Welcome to Earth.

15.3K 811 168
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Había tocado fondo, había conocido el mismísimo infierno llegando a aterrarla por completo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Había tocado fondo, había conocido el mismísimo infierno llegando a aterrarla por completo. No era de esperarse que Lucifer decidiera desaparecer de ahí y tomarse unas lindas vacaciones en Los Ángeles, incluso el diablo le abrumaba estar en aquel sitio tan sombrío y desolado.

No habían pasado tan solo unas cuantas puestas de aquel maravilloso sol hasta que fuera llamada por su creador. Y ahí estaba ella; Maeve, la pelirroja de ojos celestiales yacía frente al supremo Dios quien le encomendó ir a la tierra. La celestial criatura frente a le miraba con atención con una sonrisa, admiraba a aquel hombre de suprema autoridad, sabía que debía seguir al pie de la letra lo que mandase y era algo que ella encantada hacía, por ello Maeve no era un ángel. Era cierto, portaba alas; las alas más hermosas vistas por inclusive este, pero eso no la hacía un ángel del todo y esto era una historia un tanto caótica de contar.

Dios había creado a la criatura más bondadosa y dulce aquí e inclusive en la tierra. Y esa criatura era Meave, simple Meave. Protectora de los niños y la inocencia misma.

—Bien, es... aquí, supongo.—dudo ocultando sus alas para así adentrarse en el frondoso bosque.—¿Como es que voy a encontrarte Amenadiel?

—¿No crees que me siento culpable también?—pregunto una voz femenina con resentimiento obligándola a esconderse entre los árboles.—Todas esas peleas fueron por mi. Es mi culpa que Uriel muriera también.

Sus ojos se abrieron de par a par. ¿Uriel había muerto? Su hermanastro había muerto y ¿Dios no se lo dijo? Esto era extraño y sospechoso para la pelirroja. Vaya bienvenida a la tierra, entregarse de la muerte de uno de sus hermanos.

—¿Como puedes decirlo mamá? Hiciste todo lo que podías hacer. Te ofreciste para volver al infierno, fuiste valiente, hiciste lo correcto.

—¿No lo has hecho tú también? Queriendo complacer a tu padre, haciendo lo que crees correcto. No deberías tener penitencia. Deberías ser premiado.

—Así que es por eso.—murmuro la ojiazul perpleja. Era bien sabido en la cuidad de plata la condena del favorito de Dios, Amenadiel había perdido sus dones y esto era algo que el gran hombre no quería tocar tema entre sus hijos quedando en suspenso el tema de este creando rumores entre los angeles curiosos.

 Lɪᴛᴛʟᴇ ᴍᴏɴsᴛᴇʀ; ᴸᵘᶜⁱᶠᵉʳ ᴹᵒʳⁿⁱⁿᵍˢᵗᵃʳ (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora