𝘼𝘾𝙊𝙎𝘼𝘿𝙊𝙍 [𝚈𝚊𝚖𝚊𝙼𝚒𝚢𝚊]

4_Solo mío

Capítulo Cuatro

Hace un par de noches atrás...

Tumbado en su cama y envuelto en mantas, Yamada dormía plácidamente soñando con los angelitos.

Y a un lado de la cama había una figura masculina que estaba iluminada por la escasa luz de la luna llena de esa noche.

Las manos del intruso dudaron al principio en tocar el elusivo cabello despeinado de Ryū. Y en el momento en que sus dedos hicieron contacto, se enredaron rápidamente entre los mechones azules.

«Es tan sedoso» pensó apreciando al moreno que babeaba sobre el peluche que tenía la forma de un pan con yakisoba que parecía estar pidiendo ayuda con sus ojos.

Sintió frustración cuando su mirada se posó en los labios del moreno, quien tenía la boca semiabierto, quería besarlo. Negó con la cabeza, aun no era momento, poco después una pequeña sonrisa se forma en sus labios al escuchar murmurar entre sueños a Yamada. ⚊ Mamá yo también quiero torta de chocolate ⚊ babeo Yamada.

⚊Así que te gusta la torta de chocolate ⚊ susurro el encapuchado mostrando su brillante y blanca dentadura. Ya estaba planeando en su cabeza como entregaria la torta de chocolate a su lindo moreno.

"Mau Mau"

Comenzaron a escucharse maullidos y raspaduras al otro lado de la puerta de la habitación de Yamada causando que el moreno comenzara a moverse en su cama. El de ropas negras separa su mano del cabello de Yamada y rápidamente se esconde debajo de la cama.

Yamada, molesto y semi despierto, se levanta de la cama y a duras penas abre la puerta. Un pequeño gato negro con grandes ojos verdes entra a la habitación, moviendo su pequeña nariz rosada, olfateando por todas partes, parecía un pequeño sabueso buscando a su presa.

A Yamada no le importó el extraño comportamiento de su mascota y, le pareció algo normal, simplemente volvió a la cama cuidando de no tropezarse con las cosas que estaban tiradas en su desordenada habitación y cuando apenas apoyo su cabeza en la almohada quedó dormido.

El gato negro cuando capto a su presa bajo la cama, no dudó en meterse ahí abajo y el gatito encontro a un nervioso muchacho que ocultaba su identidad bajo un tapa bocas.

El intruso temió lo peor, pensando que ese gato empezaría a maullar para que despertar a su dueño y delatarlo, pero nunca imagino que sucedería todo lo contrario. Sorprendido, el muchacho acaricio la cabecita del gato que reflejo su carita contra su mejilla, ronroneando gustoso por el tacto y, estando atento a no hacer ningún ruido innecesario, salió debajo de la cama. El gato aun a su lado se acuesta en su regazo moviendo su cola de una lado al otro esperando a que le acariciara.

El encapuchado no dudó en acariciar al minino sonriendo por lo tierno que era. «Igual a su dueño» pensó con una sonrisa.

Y así es como llegamos a la actualidad, como todas las noches este minino lo acompañaba cuando venía de " visita" para ver dormir a su amado dragón de ojos azules.