Capítulo 22: El show de la familia Peña parte I

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No vi a Samuel hasta el viernes por la noche. Demián estaba encerrado estudiando para el curso de ingreso, por lo que se lo veía poco por el local y Samuel tenía que trabajar el doble para no perder la clientela.

Yo mantuve una distancia con Nina y ella lo notó. Intenté mentirle, me sentía idiota por eso, pero necesitaba acomodar mis ideas. Necesitaba no sentir celos de ella y de Samuel. El sábado por la mañana, Demián tuvo que trabajar en el lugar de Samuel, ya que ese mismo día tuvimos que emprender nuestro viaje por la ruta.

Tres horas en auto por la ruta, vimos algunas vacas y caballos por la ventana, escuché cantar a Samuel en Inglés Baby i love you de The Ramones.

Lo miró mientras él maneja mi auto, no me gustaba la idea de manejar en la ruta, siempre me dio algo de miedo ... Baby i love you, come on baby...

No canta para nada bien en Inglés.

I can't live without you ... I love everything about you

Él me mira ante mis risas. - ¿Qué? ¡Es un clásico de los Ramones! - suelta una sonrisa y vuelve su mirada a la ruta.

Él sigue cantando, solamente el estribillo baby I love you ,blowing in the heaven ... Baby I love, I love only you

Él besa mi mano dulcemente y me sonríe, siento que mi corazón también sonríe con él. Pero mi sonrisa se desdibujó, nunca me detuve a pensar que conocería a mi familia. Estaba segura que mi papá no asistiría, ya que estaba en algún hotel extravagante gastando sus millones con el cuerpo joven de Débora, casi virginal. Pero sí estaría mi mamá, lo que implicaba que este presente su locura y su repentina depresión, también estarían las tías chismosas y los primos idiotas que les gusta jugar al tenis y al rugby.

¿Samuel estará listo para conocer una familia de ricachones idiotas? ¿Una familia de empresarios? Desee con todas mis fuerzas que no se sintiera incómodo.

Él era un chico de barrio, lleno de tatuajes y yo ahora también era parte de imaginario social, que mi familia siempre miró con desprecio y repulsión. Solo ruego que salga todo bien y no me arrepienta de no decirle la verdad.

Llegamos alrededor de las once de la mañana. No conocía la casa de campo que tenía mi cuñado, Benjamín, él era una persona muy agradable y un buen padre. A decir verdad, se merecía el premio nobel a la tolerancia. Malvina era una bola de nervios y pura histeria.

No había autos estacionados, a excepción de una camioneta y el auto de mi hermana. Ella salió luciendo unos vaqueros oscuros, botas caña alta y un poncho color beige, lucía como toda una señora de campo, como le gustaba jugar a los ricos: estilo country, fino y pulcro.

Me sonrió y me estrechó entre sus brazos, era muy dulce, tenía que admitirlo, pero nuestra relación nunca fue la mejor por lo que siempre me mantuve a raya todo el tiempo. Siempre supe el motivo, el cambio brusco que tuvo su comportamiento cuando Carla murió.

Malvina ya estaba de novia con Benjamín, pero todavía vivía en nuestra inmensa casa, salía todas las noches, vaya a uno a saber por dónde iba y siempre volvía con su zapatos altos en mano y media boleada, si es que volvía. No le importaba para nada las peleas de nuestros papás, de mis ataques de pánico y mucho menos la sobredosis que había sufrido recientemente mamá por el exceso de pastillas.

Con el tiempo sus salidas nocturnas cesaron porque se embarazó, se casó de blanco en una playa privada con Benjamín, uno de los socios más joven de papá. En fin, ahora es una señora, aunque no pierde las mañas. En su mano rodea una copa de vino que se balancea amenazando con caer en mi swetter color beige.

Benjamín me saludó con un grato y alegre beso en la mejilla

- Estamos encantados que pasen el fin de semana con nosotros - Nos habló y lo sentí franco, estrechó la mano de Samuel, no sin antes mirarlo: vaqueros oscuros, remera con letras blancas en las que se leía The Ramones, arriba llevaba una camisa leñadora de lanilla sin abotonar, era color negra y roja. Samuel percibió su mirada, pero solo se limitó a sonreír.

Rompiendo cadenas I : InstintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora