8: Ante el Alto Consejo.

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Dejar Mykonos detrás fue algo triste para todos a bordo, en primera por la gente que sufrió en el ataque y en otra por las pequeñas mini vacaciones. Es aquella pequeña tristeza que se siente cuando debes volver de tus soñadas vacaciones a la oficina, o en este caso, a la guerra. Lanikai y Zoé, junto con los chicos dormían apaciblemente en sus asientos, pero Helli no podía conseguir cerrar los ojos.

Sus ojos estaban puestos en el suelo de cristal de la aeronave, contemplando de vez en cuando los puntos de luz de pequeños pueblos o ciudades tomadas por los Arcontes, al mismo tiempo su mente divagaba sobre el futuro que le aguardaba cuando aterrizaran. ¿Qué pasaría cuando conociera a Kumar? Y ¿Por qué había solicitado verla con tanta urgencia?

La chica alzo la vista y miro a Riccardi durmiendo tranquilamente en el asiento de enfrente. Quería despertarlo y bombardearlo con las preguntas que traía en su mente, o quizás el chico calmaría sus ansias con alguna de sus pequeñas pláticas, como lo había hecho hasta ahora. Helli se quitó el cinturón de seguridad y se puso de pie, pero después de dar el primer paso, se detuvo y simplemente se quedó ahí mirándolo. Se veía que estaba dormido profundamente. Helli lo pensó dos veces y creyó que sería egoísta de su parte despertarlo para llenarlo de sus preocupaciones, por lo que mejor volvió a sentarse y clavar sus ojos en el continente ennegrecido por la noche. A miles de metros debajo de ella.

La aeronave giro un poco y volvió a enderezarse después de unos minutos. La chica alzo la vista esperando que alguno de sus amigos se hubiese despertado, pero no fue así. Algo decepcionada, se cruzó de brazos y soltó un ligero suspiro. Un pequeño ruido se escuchó en la cabina y aquello le encendió el foco del cerebro. Se puso de pie nuevamente y camino hacia la puerta de la cabina del piloto y la abrió oprimiendo un botón. La cabina era algo compacta, los controles y el asiento del piloto se encontraban en medio y a los lados había espacio suficiente para que alguien más pudiese estar ahí.

— ¿Sucede algo?—pregunto de inmediato el piloto.

La voz del piloto la sorprendió y acto seguido, asomo la cabeza por la parte superior del asiento.

—Es solo que no puedo dormir y no quiero despertar a nadie ahí atrás, así que pensé en la única persona que no está dormida en este avión.

El chico bajo la cabeza y oprimió un botón del tablero. Se dio la vuelta y se puso de pie. Era alto, pasaba el metro ochenta, piel negra y de complexión fornida. Uniformado y de semblante amable.

—Me llamo Kalab—dijo sonriendo y señalando hacia un lado de la cabina—así que ¿Buscabas a alguien con quien charlar?

El chico abrió uno de los compartimientos y monto una silla provisional. Se volvió hacia Helli y se la ofreció amablemente con la mano.

— ¿Es extraño? —contesto.

—Sí, es extraño que un pasajero venga a conversar el piloto, o que no tenga con quien platicar y piense en el piloto.

—Soy...una Arconte poco común, me llamo Helli, por cierto.

—Es un placer, y por lo que han contado sobre ti, si eres poco común—Kalab se sentó y la miro sonriente—es algo interesante.

Helli también se sentó y le devolvió la sonrisa. Aunque arqueo la ceja llena de curiosidad. ¿Contado sobre ella?

— ¿Riccardi te conto sobre mí?

—No fue el, muchas tropas de los países bajos se enteraron de tu historia y de cómo te encontraron, la noticia se esparció como paja y luego lo que hiciste aquí en Mykonos—explico moviendo las manos—tu...tú le pateaste el trasero a ese demonio y le pusiste fin a su camino de destrucción, hay talento.

Despertar (Ascendant Saga/Libro 1)Where stories live. Discover now