El viaje hacia el parque de atracciones fue un tanto silencioso. Al parecer, Kido había convencido a Fudo para que dijese las menos barbaridades posibles por el bien del sistema nervioso del rico, aunque todos sabemos que esa tranquilidad no duraría para siempre.
Entraron al recinto los tres, pero era una combinación poco vista: un señor de mediana edad con apariencia millonaria, un chico con unas gafas bien raras pero vestido de marca y un marginal oculto en un buen traje. Sí, el típico modelo de familia feliz que se ve en lugares como este.
El padre de Kido les ofreció un mapa con las atracciones que había en el sitio, y Fudo señaló directamente a la casa del terror.
—¿Estás de broma? —Preguntó el de gafas arqueando una ceja.
—¿No? —Le respondió el semi-delicuente.
—Pues no me hace ilusión ir ahí, eh.
—Hay tiempo para todo, elegid otra cosa y dejáis esa para el final. —Propuso el mayor al ver el desacuerdo de los dos chicos.
Aunque no lo pareciese, a Kido le iban las emociones fuertes (menos las que hacían que la policía te siguiese), así que propuso la montaña rusa. Obviamente el padre del joven no se montaría, así que se quedó fuera esperando. Tras una breve cola, ambos subieron a sus asientos y se pusieron los cinturones de seguridad.
—Kido, nunca imaginé que te gustarían estas cosas. —Se burló Fudo, pero sin malas intenciones.
—Ya, últimamente estoy descubriendo que me gustan... ciertas... cosas, sí, que nunca me habría imaginado.
—¿Oh? ¿Cómo qué? —Preguntó levantando ambas cejas, le había dado hasta curiosidad.
—Pues como-...
No pudo seguir, acababan de llegar a una caída y el ambiente se llenó de gritos. Kido se mantuvo de brazos cruzados como el genio que es, no le teme a nada y, por otro lado, Fudo levantó los brazos disfrutando con el niño oculto que tenía en su interior.
Pronto finalizó el trayecto, y los dos bajaron, atravesando la salida para volver con el adulto.
—¿Qué era eso que me ibas a decir, Kido?
—Nada, nada. Luego te explico. –Respondió moviendo la mano, restándole importancia.
Era evidente que el de la coleta no quería hablar de aquello con su padre delante, lo que hizo que el marginal se encogiese de hombros.
Prosiguieron con la noria, sí, aquella rueda enorme en la que podías ver casi toda la ciudad. Pero Kido no contaba con que su padre sí fuese subir a aquello. Eso significaba otro interrogatorio para los dos.
—Padre, pensé que temías las alturas. —Intentó sacar un tema de conversación.
—Y me dan miedo, pero mientras no mire hacia abajo, todo bien. —Ante esa respuesta, obtuvo un suspiro por parte de su hijo.
—Claro, claro. —Apoyó el otro.
—Fudo, ¿qué quieres ser de adulto? ¿Qué vas a estudiar? —Aquí comenzó la ronda de preguntas, Kido hizo un facepalm mental y rezaba porque no metiese la pata el otro.
—Pues... Sinceramente, no lo sé. Nunca me he puesto a pensarlo.
—¿No te gustaría ser empresario?
—Jaja, no. Son unos ca-... —Iba a decir un insulto, pero la cara de Kido le frenó de decir barbaridades, el adulto era uno de esos. —Son unos caballeros muy amables, pero no quiero ser uno. –Había algo de sarcasmo en sus palabras.
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『️Urban Love.』️ || Kido x Fudo || Inazuma Eleven.
FanfictionJusto comenzaban las vacaciones de invierno para todos los estudiantes, incluso para aquellos de la escuela más prestigiosa de la ciudad como a la que asistía Kido Yuuto. Lo que él no se esperaba es que fuese a conocer a un marginal, pero en los pl...