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Capítulo 14: Silencio y oscuridad


Emito un quejido de dolor y aprieto los párpados cerrados.

La cabeza me punza horrible. Un latido infernal atormenta mis sienes cuando me muevo un poco y cobro conciencia repentina de que tengo la mejilla contra una superficie fría y dura. Me encuentro en una posición incómoda, y pronto noto que estoy en el suelo.

Intento abrir los ojos pero no logro hacerlo. Todo mi cuerpo pesa...

Mi boca está seca, así que relamo mis labios e intento incorporarme. El pánico comienza a abrirse camino en mi mente cuando no lo consigo y me doy cuenta que tengo los brazos atados por las muñecas y antebrazos tras la espalda; las piernas de igual manera, desde los tobillos hasta las pantorrillas. Entonces noto un roce alrededor de mis sienes: mis ojos están vendados también. No puedo ver, no puedo moverme... Estoy completamente indefensa y a merced de quien sea que haya hecho esto.

El corazón se me acelera aterrorizado al rememorar la camioneta. Alguien, un hombre, salió de ella y luego... No recuerdo con exactitud qué fue lo que sucedió a continuación para dejarme inconsciente.

¿Me golpeó?

Otro latido especialmente fuerte cruza mi cabeza y me hace apretar los dientes.

No, no fue eso.

Él... me cubrió la boca y la nariz al tiempo que tiraba de mí hacia el vehículo. Sí, eso fue. Recuerdo intentar arañarlo, pero su otro brazo me tenía bien sujeta a su torso. No pude verle el rostro puesto que estaba bien camuflado en la oscuridad que proporcionaba el callejón. Pataleé y traté de gritar detrás de su mano, intenté tomar aire para inflar mis pulmones que comenzaban a quejarse por la falta de oxígeno, pero no lo logré. La oscuridad me absorbió a mí también poco más de un minuto después.

Fue solo un minuto el que tomó para someterme por completo.

Sesenta segundos para que mi vida diera un giro de ciento ochenta grados.

Intento enderezarme una vez más utilizando mi hombro, sin embargo vuelvo a fracasar. Dejo escapar un gemido lastimero. Aunado al dolor que siento está un terror tan profundo que nunca antes había sentido, al caer en cuenta que he sido raptada.

Me han secuestrado.

¿Por qué? ¿Qué he hecho yo?

Un débil sollozo atraviesa mis labios.

Nunca pensé que podría verme en una situación así. Es de esas cosas que uno siente que jamás van a sucederle, que solo se ven en las noticias o que le sucede al hijo de la amiga de la vecina, pero... al parecer no es así. Me ha tocado estar en el lugar incorrecto, en el momento equivocado.

Debí tener más precaución, debí...

Si tan solo hubiera...

El hubiera no existe.

Comienzo a respirar con dificultad al pensar en lo desesperada que estará Julia al no saber de mí. Probablemente llegue a culparse por mi desaparición.

Y Dorian... ¿qué pensará él cuando se entere?

¿Me buscarán?

¿Me encontrarán con vida?

No quiero ser una chica más desaparecida.

No quiero ser una mujer más muerta.

No quiero salir en las noticias y que digan que yo me lo busqué por la manera en la que vestía, o porque salía a fiestas y me gustaba tomar de vez en cuando.

Cautivado [A #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora