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Su padre trabajaba de leñador por la tardes mientras que por las mañanas que son sus tiempos libres, le da a su hijo clases privadas el mismo.
En el pueblo no hay nadie que pueda enseñarle y si habría cobrarían muy caro.

Esta temporada no ah podido ganar suficiente dinero, era verano.
por algunas madrugadas ayudaba a los demás que iban de casa, se podía quedar con algo de lo que consiguen y con eso era suficiente para dos personas.

Sabía que no tenía el tiempo suficiente para su pequeño, pero hacia su mayor esfuerzo para que el pueda seguir adelante y tener un futuro asegurado fuera de la pequeña comunidad de mierda en la que vivían.
Sabía que no solo los menores se burlarían de el, todos ahí lo harían.
Se aseguró de dejar bien en claro que les haría daño a los dos únicos adultos que insultaron a su retoño si lo volvían a hacer.

–¿Ya se va?– y ahí estaba, parado en la puerta de su cuarto, alumbrando el puesto de la persona que alguna vez amo.

Siempre fue así de respetuoso con el, nunca le llamo papá. Tal vez por qué no ha demostrado demaciáda paternidad con el niño.
Y aun que supiera que ya era un adolescente, siempre lo verá como un crío.

–si, vuelvo en la noche, traeré la cena. Quédate aquí y no te acerques a los campistas de alado.– hablo mientras tomaba sus cosas para dirigirse a la puerta principal y después mirarlo –y ponte zapatos.

gαℓαχιαѕ єи тυ яσѕтяσ | FrededdyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora