Demasiadas emociones.

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Kim aspiró con fuerza, el aroma aún se sentía muy débil, él había pasado por ahí, pero su aroma era apenas perceptible.
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-¿Vive aquí el mejor artista de París?-

Nathanael soltó todo el aire que había contenido. El héroe estaba recargado en el marco de su ventana con una sonrisa de medio lado.

-deberías calmar a tu bestia- dijo mirando al gato sobre la cama, Nath se levantó y cargo al felino para tranquilizarlo- Solo por hoy tendrás mi servicio completo de protección- dio un salto dentro de la habitación. Miro con atención la misma y se acercó para ver el boceto del lienzo.

-¿Protección? ¿Protegerme de qué?- dijo el Omega levantando la mirada para ver el perfil del rubio

Suspiró- Kim, fue akumatizado, y, bueno, creo que te está buscando- se agachó para tomar el lápiz que Nath había dejado caer con anterioridad.

Nathanael bajo la mirada, sintió como sus ojos se anegaron de lágrimas, un escalofrío lo recorrió y de pronto el miedo lo invadió.

-No te preocupes, eres difícil de rastrear, tu aroma es muy débil, incluso estando en tu casa- dijo Chat al sentir el cambio de humor en el aire. Si quería cubrir el aroma de Nath con el propio debía mantenerlo tranquilo.

Se agachó para poder ver el rostro del pelirrojo -no te va a pasar nada, yo estoy aquí, y te voy a cuidar ¿Si?- tomó una de sus manos mientras le extendía el lápiz, y de nuevo, ambos sintieron esa corriente cálida atravesando su cuerpo. Era innegable, hasta el más ciego se daría cuenta de que eran destinados.

Nathanael abrió los ojos al sentir aquello, y levantó el rostro, encontrándose con aquellos profundos y brillantes ojos verdes que estaban detrás de ese antifaz negro. La cercanía y el reciente sentimiento hicieron que sus mejillas se colorearan de un tenue rosa.

Adrián sonrió, pero rápidamente su sonrisa se desdibujó al ver la imagen frente a él, y de pronto fue consciente de lo que significaba aquello.

Una mezcla de enojo e impotencia lleno su pecho, enojo por ver el miedo en los azules ojos de Nath y la morada mejilla del Omega, que, ahora que estaba cerca podía apreciar la dureza del golpe, y sin ser muy consciente, paso suavemente los dedos por esa zona, alejando rápidamente la mano al ver la mueca de dolor en el rostro de Nathanael.

-lo siento- se alejó un poco, pero Nath tomo su brazo, él no quería que se alejara.

Y era eso lo que le ocasionaba impotencia, llevaba tanto tiempo esperando encontrar a su pareja, Dios, y ahora que la tenía no podía relacionarse con ella, debía alejar a Nathanael de todo ese medio, estar con el significaba tenerle una parte oculta de su vida, como portador tenía prohibido revelar su identidad.

Significaba un riesgo que el pelirrojo supiera de todo ello, de todo lo que se escondía tras la máscara.

Un leve gimoteo lo saco de sus pensamientos, el pelirrojo estaba llorando.

-No no no no no, por favor no llores- se acercó de nuevo, sentía el agarre del Omega en su brazo -no me voy a ir tranquilo- se levantó, y su instinto lo llevo a abrazarlo.

Los brazos de Nathanael lo rodearon y su cabeza quedó en su pecho, acaricio su cabello, susurraba algunas palabras para calmarlo.

Sentía la respiración irregular del chico, sentía aquellos pequeños temblores, sentía su miedo a través de aquel lazo que compartían. Sentía su temor.

Dejó salir un poco de su esencia, solo para ver si Nathaniel se calmaba y al mismo tiempo cubría su aroma.

Poco a poco el llanto que sacudía el cuerpo del menor se volvió casi imperceptible, Chat susurraba frases cortas para consolarlo, hasta que Nathanael lo soltó. Pero chat aún no lo hacía, sentía que si lo soltaba se desmoronaría.

OJOS AGUAMARINA [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora