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Esa pudo haber sido la primera vez que Jeno le besaba, más no fue la última.
A ese le siguió un segundo beso frente al dormitorio de Jaemin, un tercero al recogerlo la mañana siguiente, un cuarto al verle de nuevo después de sus clases, y luego otro, y otro más, tanto así que ya no recordaba cuántos de ellos habían. Y en cada uno de ellos, Jaemin se sentía como una dulce paleta de helado que se derretía bajó la luz de un cálido sol.

La primavera había llegado, y con ella traía la belleza de ver a las flores de cerezo florecer. Este era un evento del cual Na Jaemin jamás se perdería, a pesar de no poder ver claramente los fuegos artificiales al final del Festival, o apreciar el (según decían) color rosa de las flores de Cerezo, el quería asistir junto a Jeno.
Jeno obviamente no se negó a la petición de Jaemin.
Ya eran alrededor de las 4:00 p.m. y los rayos del sol no golpeaban con la misma intensidad. Jeno caminaba junto a su amigo Mark, ambos de camino a buscar a Jaemin y Donghyuck.

Los cuatro iban caminando al Festival, mientras Mark y Donghyuck no paraban de parlotear y pelear por cualquier idiotez , Jeno y Jaemin sólo iban silenciosamente tomados de la mano.

Jaemin admiraba el paisaje monocromatico, Jeno admiraba la brilleza que irradiaba Jaemin.

Durante su tiempo ahí, el grupo de jóvenes se la paso jugando y comiendo todo lo que los vendedores les ofrecían. El ambiente era ruidos y demasiado concurrido, pero ciertamente lleno de vida.

Para la hora en la que los fuegos artificiales fuesen desplegados, el sol ya se había escondido en su totalidad. Donghyuck y Mark fueron separándose lenta pero disimuladamente de, como ellos les llamaban, "la pareja de tortolos". Claro, ni Jaemin, ni Jeno se percataron de su ausencia.

Luces de varios colores flotaban en el cielo, unas personas gritaban maravilladas, los niños asustados lloraban por el estruendoso ruido. Jeno miraba con fascinación la expresión de cada uno de ellos. Luego volteó hacia Jeno. No mentía al decir que sus ojos literalmente brillaban, mientras tomaba fuertemente su mano.

Se acercó a su mejilla y la rozó con su nariz, luego susurró a su oído, — Aún no me lo has dicho. —
Sorprendido, pero confundido Jeno lo vio sonreír. — ¿Decir que? —

— ¡Lo que sientes Lee Jeno! —

— ¿Lo que siento? — ¡Claro! Incluso después de haberlo besado tantas veces jamás le había dicho a Jaemin que sentía por el. Avergonzado tartamudo,
— ¡Lo olvide! —

El pelirosa rió. — ¿Y bien? —

Ese nudo en su abdomen y garganta volvía a formarse, al igual que sus nerviosas manos transpiraban cual nube de lluvia.  — Esto es algo difícil, ahora que lo pienso no se como decir mis sentimientos en voz alta, pero hay algo que si puedo asegurarte Jaemin,  jamás me cansaré de ti. Tu sonrisa es lo mejor que he visto, y no ni hablar de tus ojos. Eres simplemente lo mejor. Tu traes color a mi vida.—

Ahora las mariposas dentro del estómago de Jaemin hacían su aparición. — ¿Color a tu vida? — Murmuró con los ojos llorosos. — Eso es lo mejor que alguien me ha dicho. —

Jeno sonrió, atrajo con delicadeza el rostro de Jaemin, limpió las escurridizas lágrimas que gritaban de sus bellos ojos, y finalmente besó sus dulces labios color rosa.

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⏰ Última actualización: Oct 09, 2022 ⏰

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