Capítulo 9.

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– Me fascina cuando tomas el control – dije después que sujetó mis manos.

– Te haré mi esclavo, entonces – respondió moviéndose deliciosamente en círculos.

– Hazme lo que quieras – encantado sería su esclavo– pero no me dejes – agregué.

Él sólo me sonrió, como deseé poder leer sus pensamientos, no tenía idea como lo había tomado, quizá no había sido el mejor momento para decírselo, pero tenía que asegurarle que no estaba dispuesto a que esto se acabara, que había algo más que simple sexo, algo más profundo que francamente me estaba dando miedo, porque eso era lo que sentía ante la posibilidad de no volver a verlo, de que en algún momento recapacitara y me mandara al demonio para seguir con su noviecito y no sabía si podría tolerarlo. Aceleró más sus movimientos y me apretó más fuerte las manos al llegar al orgasmo y después lo abracé fuertemente.

– De verdad eres maravilloso – susurré, quería que estuviera seguro de cómo lo percibía, aunque no había palabras suficientes para describirlo.

Un ruido hizo que se levantara rápidamente provocándome cierto vacío. Era un policía y mientras hablaba con él, yo me retiré el condón y después caminé hasta él, cuando se volteó, se sorprendió de tenerme tan cerca, comencé a delinear sus labios y se resistió, me argumentó que los policías estarían esperando que se fuera y le aclaré que no sabían que yo estaba con él.

Me pedía con palabras que me detuviera, sin embargo, no hacía nada para impedirlo, seguía dejando que lo fuera recorriendo con besos y caricias, hasta que le aseguré que pasaría mucho tiempo antes de que volviéramos a vernos, así que se rindió por completo, entonces lo besé apasionadamente, pero a diferencia de él, sin cerrar los ojos, quería ver sus expresiones, darme cuenta qué tanto estaba disfrutando lo que le hacía, era el primer hombre por el que realmente me preocupaba su completa satisfacción, incluso antes que la mía. Comencé a besar sus hombros y en automático se escucharon sus gemidos que me enloquecían, después lo coloqué sobre el escritorio y lo hice mío una vez más.

Estaba por invitarlo a cenar cuando su celular nos interrumpió, no pude controlar mi risa ante su grito de susto, se notaba que no hacía cosas prohibidas frecuentemente y me encantaba saber que conmigo se atrevía a todo, me miró un tanto molesto pero después su expresión cambió radicalmente y ahí supe quien lo estaba llamando, maldito inoportuno, sólo esperaba que le dijera que tenía un negocio que arreglar y no podía verlo para que así se fuera conmigo.

– Que sorpresa, en unos minutos bajo – lo escuché decir y mi ilusión se desvaneció.

Estaba empezando a odiar a ese tipo, ¿por qué demonios no se largó con su bebé?, precisamente hoy tenía que ocurrírsele jugar al noviecito bueno e ir por Jimin a su trabajo.

Él se arregló la ropa y después se puso a buscar el boxer que yo había tomado del suelo, yo lo miraba fijamente con mis brazos cruzados, él sólo atinó a levantar los hombros, ¿con qué esas teníamos?, yo me estaba convirtiendo en un completo idiota y él sólo me estaba usando para saciar las ganas que su novio no le satisfacía, entonces me negué a devolverle la prenda, esta vez, a diferencia de las anteriores, sí quería que discutiera con ese estúpido, aunque quizá ni se enteraría que él no traía ropa interior. Me ponía muy mal el hecho de pensar que lo tocara con las asquerosas manos con las que tocaba al otro. Jimin seguía suplicando que se lo devolviera, me impidió salir de la oficina y me venció el tono de su voz.

– Él te tiene completo, ¿qué más da que yo conserve esto? – acepté resignado.

– No, no me tiene completo y lo sabes, no te puedo dejar eso, al menos no hoy, otro día, te lo prometo, cuando volvamos a vernos, te daré otra cosa,  hoy, por favor. – dijo dándome esperanzas de nuevo, tenía razón, una parte de él me pertenecía sin que lo supiera y sin que pudiera hacer algo al respecto.

Ardiente tentación 2. [Adapt. Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora