió del local sin cuidado de pisar los cuerpos inertes que yacían frente la puerta.

Suspiró mientras caminaba por las calles con las manos empuñadas, importandole poco el ser el centro de atención debido a sus vestimentas deplorables y su muy buen porte físico. Su mente divagaba en cómo había sido encontrado y emboscado por todos esos hombres enmascarados, los cuales sabían que él había sido el heredero prometido, lo cual le parecía sospechoso.
Comenzando a recordar lo que había hecho en la mañana para haber llamado la atención mordió su labio inferior en busca de concentración, frenó de golpe y miró sus manos sucias y nudillos cubiertos de sangre, propia y ajena, entonces maldijo con todas sus fuerzas al escuchar las sirenas de policía aproximarse al local naturista donde guardaba parte de la droga que distribuía y donde también se había armado la balacera. Por sus ojos se vio a él mismo tirando la pistola Browning 380 sobre uno de los cuerpos, recordando que todas las armas que poseía tenían las siglas de la familia y las propias en el costado, sin contar que el diseño era impecable y diferente a las convencionales; cuerpo plateado, gatillo y demás color rojo, justamente igual que su cabello.

Para cuando había caído en cuenta que la había cagado en grande ya se encontraba dentro de una camioneta de la familia y refugiado entre los brazos de SeongHwa, quien limpiaba el cabello rojizo del más alto y le abrazaba cuidando de no ensuciarse tanto, después de todo entre ambos siempre se daban ese tipo de gestos, desde que eran tan solo unos adolescentes hormonales y decidieron experimentar entre ellos, más sin embargo, nunca llegaron a algo más que "mejores amigos".

- Esta vez fué un poco difícil encontrarte, de no haber sido por JongHo ya estarías tras las rejas de esa jodida comisaría y siendo tratado como la mierda que eres. - le regañó SeongHwa aún sin saber el meollo del asunto.

MinGi negó mientras bufaba.
- El haberme contrado es nuestro menor problema por el momento, ahora tendremos parte de la policía tras nosotros y debemos pensar en cómo solucionarlo sin que la familia y la unión no tenga demasiadas repercusiones.

Ambos se miraron fijamente y se podía percibir la preocupación y presión palpable en el espacio suficientemente grande de la camioneta.

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𝕯𝐚𝐧𝐠𝐞𝖗𝐞𝐮𝖝 - MinJoong. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora