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Capítulo 17: Confundidas


Dorian está preparando comida para ambos. No sé de dónde ha sacado los víveres, pero supongo que pudo haber ido por ellos en una de las tantas veces que he caído dormida. No sé qué me pasa, pero llevamos dos días aquí y no he podido dejar de dormir. Creo que empiezo a sufrir las consecuencias de la espantosa experiencia. Soy como un bebé. Despierto, como, duermo, y el ciclo se repite.

Él me ha ayudado a ducharme también. Tengo las extremidades tan débiles que no soy capaz de enjabonarme ni tallar mi cabeza. Soy una muñeca de trapo todo el tiempo, me siento vulnerable y muy avergonzada, pero increíblemente él se ha encargado de mí.

Sus manos han sido suaves al lavarme el cuerpo, se ha comportado como todo un caballero, aunque sea difícil de creer. Sus dedos mágicos y gentiles masajeando mi cuero cabelludo y aclarando el champú se han sentido como la misma gloria a pesar de que mi cuello no tiene la fuerza para sostener mi cabeza y debo mantenerla siempre apoyada en alguna superficie. De preferencia la pierna, el pecho o el hombro de Dorian.

Él siempre está ahí. Sin ser invasivo, sin ninguna intención sexual.

Llega un punto en el que incluso llego a sentirme tan bien cuidada que mis ojos se llenan de lágrimas sin poder evitarlo. Desde que lo conozco, siempre tuve la esperanza de compartir este tipo de momentos cotidianos con él... pero definitivamente no en estas circunstancias. Siento un gran vacío por dentro al notar que Dorian no me cuida así porque de verdad me quiera, sino porque se siente culpable.

Está en cada mirada que me da, en cada palabra, en cada toque.

Culpa y lástima, mezcladas en un cóctel doloroso.

Fijo mi vista una vez más en su espalda. Rememoro el último momento en que lo vi antes de que me encontrara en ese almacén. Recuerdo haberle dicho que era hora de soltarlo. Siempre pensé que sería lo suficientemente fuerte para soportar sus secretos, que sería especial, como esas protagonistas de películas y libros... pero ahora me doy cuenta de que no es así.

Lo que Dorian guarda es grande, peligroso, y va a acabar conmigo si continúo esperando que cambie.

Una mujer no puede cambiar a un hombre por más inteligente, buena y hermosa que sea. No importa cuánto dé ella en una relación, al final es decisión de él decidir qué hacer, si continuar igual o dar otro rumbo a su vida.

Me ha tomado tanto tiempo darme cuenta de que no soy yo la insuficiente, nunca lo fui. No es mi culpa, no hay algo mal conmigo, sino con él.

Soltarlo fue y seguirá siendo la mejor decisión.

Estoy convencida de ello.

Cuando termina de cocinar, apaga la estufa y gira a verme.

—Está listo, ¿te sirvo?

—Sí, por favor.

Le veo sacar un par de platos de quién sabe dónde, y servir pasta en ellos. Con un gesto de la cabeza, me pide que me acerque a la mesa donde ambos tomamos asiento y disfrutamos de la comida.

—Está buena —aseguro para romper el silencio.

Dorian sonríe apenas, cansado, sin despegar la vista del plato. No ha probado bocado. Solo está ahí sentado, moviendo la comida de un lado al otro con su tenedor.

El silencio se vuelve incómodo.

—¿Estás lista para volver?

Su pregunta me toma por sorpresa, por lo que doy un respingo.

Cautivado [A #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora