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Como lo prometido es deuda, me encontraba yendo a la mansión Myoui, yo sola esta vez, debía contarle el proceso de "deportación" más detalladamente.
Dahyun se quedó en la casa con Hiriko, no estoy segura de que van a hacer pero seguramente cosas de abuela, que a Dubu le encantan.

Mina vive relativamente cerca, por lo que el recorrido es corto. En el camino me encontré a varios conocidos, algunos más amigos que otros, me saludaron como cada vez que me ven, cordialmente.

De todas formas esto no tiene importancia, ya estaba en la puerta de la casa de Mina, me había olvidado lo grande que es, tantas cosas hemos hecho dentro de esas habitaciones, cantidad de juegos incontables que pudimos disfrutar, qué hermosa la niñez, hasta tal punto.

—Te estabas tardando.

—No me imaginé que me ibas a estar esperando detrás de un pedazo de roble de dos metros, ansiosa.

—Impuntual.

—Perdón por ser sociable.

Suspiró, ya acostumbrada a mis vagas respuestas, agarrándome del brazo me jaló hacia adentro, pero sorpresivamente fuimos directo a su habitación, querrá privacidad.

—Tranquila, que no estoy disponible.

—Mmm, no te preocupes.

Mala.

—¿No me ofrecerás ningún bocadillo?

—Sana, son las 2 de la tarde, mi instinto me dice que acabas de comer, pero si quieres te traigo algo.

—Bueno, me conoces bien, empecemos con esto.

Le volví a contar todo lo que tiene que hacer, mientras ella anotaba, para no olvidarse de nada, realmente no quería cometer ningún error.

—¿Y le preguntaste a Chaeyoung si quiere venir?

—La verdad que no, pero no creo que se vaya a negar.

—Entiendo, pero si te dice que no respetas su decisión ¿Bien?

No me miró.

—Mina.

—No quiero perderla.

—Si te quiere no lo harás, pero nada de constreñir.

Asintió de mala gana.

—Te digo en serio, vivimos juntas los años necesarios para que pueda leerte los pensamientos.

—Bueno.

—Sé que cuando quieres algo, no paras hasta que lo consigues, y amo tu determinación, pero aquí tendrás que ser más comprensiva, su situación no es fácil.

—Está bien, ya entendí.

—Mejor, ahora cuéntame de ella.

Con suma emoción, Mina comenzó a hablarme sobre la chica que la tiene loca, se le notaba la emoción en la cara, y sus ojos desprendían felicidad, la describió como si fuese un poema. Me encanta verla así.

—Oye, ¿Sabías que Momo ya volvió?

¿Y esto cuándo pasó?

—¿Y cómo es que recién me entero?

—Porque si te contaba antes hubieras ido corriendo y esta charla no hubiera existido. Volvió ayer.

—Bueno, tienes razón.

Por fin vamos a reencontrarnos las tres, después de tanto tiempo, ya había pensado que nuestros caminos se habían desviado, cada una con su vida, encuentros de pura casualidad, pero parece que no, magníficas las vueltas del destino.

Culpable de amarte || SaidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora