Capítulo 21

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JAEHYUN

Después de mi charla con mi conejito, ambos nos fuimos a nuestra habitación, pero antes fuimos a ver el estado de Jeno, nuestro pequeño había estado inquieto al no vernos, lo tome en mis brazos y bese cada mejilla re gordita que adornaba su rostro, él solo respondía con sonrisas, definitivamente saco lo mejor de cada uno, después de un rato de pasar tiempo con el bebé, mi conejito se acercó para hacerlo dormir, verlos a los dos juntos me ponía el corazón contento y dentro de mi sabía que no merecía  nada de eso. No merecía tener la hermosa familia que tenía, pero estaba haciendo mi mejor esfuerzo y aun así no me sentía bien al tener a ambos ángeles en mi vida.

Después de un rato me encontraba saliendo del baño listo para dormir, mi conejito entro en la habitación y el ambiente se volvió incomodo, paso por mi lado y me subí a la cama. Dormí de lado, pude ver cuando todo el cuarto se puso oscuro y sentí el otro lado de la cama hundirse.

Al día siguiente me levante más temprano de lo habitual, una pesadilla había arruinado mi descanso, cuando abrí por completo los ojos, me sorprendí al encontrarme con mis brazos enredados en el cuerpo de mi conejito, con cuidado de no despertarlo me levante, fui a cambiarme de ropa y darme un baño. Al salir mi conejito se estaba estirando y frotando sus ojos

- Buenos días – definitivamente verlo despertar era una imagen sumamente adorable

- Buenos días, ¿Por qué te levantaste temprano? – responde con la carita medio despierta y dormida

- Lo siento si hice mucho ruido, si quieres puedes seguir durmiendo, iré a ver a Jeno y luego iré a ver si el desayuno ya está listo – salgo de la habitación evadiendo su pregunta

Como dije fui a ver a Jeno, el seguía durmiendo tan tranquilamente, era un angelito sumamente hermoso, con cuidado de no meter demasiado ruido me dirigí a la cocina para ver que el desayuno este listo, no faltaba mucho por lo cual fui a sentarme al comedor, le pedí a una de las empleadas que ayude a empacar las cosas de Jeno, hoy era el día en el que los amores de mi vida se marchaban y ni yo sabía si volverían. No sabía si habría otra mañana en la que me lavante junto a mi conejito y que en la habitación continua este mi hijo. Trate de poner mi mejor actitud, pero dentro de mí el impulso de querer obligar a que ambos se queden aquí estaba peleando con mi deseo de dejarlos ir. Quería encerarlos para que no me dejen, pero no podía y no debía hacerlo. El desayuno transcurrió de una manera normal, no saber si los volvería a ver a ambos de esa forma hizo que mis puños se aprieten y debo imaginar que tal acción no pudo ser ignorada.

- ¿Estás bien Jaehyun? – mi conejito se había preocupado

- Si me disculpan me retiro primero – me levante de la mesa y fui al baño de nuestra habitación. Moje mi rostro, este estaba rojo, di respiraciones largas para calmarme, unos toques en la puerta me distrajeron

- ¿Jaehyun? – la voz de mi conejito

- Ya salgo – me seque el rostro y salí. Mi conejito me miraba de arriba hacia abajo y me sentía incómodo - ¿Pasa algo? – veo como abre y cierra sus labios

- ¿Tú pediste que recojan las cosas de Jeno? –

- Si, si necesitas ayuda puedo mandar a alguien para que te ayude –

- ¿Tienes prisa en que nos vayamos de la casa? – su pregunta me acelero el corazón. Era obvio que no quería que se vayan, pero cuanto más tiempo pasaba más sentía que el deseo de obligarlos a quedarse crecía

- No, es solo que supuse que querías irte lo más pronto posible –

- Pensaba que sería bueno irnos después del almuerzo –

- Me adelante entonces, claro que pueden quedarse hasta el almuerzo, después yo te llevara a la casa de Gongmyung. Lo llamare para que aliste una habitación para ustedes en su casa – pase por su lado con ganas de escapar y que mi instinto de idiotez no me gane

- Jaehyun, yo puedo hacer… -

- Parece que deje mi celular abajo, voy por el –

Evite a mi conejito hasta el almuerzo, la mayoría del tiempo me la pase jugando con Jeno, mientras mi conejito recogía sus cosas, el almuerzo había sido más calmado, había llegado el tan horrible momento, tendría que dejarlos ir, cargaron sus cosas a mi coche, no eran muchas maletas, habían también unas cuantas cajas con los juguetes de Jeno.  Me subí al coche después de acomodar a Jeno, mi conejito subió de copiloto, cuando puse el coche en marcha mi fuerza de voluntad no parecía la misma, pensé más de una vez en dar la vuelta para que volvamos a casa, a nuestra casa, pero no debía y cuando llegamos a la casa de Gongmyung el peso en mi corazón se hizo más grande. Ayude a bajar las cosas, cuando todo estaba listo no pude despedirme de mi conejito, solo quería llenar de besos a mi bebé, este al separarnos se puso a llorar, mi conejito trato de calmarlo, lo distrajo para que ya no llorara, después de verlos perderse dentro de la casa, mis ojos comenzaron a  picar y después de tiempo, aquel sentimiento de perder todo se albergó en mi corazón. El mismo sentimiento que tuve después de perder a mis padres.

- Si quieres llorar deberías hacerlo – dijo Gongmyung que se quedó a mi lado – No siempre es bueno retener nuestros sentimientos –

- No sabes lo que dices –

- Claro que sí, aquel sentimiento de pérdida lo viví dos veces, el día que mis padres murieron y el día en el que me entere que mi hermanito había desaparecido – sus palabras me dieron un piquete dentro de mi corazón – Ahora sabes lo que sentí al perder a mi hermano –

- Tienes que cuidarlos mucho –

- A diferencia de ti yo te dejare verlos, las puertas de mi casa están abiertas para ti, puedes venir las veces que quieras  -

- No creo que deba, pero gracias – sin más que decir me subí al coche para regresar a casa

Al llegar a casa, no sentía lo mismo, sentía una gran soledad, subí a la habitación de Jeno, solo pude encontrar el peluche con el que dormía, lo demás estaba vacío, no habían sus risitas habituales, no podía sentir aquel olor a bebé que inundaba el lugar, con el osito a la mano me fui a mi habitación, en esta faltaban muchos detalles, no estaban los libros de mi conejito, las fotos, al abrir el armario solo pude encontrar una de sus camisas, aquella con la que había llegado el primer día, la soledad me había invadido de nuevo, me apoye en la puerta del armario mientras la fuerza de mi cuerpo me invadía llegando al suelo y después de tanto tiempo, me puse a llorar, de nuevo estaba solo, la segunda vez que estaba solo, los sollozos no dejaban de salir de mis labios, mi garganta quemaba, quería gritar, mientras gruesa lagrimas caían sobre mi rostro, solo me quedaban aquellas dos cosas de las personas que amaba, solo podía sostener aquellas dos cosas. Lo había perdido todo.

- Esta debe ser la segunda vez que te veo igual de destrozado – me di la vuelta con la vista nublada por las lágrimas que no dejaban de salir – ¿Alguna vez te dije que te ves feo cuando lloras? –

- Lo perdí todo – las lágrimas no se detenían y apoyaba más mi cuerpo hacia la puerta para poder sentir la seguridad de que algo me sujetaba

- No, aun no – podía ver la silueta acercarse hasta ponerse delante de mí y esta se puso a mi altura – Aun puedes recuperarlos –

- Johnny, ayúdame por favor – digo en medio de sollozos

- Tranquilo –

- Johnny, lo perdí todo, lo perdí todo de nuevo – mi corazón estaba siendo tan oprimido que mis lágrimas no dejaban de caer por el dolor y mi garganta me dolía por el nudo que estaba ahí.


DESPUES DE TODO… HABIA PERDIDO TODO DE NUEVO O ¿NO?

SOLUCIÓN | JAEDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora