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Jaemin nunca había ido a la escuela. Cuando su madre se dio cuenta que su hijo había heredado la misma enfermedad que su abuelo, decidió que lo educaria en casa. Y así lo hizo. Hasta su tercer año de primaria, cuando su pequeño hijo de mejillas rosadas y regordetas le pidió que lo dejara estudiar un año fuera de casa.  Ahí conoció a un niño bastante imperactivo, un poco más regordete que el, con grandes y redondas mejillas de tez morena, llamado Lee Donghyuck o "Super Haechan" como el se hacía llamar. Eran inseparables, los mejores amigos.

Un día él y Super Haechan jugaban debajo de un árbol en el parque de la escuela, solían jugar en la sombra debido a que Jaemin se quejaba que la luz solar lastimaba sus ojitos. Unos chicos de grado mayor que ellos llegaron molestos. Amenazandolos que ese puesto les pertenecía a ellos y que debían moverse a otro lado. Ninguno de ellos se movió.

— No te preocupes Nana. ¡Super Haechan te protegerá de estos pesados! — Se posicionó frente a su pálido amigo, abriendo sus brazos con intención de protegerlo.

Ese día Jaemin y Haechan recibieron la paliza de su vida, los mayores los golpearon fuertemente. La madre de Jaemin llegó a recogerlos y se dedicó a curar el labio roto de su hijo y los hematomas del moreno. A diferencia de Donghyuck, Jaemin no lloraba. Sólo se mantenía callado. Observando el líquido viscoso y oscuro que salía de su rodilla raspada.

— Señora Na, lo siento mucho. Le prometo que cuidaré a Jaemin mejor la próxima vez. — Dijo el pequeño niño hipando, entre lágrimas. Se acercó a Jaemin, abrazandolo, y este limpió las lágrimas de su amigo. La mujer sonrió. Sintió felicidad al saber que su hijo tendría compañía.







[🌻]







Jeno había dejado su timidez de lado y le había ofrecido a Jaemin acompañarlo a desayunar en un café no muy lejos de la Universidad. Este había aceptado gustoso.
Ahora se encontraba frente a la puerta del dormitorio de Jaemin. Sus palmas sudorosas se escogieron formando un puño y tembloroso tocó la puerta frente a él. El chico de cabello rosado le abrió con una sonrisa.

— ¡Jeno! — Dijo sorprendido. —Aún no he terminado de alistarme, pasa. — El dormitorio era bastante pequeño, como todos los de la Universidad. A pesar de que un adolescente vivía ahí, el dormitorio estaba muy bien ordenado. Entró y tomó asiento en un pequeño mueble. Jaemin desapareció entrando a una de las habitaciones, parecía buscar algo desesperadamente. 

Su sorpresa fue cuando otro chico, mas o menos de su edad, de tez morena salió de la habitación. Parecía que recién se había levantado, pues llevaba puesto una pijama y su cabello estaba hecho un desastre. Sus ojos marrones y profundos se dirigieron a Jeno, quién le sonrió incomodamente.

— ¡Jaemin! ¡Hay un chico en nuestra sala! —

— ¡Yo lo invité! — Se escuchó la voz del otro chico que provenía de la habitación. El moreno no pareció tomarle mucha importancia, sólo lo ignoró y siguió su camino hasta la cocina. Abrió el diminuto refrigerador y agarró un carton que contenía Jugo de Naranja y ni siquiera se molestó en utilizar un vaso, bebió directo del cartón. Jeno se preguntaba qué relación tenía el de tez morena con Jaemin.

De pronto el pelirosa salió mostrando una cara de preocupación. — Haechan, ¿Has visto mis lentillas? No las encuentro por ningún lado. —

— ¿Ya buscaste en el baño? —

Jaemin asintió. Formando una línea recta con sus labios.

El moreno lo miró un rato, recordando donde pudo haber puesto los lentes de contacto. — ¡Ah! — Gritó victorioso cuando pudo recordar el lugar donde estaban. — Anoche dormimos juntos, es probable que estén en mi habitación. —

Jeno miraba la escena con atención. Cuestionandose nuevamente que clase de relación mantenía Jaemin con aquel chico. Su corazón se estrujo un poco al escuchar al otro decir que habían dormido juntos. Cuando Jaemin salió de la habitación del moreno traía consigo una pequeña bolsita rosada. Caminó hasta Donghyuck y se la entregó, quién sólo le sonrió.

— Tu nunca me pides que te maquille, Nana. ¿Vas a salir con alguien hoy? — Miró de reojo al chico sentado en su sofá. Y luego vio como las mejillas de ambos se tornaban de un color carmesí. Suspiró. Una mezcla de alegría y pánico inundó su cuerpo. Estaba feliz por Jaemin, pero no conocía muy bien a ese chico. Aún que la verdad, no pareció ser capaz de lastimar a alguien. Tenía una cara bastante adorable y sus ojos achinados parecían los de un perro.

— Nana, el tinte de tu cabello ya se está quitando. ¿Vas a quererlo del mismo color o quieres volver a usar un tono oscuro? — Sus manos eran firmes mientras maquillaba a su amigo. El chico lo miro confundido.

— ¿Qué color me dijiste que era? — Susurró.

— Es Rosado Nana. —

— Jeno, ¿Te gusta este color o debería pintarmelo más oscuro? — El aludido se sintió sorprendido cuando Jaemin le hizo aquella pregunta. — E-ese color me gusta. Te hace ver lindo. —

Donghyuck asintió, separándose de Jaemin pues ya había culminado de maquillar el pálido rostro de su amigo. Jaemin le dedicó una sonrisa a Haechan y luego giró su cabeza hasta ver a Jeno. — ¿Que tal luzco? — Su tono de voz salió más adorable que de costumbre, lo cual fue como si una daga atravesará el frágil corazón de Jeno. Aclaró con dificultad su garganta. — L-lindo. — Jaemin sonrió satisfecho con su respuesta. —¡Ya podemos irnos! —

Giró su cuerpo hasta quedar frente a Donghyuck y le susurró:

"¿De que color es mi camisa?"

"Amarilla."

"¿Luzco bien?"

Haechan sonrió. Le parecía adorable ver a Jaemin preocupándose por su apariencia cuando nunca lo había hecho.

"Estoy seguro que luces mejor que cualquier flor. Ahora vete ya con tu chico."

"E-el no es mi chico ¡Tonto!"









Flower Boy ➛ NoMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora