7|End

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Draco siguió a Harry con la duda brillando en sus ojos. Apenas habían puesto un pie en Hogwarts cuando el azabache le pidió que lo siguiera. El viaje en carruaje lo había dejado agotado. Los abraxas eran hermosos, pero demasiado tiempo sobre ellos podía causar vértigo a cualquiera que no estuviese acostumbrado y ni siquiera su tiempo como jugador de Quidditch lo ayudó en esa tarea. En fin. Cuando bajaron del carro esperaron en las puertas del castillo al segundo carruaje. Apenas aterrizó, una cabeza pelirroja y una castaña muy enmarañada bajaron ya preparados.

Harry había estado muy emocionado cuando le contó que había resuelto sus problemas con Ron y Hermione. Pero Draco no estaba seguro de en qué momento eso había pasado.

Gracias a la vigilancia de lord Voldemort sobre su persona, permanecía al lado de Harry casi todo el tiempo como medida de seguridad. Más aun después de que el lord en verdad lograra acorralarlo una vez. En aquella ocasión el lord oscuro lo interrogó a cerca de su relación con Harry, sus intenciones y todo el teatro que haría un padre sobreprotector. El problema vino cuando amenazó en usar legemancia en él. Sus barreras eran buenas, pero jamás al nivel de lord Voldemort y él lo sabía. Draco temió por lo que sucedería si el Lord viese sus mentiras. Por más que ahora sus sentimientos fuesen genuinos, estaba seguro de que Voldemort no lo vería así. Si Harry y su padre no hubiesen llegado a tiempo, quien sabe que hubiera pasado.

Harry no volvió a dejarlo las dos semanas que permanecieron en la residencia Potter.

Incluso lo acompañaba en sus visitas a los "prisioneros". Fue testigo de cómo la comadreja insultaba a su pareja y a él mismo, con un lenguaje especialmente florido en cada visita, sin dar su brazo a torcer. Y aunque la nacida de muggles hablaba con él, sus valores no le permitirían nunca ponerse del lado de ellos.

Harry estuvo desanimado por aquel desenlace. E incluso Draco pensó que estaba a punto de rendirse, pero entonces Harry lo dejó una noche solo y al día siguiente, tanto Weasley como Granger parecían más abiertos a las ideas. En realidad, las aceptaron por completo, incluso lo hicieron con su relación.

La comadreja incluso le sonrió y le dio un golpe amistoso en el hombro.

Amaba a Harry, pero incluso él temía preguntar algunas cosas y tal vez era mejor así.

– ¿nos encontramos más tarde junto al lago? – preguntó Harry a sus dos amigos.

Los dos leones asintieron antes de perderse por uno de los pasillos.

Fue entonces cuando Harry tomó su mano y lo llevó por distintos pasillos. Era medio día y los estudiantes los miraban con distintos sentimientos. El miedo era el principal. Ni siquiera los de su año se atrevían a mirarlos por mucho tiempo, lo que era normal considerando lo que había pasado la última vez que habían estado en el castillo.

Pronto ese recorrido se hizo más y más familiar para Draco, hasta que ambos estuvieron frente a la puerta de la sala de los Menesteres.

Luego de la toma de Hogwarts, el lugar había sido sellado por el propio Lord Voldemort.

Cuando la magia de Harry rompió las runas, la gran puerta negra se abrió ante ellos para mostrar una habitación que Draco conocía bien. No en balde había pasado un año entero en su interior reparando el armario evanescente.

Draco recordó como Harry lo había perseguido durante todo el año escolar, incluso una vez lo había seguido al baño donde acabaron gritándose el uno al otro, hasta que Potter se fue. En ese tiempo pensó que Harry sospechaba que era aliado de Voldemort y deseaba detenerlo. Pero ahora sabía que durante todo ese tiempo, Harry fue el principal aliado del Lord Oscuro, no tenía idea de que cosas pasaban por su cabeza esos días. Tal vez su intención todo ese tiempo había sido verificar que cumpliese su misión.

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