Para ascender...primero debes morir y dejar tu humanidad atras. Eso le sucedio a Helli, y ahora se encuentra en un mundo totalmente diferente, sin familia, sin conocidos...en un mundo en guerra, casi sin humanos.
Un día...un día basto para que Helli terminara por completar su desconfianza en la natación. La primera razón fue que nadar realmente no era lo que ella esperaba, las practicas con Drakon habían sido algo tranquilo y básico, que simplemente era algo que requería de calma y tranquilidad para dominar la natación, pero no fue así. Aun estando relajada y en confianza, su cuerpo terminaba hundiéndose sin remedio y por más que movía las manos y pataleaba no conseguía mantenerse a flote y deslizarse como el resto de sus amigos.
A pesar de eso, Lanikai siempre se mostró paciente con ella. Le explicaba una y otra vez lo que tenía que hacer y cuando Helli fracasaba, ella simplemente se hundía para regresarla a la superficie y así evitar que se ahogara. La marea tampoco ayudaba mucho a la pobre Helli, Lanikai intentaba mantener el oleaje de la playa tranquilo, pero ni aun así Helli era capaz de ganarle al oleaje y a la corriente que generaban las olas. Si no se hundía, terminaba revolcada y llena de arena.
—Me rindo—jadeo Helli tirándose en la orilla—nadar no es lo mío y al parecer el mar tampoco quiere que nade en él.
—Vamos ya tienes un pequeño progreso, todavía no se pone el sol y ya comienzas a flotar...oh a no hundirte tanto, no te rindas ahora Helli—la animo Zoé.
—El océano es demasiado grande y fuerte.
—No te imaginas cuánta razón tienes en eso.
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Lanikai salía del agua estirando los brazos. La pequeña camino hasta ellas y se sentó a un lado de Zoé para contemplar el hermoso horizonte anaranjado.
—¿Que tanto conoces los secretos del mar? —pregunto Zoé curiosa.
Lanikai le sonrió pícaramente y volvió a hundir su vista en el horizonte. Sus ojos habían cambiado, ahora el iris de la pequeña era de un azul fuerte, casi llegando al tono azul marino. Se sacudió un poco la arena del cabello y respondió:
—Es abismal, he estado en la fosa de las Marianas y también he bajado en el abismo Challenger muchas veces...a mis ojos, es tan bello, hermoso y silencioso, un perfecto lugar para descansar del ajetreado mundo.
—La presión ahí es mil cien veces o quizás más que la de la superficie.
—Oh sí, no cualquiera puede bajar ahí, por eso me encanta, es como mi lugar privado.
—De eso no tengo ninguna duda, pero tu... ¡Tú lo platicas como si se tratase de salir a jugar al jardín!
Lanikai soltó una carcajada y empujo con la mano a Zoé, la chica casi termina encima de Helli, quien a pesar de estar escuchando no lograba concentrarse del todo la conversación, estaba algo agotada.
—Lo sé, no sé cómo le hago, pero la presión ahí no es nada para mí, además mis ojos pueden ver en la oscuridad del océano y tengo un sonar en mí que me ayuda a guiarme, ahí abajo puedo ver tan claro como te estoy viendo en este momento y lo mejor de todo, no soy el único ser vivo ahí abajo.
