Capítulo 32

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Wilson, Carolina del Norte.
Residencia Lawrence.
1 de Agosto de 2017. 4 am...


Me encontraba sentada en el piso, los vómitos eran más frecuentes y me dejaban exhausta, mi cabello ya no brillaba, mi piel estaba pálida, mi cabeza dolía y un hilo de sangre seca adornaba mi cara, que por cierto debía ser terrible. No tenía ganas de dormir, era imposible conciliar el sueño.
Unos golpes en la puerta me sacaron de mis pensamientos y cuando levanté la vista los ojos de mi padre chocaron con los míos, sin hacer el más mínimo ruido se sentó a mi lado.

— ¿No puedes dormir Elí? —Al girar mi cabeza pude ver que tenía los ojos cerrados y copié su acción, como cuando era pequeña.

— No puedo padre.

— Se que duermes mal, te escuchó todas las noches y te entiendo, yo también duermo mal  —una lágrima resbala de su mejilla y tomó su mano—  tengo miedo de despertar un día y que... —tartamudea y abre los ojos— te hayas ido. No hay un día en que no deseé tomar tu lugar Elí.

— ¿Recuerdas cuando fuimos al campo y me enseñaste a usar el rifle? —mi padre asintió—. Que por accidente maté un pobre conejito y tú me dijiste que ellos iban al cielo de conejos. Y te exigí que me digas donde quedaba porque quería llevarles zanahorias. —lo miro y sonrió— Bueno, llegó el momento. Debo disculparme con el pobre conejo, es hora de llevar las zanahorias de la pequeña Poelí. —Una lágrima cae por mi mejilla y escuchó a mi padre llorar— no me iré padre, siempre estaré aquí. —con mi dedo señaló su pecho— Siempre que me busques estaré en tu corazón. Y quiero que mi hermana me encuentre allí también —cierro los ojos y abrazó a mi padre— todo va a estar bien.

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Nota de la autora: ¿Se dieron cuenta que la amistad de Poe y Alice es muy auténtica? Es como si fueran dos niñas en un parque, como si aún no hubieran crecido, la enfermedad sigue avanzando y con ella el amor, llegó el tan esperado primer beso de vuestros enamorados bajo las estrellas y por si no fuera poco sufrimos al ver como el señor Lawrence se aferra a su pequeña Elí.

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