Prólogo

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Nos encontramos ante el inmenso Multiverso, hogar de los diferentes universos alternativos creados por numerosos artistas entusiastas. Estos universos, también conocidos como AUs, se recogían en una gran esfera llamada Doodle Sphere donde un guardián llamado Ink los protegía. Se materializaban en pequeñas esferas de cristal y escondían grandes mundos dispuestos a ser descubiertos. Los AUs contenían los más grandes deseos de sus creadores. Serían ellos los que decidirían el futuro de sus creaciones. Pero, ¿cómo se concebían los universos? Muchos de ellos estaban creados a partir de sueños, esperanzas, ilusiones... Así como también habían AUs hechos a partir de oscuridad y de pesadillas que los autores vivían o soñaban y descargaban su odio contra ellos, formando universos de terror.

Un día un haz de luz apareció trayendo consigo a un nuevo universo alternativo. El guardián que ya había notado su presencia fue presto a explorarlo, sin embargo había algo raro en él. Para estar aún más seguro decidió llamar a uno sus compañeros guardianes para hacer hincapié en el asunto.

Por otra parte, dentro del nuevo AU conocido como Solarfall, la vida rebosaba por todas partes: verdes praderas, ríos cristalinos, árboles de colores pintorescos... se asemejaba bastante a un bosque encantado. En esa utopía convivían todo tipo de criaturas, tanto monstruos como humanos y llevaban una vida tranquila llena de armonía.

En el corazón del universo se alzaba el templo de los recuerdos, donde se guardaban las ilusiones y los recuerdos que impulsaron a sus creadores para crear sus mundos. Este santuario era vigilado por unos espíritus llamados "guardianas menores", Hipótesis y Metáfora quienes tenían asombrosos poderes como la manipulación de cristales mágicos.

Aunque eran seres poderosos tenían una característica que confundían a los demás, sus formas de niñas. Nadie sabe por qué adoptaron esa forma. Hipótesis y Metáfora estaban a cargo de dos pequeñas niñas de 8 y 6 años respectivamente. La mayor, llamada Miriam tenía la tez blanca, ojos verdes cual esmeralda y pelo rizado también verde como la suave hierba. La menor, llamada Nerea era más bien morena, tenía una rebelde melena rojiza como el fuego y unos ojos plateados que eclipsaban a todo aquel que los mirase. Estas dos chicas eran hermanas y jamás se separaban la una de la otra. El por qué las guardianas menores cuidaban de ellas era porque poseían almas de cristal y de alguna manera tenían conexión con el templo. Se sabe que estas almas son bastante poderosas y que solo algunos afortunados podrían tenerlas, por tanto era su cometido protegerlas bajo cualquier circunstancia.

Sin embargo, no todo era luz y alegría en Solarfall pues había zonas prohibidas consumidas por la oscuridad. Se decía que quienes intentasen aventurarse en sus fauces serían engullidos y no volverían nunca.

La Luz brilla entre las Tinieblas [EdC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora