Capítulo 6

100 15 13
                                    

¿Qué es la tristeza? ¿una sensación de decaimiento? ¿infelicidad? ¿desánimo? ¿desilusión? ¿depresión?

Todo es tristeza.

Y así me sentía en ese mismo momento sin hablar, sin mirar a Mara, mi vista estaba fija en el vaso de agua medio lleno.

Toqué mi colgante, todavía recuerdo cuando me lo obsequió.

Toqué mi colgante, todavía recuerdo cuando me lo obsequió

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Feliz cumpleaños—susurró en mi oído.

Maldecí a las mariposas que revoloteaban en mi estómago cuando él estuvo cerca mip.

—Gracias—hablé nerviosa. Me entregó una caja roja con un listón blanco—No hacía falta, ya es demasiado con tu presencia—sentía mis mejillas arder.

—No es nada—dío dos pasos hacia adelante para enfrentarme y con delicadeza abrí la cajita.

Era un collar con una mariposa.

—Vi que les habías sacado una foto cuando lo viste el otro día en el shopping y lo compré cuando te alejaste—dijo sonriendo.

—Es hermoso.

—Lo son—dijo mirándome.

Por un segundo pensé detectar un brillo en sus ojos. Puso una de sus manos en mi rostro, acarició mi mejilla y pasó sus manos alrededor de mi nuca. Comenzó a acercarse más y más. No me moví esperando el beso. Como siempre, tenerlo cerca me hacía sentir débil, sumisa. como si estuviera entregada a él totalmente. Sabía que debía decirle que se aleje, pero tenerlo tan cerca hacía que hasta olvide el poder de mi voz. Su mano detrás de mi cuello aumentó su agarre y fue ahí cuando sentí un tirón en mi cuello, pude ver la sonrisa de Diego, satisfacción.

—Ahora me puedes devolver esto—miré su mano y allí se encontraba la cadenita que él mismo me había dado ese día en la playa.

Pensé que había significado algo.

Pero no.

No sabía qué decir ni menos que hacer, él solo me miraba esperando que haga algo, quizás que le grite, que me queje o quizás que me largue a llorar frente a él. Una vez más me sentí estúpida por esperar algo que no pasaría jamás en la vida, siempre me decía a mi misma:

Debes dejar de caer en sus estupideces.

Pero no podía, me sentía fuerte y poderosa cuando Diego estaba lejos aún sabiendo que cuando lo tenía cerca él tenía el poder de hacer lo que quisiera.

Había caído otra vez en su juego y lo mas triste, es que era tan idiota que aún no me daba cuenta de las cosas.

Había caído otra vez en su juego y lo mas triste, es que era tan idiota que aún no me daba cuenta de las cosas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Heather:  Después de todo (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora