"No te aferres al enojo, daño o dolor. Roban tu energía y te alejan del amor—Leo Buscaglia.
Pase mis manos por mis muslos, nerviosa, ansiosa, en pánico, me daba miedo estar enojada, no tener el control de lo que estaba sintiendo o pensando.
—¿Y si me vuelvo una mala persona por estar enojada?—pregunté alarmada—No me gusta estar enojada—podía sentir como mi voz temblaba al hablar.
—¿Puedo saber por qué?—Mara me miró expectante, esperando mi respuesta.
Los recuerdos volvieron, nunca supe cómo lidiar con mi enojo, con mi enojo hacía Diego, hacía mi cuerpo, hacía todo.
—Me lleva a hacer cosas de las que luego me arrepiento—admití.
—¿Qué clase de cosas te llevaban a hacer el enojo?... ¿gritar? ¿no hablar con nadie? ¿no soportar a los demás?.
—Lastimar—respondí apenas terminó de hablar, casi interrumpiendo su voz.
—¿A otras personas? ¿Tenías miedo de lastimar a otras personas?—preguntó.
Caminé hacía un espejo colgado en una pared, me observé por unos segundos, recordando todo el daño que me hice—A mi misma—gire mi cabeza para enfrentar a Mara—Me lastimé.
—Imagino que estás hablando de una herida mental, sentimental.
—No—negué—Heridas físicas—ella se quedó callada, mirándome sin decir nada, así que hablé.
—Desde los doce años nunca estuve conforme con mi cuerpo—intenté retener las lágrimas y acaricié mi muñeca derecha—Mis padres se enteraron y me llevaron al psicólogo, me ayudó con el pánico aunque muchas personas decían que solo era para llamar la atención. La ansiedad siempre me hacía malas pasadas, pensaba que la gente no me quería, que todo sería mejor sin mí—dije, respire hondo—Una vez que me recuperé, años después de superar todo eso , conocí a Diego, cuando me di cuenta que estaba enamorada de él comencé a tratar de ser más perfecta—volví a sentarme en el sillón entrelazando mis piernas una arriba de la otra—En algunos momentos dejé de comer como lo hacía antes, tomaba mucha agua, hacía ejercicio...Cuando dejé de verlo fue cuando comenzó todo, recordé las noches encerrada en el baño llorando, las noches comiendo de más para luego vomitar, las veces que miré mi reflejo y me odié—me tome unos segundos para limpiar mis lágrimas con los puños de la campera—Hice demasiadas cosas para lastimarme, pero me di cuenta tarde que también estaba lastimando a mi familia. Fue... Fue difícil dejar esos hábitos, pero lo logré, cada día dejaba de lastimarme menos.
Mara suspiró, sin saber que decir—No sabía que habías pasado por eso —respondió comprensiva.
—Y si nunca lo dije era obvio que no ibas a saber—hablé sarcástica.
—Cuando te lastimabas, ¿en qué pensabas?—preguntó.
—Pensaba en que no era suficiente para nadie, solo eso, me sentía culpable por no ser lo suficientemente perfecta.
Mara se acercó y se puso de cuclillas frente a mí—Heather, estabas buscando una perfección que no existe—habló con dulzura.
—Lo entendí tarde, cuando mi familia sabía lo que había hecho.
—No lastimaste solo a ti misma...
—A todos.
—¿Estás enojada por eso? ¿por lastimarte a ti misma?—me preguntó mientras me dedicaba una mirada con pena.
Odiaba que me miraran de esa manera, como si fuera una niña de cinco años que está perdida en algún lugar del mundo, toda asustada y chiquita. Bueno.. tal vez si estaba asustada, pero sabía lo que había hecho y el porqué estaba aquí.
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Heather: Después de todo (TERMINADA)
Teen FictionUnas cuantas horas de terapia no parecen ser bastantes para ayudar a Heather a salir adelante, pero si quiere olvidar lo que sufrió, deberá aceptar el reto y salir adelante.