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La casa Hargreeves siempre fue un lugar complicado para los 7 hermanos, más que un hogar era un internado en el que eran forzados a entrenar para algo que ellos no querían ni entendían.
Su soporte para poder seguir eran las relaciones que mantenían dentro de dicho lugar, ya que tampoco tenían permitido salir si no era para una misión.

El día de hoy los 6 niños acaban de regresar de una misión, sin embargo, su padre no se encontraba muy feliz, eso era normal pero ese día su insatisfacción era mayor y claro que había una razón.

La misión se había complicado ya que uno de los criminales, el cual poseía la información que necesitaban, había preferido suicidarse a entregar la información, y cuando Reginald le ordenó a Klaus que invocara al hombre y obtuviera la información este se negó a hacerlo, ya que tenía miedo; al parecer últimamente las voces de los muertos resonaban más fuerte en su cabeza generándole un terrible dolor de cabeza, un nudo en la garganta y una horrible sensación de angustia. Cabe aclarar que solo tenía 10 años.

Todos se encontraban en la sala, Luther y Allison estaban sentados uno junto a otro hablando entre susurros y riendo de vez en cuando, Diego estaba de rodillas con la cabeza recargada sobre el regazo de Grace hablando sobre lo que había hecho en la misión mientras ella acariciaba su cabello, Cinco y Ben leían cada uno un libro en completo silencio sentados en una silla junto al librero siendo acompañados por las melodías que eran tocadas por Viktor, y por último Klaus estaba sentado en el suelo con la espalda recargada en el sofa respirando profundamente ya que su cabeza dolía gracias a los gritos constantes de los fantasmas.
De pronto los pasos del padre de los niños resuenan en toda la sala haciendo que instintivamente los 7 infantes, dejarán de lado lo que hacían, se levantarán y formará una línea en orden a su número justo frente a líder de la casa, el cual solo se dedicó a verlos y con su característica frialdad e indiferencia hablo.
-Numero 4- pronunció, haciendo que el joven se tensará y dirigiera su vista al suelo -Te estoy hablando número 4-

-¿Si?- respondió Klaus con voz baja sin apartar la vista del suelo.

-¿Quieres decirme que fue lo que pasó en la misión del día de hoy?-

-Yo...- su voz era apenas audible para cinco, el cual estaba a su lado.

-¡Ya te he dicho que te pares derecho, habla alto y claro, y mírame al hacerlo!- el repentino cambio en la voz de su padre provocó que todos los niños se tensarán e hicieran lo que dijo su padre. Todos, incluído Klaus, estaban derechos y miraban atentos al dueño de la mansión, el cual se paró frente a Klaus y los miro esperando su respuesta.

-Yo tenía miedo- respondió el de ojos verdes.
-Miedo, ¿Miedo?. ¡Yo no te he entrenado para que seas un cobarde! Tienes suerte de que Número Cinco halla podido obtener la información para completar la misión. Eres una decepción Número 4-

Una vez dicho esto el mayor se dió la media vuelta y camino hacia la puerta de la sala, pero antes de salir hablo nuevamente - Apartir de mañana comenzarás un entrenamiento personal para deshacerte de tu cobardía-

El lugar se quedó en completo silencio, Diego y Ben miraban a Klaus, el cual, nuevamente, mantenía la cabeza agachada y temblaba ligeramente en su lugar.
Después de un par de minutos en completo silencio, el número cuatro de los hermanos se dió la vuelta, sin apartar la vista del suelo, y salió del lugar para dirigirse a su habitación.

Al llegar a dicho lugar Klaus cerró la puerta, recargo su espalda contra ella y se deslizo lentamente hasta quedar sentado en el frío suelo. Cerró los ojos, inhaló la mayor cantidad de aire que pudo y explotó en llanto, el cual trataba de callar escondiendo su rostro en sus rodillas, las cuales mantenía cerca de su pecho.
Lo había arruinado, lo sabía muy bien, hecho a perder la misión y puso en peligro la importante reputación de la Academia Umbrella. Se sentía muy mal y tenía miedo de lo que su padre le pudiera hacer. Claro que quería deshacerse del miedo que sentía, pero le resultaba imposible no sentir nada cuando cada día de la semana, las 24 horas del día había voces no deseadas en su cabeza, personas mirándolo, llamando y culpandolo por cosas que no hizo, y a todo eso agregar las heridas que muchos de ellos poseían y resultaban espantosas para el niño.

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⏰ Última actualización: Jan 05, 2023 ⏰

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