capítulo tres

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Wei Wuxian estuvo encorvado por todo un día, estaba tan adiestrado por la fuerza del látigo recorriendo su cuerpo, que el dolor pulsante en su espalda era insignificante.

Apenas despertó, el discípulo salió corriendo en busca del líder de secta para emplear sus órdenes. Wei Wuxian fue arrastrado al pabellón donde los antepasados de Jiang Cheng descansaban.

Las placas de madera con los nombres grabados verticalmente se escondían entre el humo desplegado por el aire.

A su lado, estaba un caldero humeante de cenizas y por debajo de sus rodillas la almohadilla.

Deseaba con todas sus ansias inmortalizarlo en una fotografía, esta reverenda muestra de respeto hacia los difuntos. También por los alrededores del pabellón colgaban unos cuantos adornos con detalles sublimes y la colocación de todos los artefactos estaban alineados sin dejar nada fuera de lugar, era tan meticuloso en cada defecto, algo que Wei Wuxian solo había visto en los museos

Se abstuvo a dejarlo ir en un suspiro en medio de su inminente predicación de enmendar sus errores. Sintió un pesar al hacer algo que tenía que ser hecho por el verdadero protagonista y no por un impostor

Wei Wuxian se confesó todo de nuevo en su mente, las quejas que se arremolinaban en su mente y toda la sangre caliente llenó sus labios pálidos, predicaba de vez en cuando pero no era devoto, en medio de su vigilia recordó trazos de la novela

Había leído la escena que pasó después de que todos en los túmulos funerarios, cayeron ante una treta.

¡No podía dejar de pensar en ello mientras tenía que estar brindando los respetos!

Estaba aquí sentado, siendo sujetado por el látigo Zidian custodiado por tres discípulos que en su perspectiva, era inútil tener vigilancia por la poca fuerza en un cuerpo sano, ahora dañado profundamente, era aun más inútil planear un ataque suicida.

El día finalizó. Jiang Cheng con los brazos cruzados estaba de nueva cuenta en la esquina del marco de la puerta, inspeccionando al hombre inclinado

La humedad entremezclada de sangre y el ungüento medicinal que no se terminó de secar aún manchaba la túnica por encima. Wei Wuxian fue despojado de las amarraduras, su cuerpo nunca se había sentido tan liviano en mucho tiempo

- Líder de secta. -

Jiang Cheng hizo un ademán con su mano apático.

La doncella realizo una venia y se abrió paso, caminó hasta donde se encontraba Wei Wuxian. Él hombre aún con la cabeza gacha miró disimuladamente a la mujer que había intervenido la enmienda a sus pecados e implorar perdón por sus errores

Pero, ¡A quien engañaba! ¿Medio bollo? ¡Se estaba muriendo del hambre en este momento!

El delicioso olor a especies evaporándose de ese humeante tazón de cerámica, lo estaba volviendo loco.

Aquella doncella se inclinó un poco y con suma delicadeza doblo su muñeca, el abanico conjugaba demasiado perfecto en este momento en su mareo por desnutrición, herido, y con mucha hambre.

El sudor empapó las puntas de sus cabellos, las gotas de sudor parecían que rebotaban frente a él en cámara lenta, como si el tiempo ahora que moría de hambre se detuviera y los segundos se volvieran horas.

Incapaz de soportar por mucho más tiempo le arrebato el abanico a la mujer

- ¡Muchas gracias, es muy amable! -

La doncella sorprendida, solo bajo la cabeza y se reincorporó de inmediato sin voltear a ver a Jiang Cheng. Cuando la sirvienta se retiró, solo entonces Jiang Cheng se dirigió a un costado de Wei Wuxian acomodándose en la otra almohadilla

Un fanboy logra transmigrar de una manera no canónicamente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora