Prólogo.

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La sociedad estaba dividida en alfas, omegas y betas. Los primeros eran considerados los dirigentes de el mundo, los segundos los tesoros y los terceros eran simplemente espectadores curiosos del juego entre clases.

Pero aparte de la división de los subgéneros entre hombres y mujeres, también estaba la pertenencia a los clases que gobernaban Japón. El clan Ubuyashiki, el clan Todoroki y el clan Yagi.

Cada clan tenía un gran control sobre cierta parte del territorio y cada uno tenía varias personas bajo su protección, en sus redes para sus propósitos.

Y cada cabeza del clan ansiaba más poder, más terreno y más personas a quienes controlar.

A Bakugou Katsuki le resultaba enfermizo desde que tenía siete años y le seguía pareciendo de la misma forma en la actualidad con dieciséis años.

Sin embargo, cuando el cabeza del clan Yagi lo reclamó a sus padres no les quedó de otra que dejarlo en la puerta de la imponente casa tradicional con sus valijas y lágrimas en los ojos. Decirle "no" a un alfa poderoso era sinónimo de suicidio.

Katsuki sabía que no podía enojarse con sus padres por eso y que debía alegrarse de que lo dejaran salir de vez en cuando para verlos.

Pero odiaba ser el jodido juguete de un alfa político.

—Gane —susurro el joven pecoso frente suyo —Pon más atención la próxima vez, Kacchan.

Oh, sí. También odiaba al maldito Izuku Midoriya.

El bastardo omega que estaba a cargo suyo como si fuera un niño.

—Vete a la mierda —gruño fulminando con sus ojos rojos al tablero de ajedrez.

Izuku solo sonrió de forma inocente y volvió a acomodar las piezas con elegancia. Para tener veinte años su cuerpo era tan delgado y pequeño que parecía que Katsuki era el mayor de los dos.

Sin embargo, su carácter marcaba que era él quien tenía el control.

Cómo omega, admitía a regañadientes que admiraba a ese bastardo de ojos esmeralda.

—Juguemos otra vez —propuso, apoyando su mentón en la palma de su mano —Tal vez está vez si puedas ganarme.

Bakugou retiraba lo dicho. Realmente lo odiaba. Podía mantener esa pose de perfecta inocencia pero él notaba el brillo divertido y burlón en sus ojos. No lo creía capaz de ganarle.

—Ojalá te mueras, Deku.

En contestación, el mayor movió un peón y el juego volvió a comenzar.

Tentaciones [Crossover] [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora