Opuestos (Thorki)

Nuevos guerreros

 El portal nos dejó debajo de una especie de refugio con columnas de hielo que se alzaban hacia el cielo separadas entre sí por unos metros, formando un círculo con un techo del mismo material. El frío lograba calarme los huesos, pese a lo abrigado que estaba, y el viento congelaba mi rostro, mientras que Loki no parecía inmutarse ante esto, por el contrario, en su rostro mostraba una fascinación por todo el lugar, como si nunca hubiera visto algo más hermoso. Su sonrisa era simplemente encantadora. _ Ven. _ le dije con una sonrisa. Él se acercó y le quité las esposas. _ ¿Estás feliz?  _ dije con una sonrisa antes de que Loki se abalanzarse sobre mí en un fuerte abrazo, casi tirándome hacia atrás.

_ Gracias, Thor. _ dijo abrazándome más fuerte, abrazo que correspondí gustoso. Verlo sonreír como un niño era bastante gratificante. Mucho mejor al ceño fruncido en molestia que llevaba en su rostro cada vez que mi hermano se iba en una de sus excursiones en solitario. No conozco muy bien a Loki, pero por sus expresiones a veces tengo la impresión de que tiene sentimientos hacia Balder. Lo que no sé es si mi hermano le corresponderá de igual forma. Loki se separó de mí y sonrió. _ Extrañaba mi hogar. Ven, te mostraré donde vivo. _ dijo tomando mi mano, llevándome a través del hielo y la nieve. El viento helado que venía de las montañas alrededor daba justo en mi cara, congelándome el cuerpo, lo único cálido parecía ser la mano que Loki estaba sosteniendo. 

 Caminamos durante varios minutos y en todo el trayecto él no me soltó la mano. Eso me hizo sonreír por dos razones. La primera y principal, me moría de ganas por ver la reacción que podrá cunado se de cuenta de ello. Y la segunda, me parece un gesto bastante tierno de su parte. Lo seguí en silencio hasta que llegamos al comienzo de una enorme ciudad construida únicamente de hielo. Había edificios tan altos que podría apostar que llegaban hasta el cielo, literalmente. Las viviendas donde residían los Jotun no eran muy diferentes a las de Asgard, salvó por su altura y ancho. El resto tenía lo habitual; ventanas, puertas, entre algunos grabados simbólicos en los marcos de las puertas. Le pregunté que significaban esos símbolos a lo que respondió que significaban una de dos cosas. Guerra o promesa.

_ ¿Qué tipo de promesa? _ quise saber, a lo que él detuvo su andar y volteó a verme sorprendido. _ ¿Dije algo raro?

_ No... es solo... no pensé que te importara. _ <<Siento curiosidad>>, me justifiqué hundiéndome de hombros. _ Es una promesa de lealtad. _ fruncí el ceño en confusión y él cambió su tono a uno bastante serio. _ Cuando citas esas palabras y más cuando las transcribes en la puerta de tu casa, estás jurando lealtad eterna y ciega a otra persona. Ya sea un amigo, un amor, una pareja. Prometes mantenerte a su lado sin importar nada. Prometes volverte uno con esa persona. Un solo cuerpo y alma. Esa promesa solo lo han hecho dos personas por lo que sé. _ dijo dando media vuelta y continuando su camino hacia el centro de la ciudad, la cual no parecía mostrar indicios de vida alguna. <<¿Y quiénes son?>>, pregunté al notar que no tenía intenciones de decirme. _ Mi madre y su... enamorado. _ dijo y continuó caminando. Por el tono en el que lo dijo parece ser un tema sensible para él. _ Ella era mujer bastante hermosa, inteligente y una buena madre. Estaba perdidamente enamorada de un Jotun de linaje guerrero. Se estaban por casar hasta que Laufey la obligó a casarse con él y a tenerme. _ dijo con enojo disfrazado. _ Después de eso, mi madre se enamoró de Laufey e hizo la promesa de lealtad con él. Amor ciego e incondicional. Algunos piensan que si esa promesa la hace una pareja verdaderamente enamorada, serán felices para toda la vida y serán afortunados en su relación. Sin embargo, si una de las partes no cumple con dicho juramento, la maldición de la promesa recaerá sobre ellos con tragedia, sangre y muerte. Leyenda o no, mi madre murió por una enfermedad y su enamorado, quien también juró pero por ella, fue asesinado en unos juegos de destreza organizados por mi padre. Aún me pregunto si me madre murió por culpa de la maldición que recayó sobre ella por no corresponder los sentimientos de ese guerrero jotun o porque mi padre dejó de amarla.