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—Duende, entiendo que entre tú y yo, lo último que quiero hacer es obligarte a algo que no quieres hacer así que si no estás lista o si, si no quieres salir conmigo...
—Quiero hacerlo.
—A-Ah, bien, claro, si, qué tal si... ¿paso por ti a las 7?
—Lucifer.
—¿Si?
—Vivimos juntos tonto.
—S-si, claro, lo sabía.
Como se burlarían de él si supieran que el diablo estaría totalmente nervioso; acomodando una y otra y otra vez el mismo jarrón de decoración de mesa. Trataba de regular su agitada respiración. Sabía que después de lo que había pasado en su habitación aquella noche las cosas podrían cambiar, esa noche no fue solo una simple noche de sexo y eso lo sabía el más que nadie. Jamás había sido tan dócil y cuidadoso. Jamás había disfrutado tanto del acto sintiendo esta vez ser por fin amado y no solo ser usado para la satisfacción humana.
—Hola.—hablo tímida la pelirroja bajando lentamente por las escaleras.
—Duende.—suspiro mirándola en aquella vestimenta casual pero adorable como siempre.—Te vez, hermosa.
—Ah, gracias, linda camisa.—bromeó haciendo reír al diablo.
—Por fin alguien nota que es con color distinto pero ¿eso que importa? Vamos, siéntate.—le apunto al sillón frente a él.
El ambiente era tan cálido; unas cuantas velas esparcidas por el lugar dándole un toque único gracias a la noche.
—Yo, am, te hice.—musitó levantándose para dirigirse a los platillos.—¡Croissant de jamón y queso! Tu favorito, se que no es elegante y oloroso pero solo es ese delicioso naranja que te gusta.—musitó con nerviosismo dejando el plato en sus manos.
