En el que Ainhoa es desvirgada por Auron en Fame al ritmo del dembow (hot) II

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El sonido del dembow retumba en mi cabeza según entramos, todas mis amigas profieren un grito de alegría y yo hago como que me divierto. Nos dirigimos a la barra y ellas se piden unas copas mientras yo me siento en una banqueta mientras consulto mi móvil. Mierda, aquí dentro no hay cobertura. De repente noto una mano en mi hombro y me giro siguiendo el brazo al que está unida.
-¡Hey! ¿Qué pasa chavala? ¿Todo bien? ¿Todo correcto? ¡Y yo que me alegro!
No me lo puedo creer, Auron, el mismo Auron está aquí en Fame y me ha saludado. ¿De verdad se acuerda de mÍ?
-Ainhoa, ¿verdad?- dice mientras se sienta en una banqueta contigua a la mía. 
-Sí... ¿Se puede saber qué haces tú aquí?
-No, perdona -replica- ¿Se puede saber que haces tú aquí?
-Mis amigas -respondo- que de algún modo entendieron que quería venir a esta discoteca por mi cumpleaños.
-¡Ostras! ¿Es tu cumpleaños? ¡Felicidades! -dice dedicándome una sonrisa-. Bueno, supongo que lo justo ahora es que te diga qué hago yo aquí. Pues la verdad es que he perdido una apuesta.
-Comprendo- respondo, y la verdad es que no sé qué más decir.
-Bueno -continúa él- la verdad es que me he acercado a darte esto, te vi entrar antes por la puerta y te reconocí al instante, pensé que te haría gracía -dice tendiéndome un palo luminoso.
Lo cojo, y me lo introduzco en la boca a la vez que imito a la chica del vídeo y Auron se ríe. Se despide de mí pero me dice que por favor nos veamos antes de que nos vayamos.

Paso un buen rato en la barra con una copa en la mano que baja lentamente. Esto de que no vendan alcohol no me hace mucha gracia, necesitaría una bunea dosis en sangre para poder soportar este infierno. Se me vuelve a acercar otro niño de 15 años y los vuelvo a apartar. La verdad es que desde que conocí a Auron solo quiero un chico como él, con pinta de adulto que se niega a crecer, sonrisa sincera y pelo rebelde. Que huela a jabón y a dulce sudor almizclado de hombre, ese olor que me recuerda al sexo. Solo puedo pensar en Auron.
De repente se acercan mis amigas y me abrazan. Andrea se levanta el vestido y se saca de entre las piernas una petaca.
-Llevo puesto un liguero y en la parte interna del muslo la he llevado escondida -me explica-. Toma bebe un poco -dice mientras me llena la copa.
-¿Qué es?- pregunto mientras la apuro de golpe.
-Absenta- responde con una voz felina mientras me mira fijamente a los ojos.

Estoy bailando en la pista, en el centro, encima de la tarima. No sé por qué, a mí el dembow no me gusta, pero no puedo evitar que mis piernas se muevan, que mi culo se contonee. Sentir manos en mis nalgas hace que quiera bailar cada vez más y más. No sé cuánto tiempo llevo así, ni cómo me llamo, ni qué día es, ni qué hago aquí. Solo sé que quiero bailar y bailar hasta caer rendida.
Noto una mano que tira de mí y me caigo de la tarima, no encuentro a mis amigas y un niñato de 17 años me empieza a meter mano mientras me susurra guarradas al oído. Yo... me dejo llevar, no sé por qué, pero llevo días más caliente que una candela y necesito contacto con un chico y este no es tan feo, creo. 
-¡Déjala en paz!- oigo una voz varonil que se me acerca por la espalda y que aparta al chico de mí.
-Tranquilo, colega- dice el chico mientras se va.
-Ten cuidado Ainhoa -la voz se mueve alrededor mío- te estaban sacando fotos. -Y empieza a alejarse.
Instintivamente alargo el brazo mientras me doy la vuelta y agarro el hombro de Auron. Le acerco hacia mí.
-No soporto esto -le digo en un susurro agachando la cabeza-, ayúdame. Por favor. 
Noto como las piernas comienzan a fallarme y los oídos me empiezan a pitar, todo me da vueltas y tan solo veo luces, sé que me voy a caer, pero los brazos de Auron me agarran a tiempo y evitan que impacte contra el suelo.

Lo siguiente que noto es agua en la cara y el frío suelo de las baldosas del baño en mi espalda y piernas. Abro los ojos y lo primero que veo es a Auron encima mía.
-Menos mal que has despertado -dice abrazándome-, me tenías muy preocupado.
Me reincorporo poco a poco y noto que el alcohol poco a poco comienza a irse de mi cuerpo. 
-Lo siento Raúl -su nombre real sale de mí sin esperarlo si quiera-, no sé qué me ha pasado. Yo no soy así, de verdad. Siento que hayas tenido que presenciar esto. Supongo que me estaba agobiando porque odio este sitio, mi amiga me ofreció alcohol y no pensé que me fuera a afectar tanto...
-Ainhoa, no te preocupes -me corta mientras me coge la cara con las manos, arrodillado a mi lado-, lo he hecho con todo el gusto del mundo, de verdad. Si te pasara algo no me lo perdonaría jamás. No he dejado de pensar en ti desde el día que te vi en aquella feria. Te vi desde que entraste en la sala, ni siquiera cuando me pediste una foto. Irradias luz allá donde vas nena, eres una persona especial y tienes un efecto en mí que no había experimentado nunca antes con nadie. Sueño contigo cada noche, y cada día despierto y me maldigo por no haberte pedido el número de teléfono. Pero cuando te vi entrar por esa puerta, tan guapa, tan tuya, tan ausente. Cuando vi que por fin, mi sueño se había hecho realidad, todo cambió Ainhoa. Pensarás que soy un idiota pero...
No le dejo terminar la frase. He escuchado todo su discurso boquiabierta pero por fin he reunido el valor para plantarle un beso y desmotrarle que yo siento extactamente lo mismo. Nuestros labios se juntan primero en un pico inocente que da paso a un beso ávido que pide que nuestras lenguas se encuentren e invitan a sus dientes a atrapar mi labio inferior entre ellos.

Auron me pone de pie sujetándome por los hombros y me apoya contra el lavamanos. Seguimos besándonos con pasión y sus manos bajan por mis brazos hasta llegar a mis manos, las toma con cuidado y las dirige a su espalda. Las deja ahí y yo las bajo poco a poco y las guío hasta debajo de su pantalón vaquero. Mientras él, con las suyas comienza a acariciarme la cara, baja por el cuello y comienza a tocar mis pechos, primero por encima del vestido y después introuciéndolas por el escote hasta llegar a la piel desnuda. Una de ellas se queda ahí mientras otra baja por mi costado, mi cadera y se aventura a rozar mis muslos, primero de forma delicada y luego con firmeza. Comienza a dirigirse hacia el interior y poco a poco se acerca a mi sexo. Auron juguetea unos instantes con la goma de mis bragas de Peppa Pig y no puedo evitar que un gemido se escape de mi garganta.
Mis manos poco a poco rodean su cuerpo y llegan a su entrepierna, desabrochan los vaqueros caídos y dejan al descubierto una erección que no se notaba con ellos puestos. Mi mano entra dentro de su calzoncillo de Spiderman y comienza a acariciar su pene. 
Raúl baja mis braguitas con cuidado y empieza a juguetear con mi clítoris cuidadosamente. Un gruñido sale del fondo de mi garganta y apresura el ritmo. Me acerco a su cuello y muerdo levemente la unión con su hombro mientras acelero la masturbación. 
-Nena... necesito estar dentro de ti.
-Necesito tenerte dentro- respondo.
Se lleva las manos a los bolsillos y saca una moneda de dos euros que introduce en la máquina expendedora de condones que tenemos al lado (bendito Fame y su guarreo). Lo rasga con cuidado, aparta mi mano y se lo coloca.
Me aparto levemente justo cuando comienza a tantear mi entrada con sus manos. 
-Deberías saber algo -comienzo a hablar- yo aún no he... ya sabes... que soy...
-Tranquila nena, seré bueno- dice mientras me alza por la cintura apoyando mis nalgas en la repisa del lavamanos.
Sigue tocándome hasta que me relajo y comienzo a humedecerme. Mientras sigo acariciándole suavemente con el condón puesto para que no pierda la erección. Seguimos besándonos en los labios, en el cuello, en el pecho...
-¿Estás lista?- pregunta.
-Para ti, siempre- respondo.
Y ayudándose con la mano comienza a penetrarme suavemente, sin introducir el pene del todo. 
-Si te duele, avísame- me dice. Pero como respuesta solo obtiene un gemido.
Con una segunda embestida consigue colarse hasta dentro de una vez haciéndome arquear la espalda y poner los ojos en blanco. Vuelve a salir. Se oye la música de la pista amortiguada y con otro golpe de la canción viene otra penetración, coordinándolas con el ritmo de esta sigue durante un rato. 
-Nena, me voy...- susurra en mi oído.
Yo no soy capaz de responderle, tengo todo el cuerpo erizado y no me sale la voz. Duele, pero el placer es increíble, su olor, su piel, sus labios. Auron y yo. Juntos. Como en mis sueños. 
Se da cuenta de que a mí aún me queda para llegar y comienza a acariciarme con frenesí. Una, dos, tres embestidas más y la canción acaba, y con ella nosotros llegamos al orgasmo casi a la vez. Con un par de penetraciones más descarga del todo y sale de mí. Me abraza y noto cómo su erección baja lentamente. Se aparta, se quita el condón y lo tira a la papelera de uno de los servicios. Yo me giro y me coloco las bragas mientras me miro al espejo y abro el grifo para lavarme la cara e intentar que vuelva a su color normal y abandone este rojo postcoital. 
Raúl se acerca por detrás con los pantalones y abrochados y me recoloca el vestido, apoya su pecho en mi espalda y me pasa los brazos por la cintura. Me besa en el cuello con ternura.
-Ha sido increíble nena, eres única.

Voy sentada en el asiento del copiloto del coche con la ventana abierta y los pies en el salpicadero. Marina conduce ya que es la única que no ha bebido, detrás Andrea y Sofía siguien cantando y bailando. Yo miro el paisaje, ausente, ajena a todo. Feliz.
-¿Te lo has pasado bien?- me pregunta Marina.
-El mejor día de mi vida- respondo con una gran sonrisa. Y tal y como prometí no estoy mintiendo a mis amigas.
Miro el móvil distraida y veo que tengo un WhatsApp de un número que no tengo agregado, lo abro y lego el mensaje: "¿todo bien? ¿todo correcto? ¡y yo que ya te echo de menos!". No recuerdo haberle dado mi número. No respondo. Todavía no. Aún no asumo que haya ocurrido. No me quiero hacer ilusiones, no sé si Auron y yo podremos empezar algo. Raúl y Ainhoa. Puede que esté soñando, puede que sea la absenta que queda en mi cuerpo. Puede que sean tantas cosas y puede que no sea nada. Pero decido esperar a mañana para responderle y no quitarle la magia a este momento en el que estoy en las nubes y nada ni nadie puede hacerme bajar de ellas, ni siquiera él, que ha sido el que me he a alzado, puede hacerme bajar.

Mi gordo y loco diarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora