Me atreveré a decir que esta es una de las únicas cosas hermosas que me han sucedido en mis 65 años de vida, una de las pocas dignas de recordar, una de las únicas que en ocasiones me hace olvidar el sufrimiento y la locura...
Fue el momento en el que conocí al amor de mi vida, Aketzalli, el momento que llevare en mis recuerdos con todo el amor del mundo para siempre.
En ese instante quede paralizado de nervios y emoción, si bien no tenía un rostro muy bello, su presencia fue suficiente para dejarme encantado y tonto, ella era una bella chica de piel morena y delgada figura, con una sonrisa que le sacaría un suspiro al más rudo de los hombres, su sensualidad encajaba a la perfección con su infinita ternura, iba vestida con uno de los más bellos atuendos, al menos el más bello para mí, un atuendo tradicional de los pueblos indígenas, tenía hecha una larga y perfecta trenza, iba vestida con una gran falda zagalejo de color negro con figuras doradas, típica blusa indígena blanca con escote de hombros caídos, así como un rebozo color negro con rayas blancas, evidentemente todo hecho a mano, y la combinación de colores en sus prendas era mi favorito, una combinación de blanco con negro, muy poco común por cierto, y el color dorado de sus detalles artesanales, portaba aretes, brazaletes y un collar con detalles de semilla y hueso le daba un aspecto exquisitamente celestial para mí. Una flor exótica en todo su esplendor.
Ella llego corriendo hacia nosotros e intercambio un par de palabras en náhuatl con el viejo Tleyotl, fue tanto mi anonadamiento que no pude prestar atención a las palabras que intercambiaron, ni siquiera me tome la molestia de traducir esa conversación, mucho menos le preste atención al hecho de que llamo "tajtli" al anciano.
¡Oh esa voz! Ni siquiera las aves pueden entonar un sonido más exquisito. ¡Y esos ojos! ¡Esa mirada! ¿Qué hechizo me habrá lanzado esta mujer? Ese encantamiento ha permanecido en mí, y permanecerá por toda eternidad.
Aun no puedo creer, ni mucho menos soportar lo que le ocurrió, yo siempre he pensado que un encanto como ese domaría a la más salvaje de las bestias, pero no podría domar a un monstruo evidentemente, bueno al final... eso es lo que yo soy en realidad. Un Monstruo.
Pues bien, después de hablar con el viejo ella se percató de mi presencia y me regalo una cálida sonrisa diciéndome:
-Hola, mi nombre... Aketzalli, ¿tuyo? – Pregunto con un español muy forzado.
-Ca... Ca... Caleb – Respondí muy nervioso y tartamudo.
¿Cacacaleb? – Pregunto con una leve risa burlona y coqueta.
No, solo Caleb – Conteste muy apenado.
Oh, Ximopanolti Caleb. – Respondió cálidamente.
Tlazohcamati – Respondí en náhuatl para que se sintiera cómoda.
Sorprendida comenzó a hacerme preguntas en nahual y ya las conteste.
-<< ¿Sabes hablar mi dialecto? >> - Me pregunto de manera más fluida, y era obvio pues es su lengua originaria.
-<< Claro, la practique por años, era la lengua materna de mi madre. >> - Le respondí de forma entusiasta y con emoción.
-<< ¿Dónde está ella? >> - Pregunto
Por un momento me desanime al recibir esa pregunta, pero trate de no hacerlo, si bien iba a responderle, el viejo Tleyotl nos interrumpió.
-Bueno niños, veo que se llevan bien, joven Caleb, esta bella señorita es mi amada hija. ¿Bonita no? Es una suerte que se parezca más a su madre que a mí.
Fue en ese momento que reaccione, entonces recordé que durante la llegada de la chica ella dijo la palabra "tajtli". Creo que más nervioso me sentí al saber que había puesto mis ojos en la hija del Cacique. Claro eso no evito que continuara poniendo atención a las palabras del anciano.
-Le enseñe un poco del español que traje de afuera, le falta un poco de práctica, pero sé que lograra mejorarlo, es una niña muy lista, espero y puedas ayudarme un poco con eso antes de marcharte ¿Cuánto tiempo estarán aquí tu amigo y tú?
9 meses aproximadamente – Respondí.
-Bueno, me parece tiempo suficiente. - Dijo él.
Al término de esa pequeña conversación, la chica continúo con el objetivo por el que llego hasta nosotros, saco a danzar a su padre a un lado de la fogata, y yo me deleite, con ello ¡Toda una Diosa azteca! Continuaron danzando por un rato, después volteo a verme y no dudo en venir a mí y tomar mis manos para sacarme a danzar, si bien acepte, al principio me negué de manera educada pero con muchos nervios finalmente salí a danzar con ella con mucho gusto pero con cierta pena, en ese momento mi corazón llego a mil de alegría, esa fue una noche perfecta, llena de verdadera celebración, música, danzas y risas, era un verdadero sueño hecho realidad, que más mejor había conocido a una verdadera mujer, debo decir que esa era una fiesta de verdad, no como las reuniones entre familias que terminan con borrachera, vulgaridades y pelea, esto era reamente genuino.
Pasó el rato y la celebración término, al finalizar Aketzalli se despidió de mí, me dio un beso en la mejilla, me regalo una coqueta sonrisa y me dijo:
-Cualli Yohualli.
- Tlazohcamati, Cualli Yohualli – Respondí yo – Espero verte mañana otra vez.
Sonrojada se dio la vuelta y se retiró a su casa, su padre permaneció con nosotros unos momentos más, nos llevó a una de las pocas casitas desocupadas para que nos hospedáramos en una de ellas, a pesar de la comida que nos ofrecieron en la celebración y la que nos regalaron al llegar, nos trajeron más alimento, cobijas y almohadas, debo decir que nunca en ningún lado me había sentido más en un hogar como en el pueblo de Nexkoyoltepec, esa fue una de las mejores noches mi vida.
Poco antes de ir a dormir Tleyotl intercambio unas palabras con nosotros:
-Bueno muchachos, espero y hayan disfrutado la celebración – Nos dijo.
-Estuvo bien jefe, muy colorido y alegre – Contesto Max semi-borracho pero consiente aun.
-Gracias señor, autentico arte debo decir, aprenderemos mucho, no le daremos problemas – Dije yo.
-Confió en que no lo harán chico, oye... hace un rato vi algo en ti, me pareces conocido, sé que no nos hemos visto nunca, pero tienes algo que se me hace muy familiar, te pareces mucho a alguien, pero no logro recordar a quien – Dijo él.
Automáticamente pensé en mi madre, supuse que él debía conocerla, aunque por alguna razón me dio miedo decirle de quien era hijo yo, decidí no decirle nada por el momento, preferí esperar la ocasión adecuada, además de que no considere que fuera el momento de hablar un tema como ese. Si bien yo sabía que esa era una investigación meramente profesional, muy dentro de mí también sabía que era algo personal, quería conocer el pasado de mi madre, que jamás me revelo los motivos que la obligaron a salir de su tan amada tierra natal y así como los motivos por los que nunca quiso que me acercara a ella, al igual que su muy extraño comportamiento de toda la vida. Al final solo le conteste al anciano:
-Creo que me confunde señor, quizás solo me parezco al alguien físicamente, pero nada más, no creo tener parientes aquí, no se preocupe esto suele pasar muy a menudo en el mundo. –Le dije fingiendo comprensión.
-Tal vez tengas razón muchacho, supongo que ya estoy cansado, he visto muchas caras en mi vida y estoy viejo, tal vez solo me recordaste a alguna persona que vi una vez espontáneamente en la ciudad – Dijo resignadamente – Bien muchachos, los dejare descansar. Cualli Yohualli.
Cualli Yohualli – Respondimos Max y yo al unísono.
Apunto de irse el viejo, volteo decirnos de una forma muy seria:
-Una cosa más jóvenes, no vayan al bosque durante las noches. Se lo que les digo muchachos, a veces hay lobo buscando comida y bueno no queremos encontrarlos... Bueno, no queremos que se pierdan o salgan heridos. Bien que descansen. – El anciano dio la vuelta y se retiró.
Acto seguido Max y yo nos encerramos en la casita que nos ofrecieron, que para estar desocupada se encontraba muy bien cuidada, tal vez alguien entraba de vez en cuando y la limpiaba, al final ya no nos preocupamos por eso, hicimos nuestras camas y a punto de acostarme vi a Max sacar una WM-2 de su mochila junto con unos viejos audífonos de diadema, yo dándome cuenta de esto solo lo observe, con la ceja derecha hacia arriba y cierta molestia, este al darse cuanta me miro y replico:
-¿Qué? Necesito mi libertad. – Dijo él.
-Habiendo tantas cosas bonitas aquí, relajante sonido natural, olor a fresco y un pacífico ambiente y bonito paisaje ¿Viajaste tan lejos solo para ponerte unos audífonos, con quien sabe que música, pudiéndolo hacer en la ciudad? Déjalo por hoy, el sonido de los insectos y las aves nocturnas te arrullen deben escucharse bellos. – Replique.
-Carnal. No negare que todo es aquí esta chido, pero no es mi estilo y lo sabes, tú tienes tu forma de relajarte y yo la mía, además no puedo dormir sin antes escuchar a Dangerous Rhythm. Ellos son mi opera, mis ángeles.
-Los gustos de cada quien, no negare que las bandas que escuchas dicen algunas verdades, pero ten cuidado donde escuchas esa música, la gente del gobierno no piensa igual que tú. – Dije resignadamente.
-Relájate Cal y aprovecha nuestra estancia en el pueblo, al final tú eres el que ama estas cosas, disfrútalo mientras estemos aquí. Por cierto... vi que le echaste el ojo a una morra. – Dijo burlonamente.
-No, no es eso, solo es una conocida, apenas y cruzamos un par de palabras hoy, además es la hija del cacique, no me metería con ella, solo es... una amiga por decirlo así, puede ayudarme con parte de la investigación. – Dije apenadamente y sonrojado.
-Neee... ¡Te gusta! tu aliviánate morro, no estás haciendo nada malo, si te gusta inténtalo, no pierdes nada, si te rechaza no hay pex, solo continua y enfócate en tu objetivo, y si te dice que sí y no funciona esta bien, de amor no se muere, solo no te claves, la vida está llena de bellas rosas, si bien ella es una de ellas, no es la única. Las mujeres son como los acertijos, no cualquiera las descifra y entiende. Además... ¿Quién dice que no podrías ser el próximo Cacique de aquí, mmm? Apuesto que eso te gustaría mucho. – Dijo burlonamente.
Si bien me puso a pensar mucho, trate de no contestar, solo fingí molestia y le conteste:
-No digas tonterías ¿Cómo crees? – Replique. – No estamos aquí para eso. Si es linda lo acepto, pero no es un buen momento para esas cosas, venimos a aprender y a investigar nada más, además ¿Qué le vez has visto? – Con cierta molestia más genuina.
-¿Verdad que te gusta? Relájate y no te pongas celoso, no negare que es preciosa la niña, pero no es mi tipo ¿Sabes? Yo tengo otros gustos, que sean malas y más grandes ¿Tú me comprendes no? – Dijo burlonamente.
-Mejor vete a dormir. – Dije yo.
Solo se rio y dijo:
-Está bien morro, descansa.
Se puso los audífonos a volumen alto, se acostó boca abajo y puso la almohada encima de su cabeza y no al poco tiempo comencé a escuchar sus molestos y fuertes ronquidos. Debió caer fácilmente por todo el mezcal que había consumido o al menos eso pensé yo.
Debo decir que esa noche no pude dormir, pero no debido a los ronquidos de Max, más bien fue por los muchos pensamientos que recorrieron mi mente durante esa noche, pensamientos tanto buenos como malos, algunos solo eran cuestionamientos. No podía dejar de pensar en lo angelical que se veía la bella Aketzalli, era todo un sueño la chica, a partir de esa noche ella ha sido mi principal pensamiento para siempre jamás, no hay noche que no la recuerde con amor, y a la vez no hay noche que no me atormente lo que hice.
Pero también recorría mi mente aquel viejo de la cicatriz, Yao ¿Quién era él? ¿Por qué me miro de esa manera tan extraña? ¿Por qué se retrae de la civilización? ¿Qué hacía en el pueblo? a simple vista se notaba que no era habitante originario de lugar. Más chocante aun ¿Quién era la tal Yolo de la que me hablo Tleyotl? Dijo que fue la mujer de Yao ¿Y por qué huiría? Si hice cuentas ese momento tenía ya casi 20 años de haber sucedido, la edad que iba cumplir yo.
Estuve pensando mucho esa noche, eran casi las 3 de la madrugada cuando pensé de manera más profunda: Yolo, Yolotzin ¿no serían acaso la misma persona? ¿Sería probable que el viejo Tleyolt conociera a mi madre? De ser así, yo no estaba listo para revelar mi identidad, quería armar el rompecabezas antes de hacer una pregunta tan delicada como esa. Sin duda estaba formulando una pregunta aún más fuerte ¿Era posible que...?
Entonces paso algo que me dio escalofríos, y me erizo la piel de miedo, acto que frustro mis pensamientos y me llevo muy lejos de ellos, dentro de los bosques del cerro, entre la niebla y la oscuridad de la noche a lo lejos, se escuchó un gran aullido, si un aullido, un aullido tan fuerte, si bien era bestial, era más bestial aun que el de los mismos lobos, este reflejaba algo, llanto, dolor e ira, he escuchado lobos aullar y la mayoría son como cantos y llamados muy bellos, pero este era muy diferente, además de escucharse bastante poderoso, daba miedo, el animal debía ser muy grande como para que su escuchara con tal fuerza y tan cercano a pesar de venir de tan lejos. El escalofriante sonido no duro mucho, pero si lo suficiente como para no dejarme dormir el resto de la noche y lo suficiente como para no lograr retomar mis anteriores pensamientos. Trate de dormir esa noche, pero el miedo no me dejo, entonces pensé en la historia y las suposiciones personales de Tleyolt. Por un momento pensé ¿Seria cierta esa historia? Pase toda la noche analizándola, y me decía a mi mismo "no puede ser real", no negare que me dio cierto miedo escuchar aquella historia, sin embargo la disfrute, pero no la creí, al menos no en ese momento, "son los típicos cuentos de pueblos" pensaba. Sin embargo... sentía que eso era el principio, que un camino por recorrer me esperaba, pero... ¿A dónde y porque? Continuo la noche y ya no pude dormir más, trate de dejar mi mente en blanco pero no lo conseguí, al final deje que todo pasara y no le di más importancia.
Debo decir que las cosas marcharon bien durante los siguientes 5 meses, seguí con mis investigaciones, y conviví con la gente del pueblo, aprendí mucho en ese tiempo, comí todo tipo de platillos, escuche historias de todo tipo, fue muy curioso, al parecer este pueblo fue el último vestigio genuino y puro de los aztecas, de ahí el nombre de su gente, Tonahuacs, lo que preservan la luz.
Si bien entreviste a muchas personas del pueblo, muchos tuvieron historias que contar, la mayoría me contaron una historia muy singular, aunque algunos con distintas perspectivas y versiones, todo encajaba a la perfección y pude armar todo de manera más estructurada, esta historia era su origen mismo, su leyenda, la arme lo mejor que pude e iba de esta manera:
Pocos años antes de la caída del gran imperio... apareció un hombre, este hombre llego por mar, dio a parar en las costas de Veracruz casi muerto, llego inconsciente en un viejo bote, fue ahí donde los corredores painani lo encontraron, aquellos que desde las costas del golfo en Veracruz hasta Tenochtitlan recorrían grandes distancias para traer el pescado a los tlatoanis, estos al encontrarlo lo llevaron a la gran capital, su vestidura era rara con una combinación de colores nunca vista por ellos, parte de su ropa estaba rota, y estaba cubierto con algo brillante, y llevaba con el otros accesorios poco conocidos por ellos, si bien deduje yo mismo pudo haber sido de procedencia europea a juzgar por la apariencia con la que lo describen, aunque no se decir exactamente de que reino, este hombre tenía la piel blanca, era muy diferente a ellos, su idioma no era algo que ellos hubieran conocido escuchado antes. Al llevarlo a la capital, lo presentaron ante Moctezuma II en persona, pero nada pudieron sacarle, no por resistencia si no por la diferencia de dialectos, este fue encerrado, pero... Una noche, infiltrados tlaxcaltecas atentaron contra Moctezuma, sin embargo fracasaron en su misión, el hombre blanco lo había impedido, los asesino de forma poco convencional, y bastante salvaje, ni siquiera ellos con sus métodos habrían llegado a tal grado como ese, nadie supo cómo fue que se liberó realmente y en que momento lo hizo, mucho menos que sangrientos métodos uso para impedir el intento de asesinato hacia el emperador, desde aquella noche Moctezuma decidió liberarlo y dejarlo vivir entre su pueblo, con el paso de los años este se fue ganando el cariño y la confianza del pueblo en especial la confianza de Moctezuma y fue aceptado como habitante entre ellos, algunos decían que el espíritu de los coyotes vivía en él, por su sabiduría en las cosas que ellos consideraban extrañas, su atractivo, y su buen espíritu, dado al color de su piel blanca, este recibió el apodo Iztcoyotl, el coyote blanco, se llegó a escuchar que por su fuerza, honor, valentía y destreza en combate este rivalizaba con el mismísimo Tlahuicole, guerrero del pueblo enemigo tlaxcalteca, y por los mismos motivos llego a ser nombrado tlacateccatl de tropas Cuauhpilli y Ocelopilli, esto aunque muy poco o casi nada se sabía de él, decían que solo Moctezuma supo la verdad, su procedencia y su verdadero nombre, este hombre era muy misterioso, se rumoraba que ciertas noches se iba lejos, nadie sabe a dónde ni por qué, así pasaron los años y la caída del imperio estaba por llegar, se rumora que este conocía muy bien a los invasores y que les tenía un fuerte odio, se cree que algunas de las grandes victorias fueron gracias a Iztcoyotl, pero al final solo retraso lo inevitable, llegaron los últimos días del imperio e inevitablemente iba a caer, desesperadamente se le fue encargado a Iztcoyotl guiar a un remanente grupo de aztecas a un lugar seguro, a encontrar un hogar fuera del alcance de los españoles, orden y encargo confiados por Moctezuma quien con dolor, lágrimas en los ojos y gran desesperación les pidió preservar su legado como pueblo en secreto de los invasores, les pidió proteger la luz, y así lo hizo, al pequeños grupo fue bautizado como Tonahuac y así el éxodo comenzó, dejando atrás sus tierras su hogar, pasaron semanas de duro viaje, y durante el mismo se dice que Iztcoyotl desaparecía algunas noches mientras todos dormían, nadie sabe a dónde iba. Finalmente después de pruebas, duros climas y peligros, el grupo llego a una hermosa tierra en las sierras, una tierra boscosa y con arroyos, tan hermosa que daban gracias a los dioses por encontrar semejante paraíso, y en ese agradecimiento dejaron la guerra atrás y velaron por la paz, los siglos han pasado y no han entrado en más conflicto, y así como fueron bautizados por Moctezuma, así se proclamaron los pobladores, Tonahuacs, preservadores de la luz, y últimos hijos del gran imperio azteca, es el pueblo más viejo de la zona, otros pueblos llegaron posteriormente, he hicieron pacto con ellos, todos dispuestos vivir en paz, al igual que muchos descendientes de grandes culturas de Mesoamérica, estos también dejaron los sacrificios a dioses afortunadamente y durante siglos trataron de conservar su lengua madre. Si bien este cerro estaba lleno de lobos en sus inicios, hoy en día quedan muy pocos, estos fueron retirándose y dada su alta presencia y abundancia en aquellos días, los Tonahuacs bautizaron el cerro como Nexcoyoltpec, el cerro de los lobos.
Aprendieron a coexistir con ellos, pero poco a poco fueron dispersándose, al final el precio fue muy grande, dejaron su civilización, pero más importante su hogar, abandonándolo para poder sobrevivir, y no mucho tiempo después se enteraron que Tenochtitlan finalmente había caído y que el emperador había muerto, una noche el pueblo hizo una gran ceremonia rogándole entre rezos y lágrimas a Xolotl que protegiera y guiara a Moctezuma al Mictlan, si para ellos fue una gran tragedia todo esto, aun no estaban preparados para que había de venir, o más bien de irse, cuando el pueblo se acento, Iztcoyotl se marchó, simplemente desapareció, consternados y triste los habitantes del pueblo no les quedo más de otra que dejarlo ir, y pedir a los dioses por su bendición, había cumplido su promesa de mantenerlos a salvo así como de protegerlos y eso era todo lo que importaba. Siempre lo recordarían con mucho cariño, ya que no siendo su pueblo ni su gente, lucho por y con ellos hasta el fin..
Sin duda una gran leyenda, así lo pensé yo. Esta era la historia del pueblo, hubo elementos que fueron completamente conocidos para mí históricamente, hubo otros que me parecían mera fantasía, pero eso no impidió que la tomara con cierta belleza, al final fue una historia de honor y sacrificio, y así como en todo pueblo y cultura, existe un génesis.
Es curioso, pero yo viví algo parecido en Nexkoyoltepec, me mezcle con la gente del pueblo y me gane su corazón y su cariño, al igual que Iztcoyotl. Y bueno Max... Solo seguía siendo Max, pero tampoco se quedó atrás, también se ganó la confianza del pueblo, pero a diferencia de mí, el solo se enfocó en la investigación.
Pasaros los días y las semanas, durante las tardes salía a dar paseos con Aketzalli y seguía enseñándole a perfeccionar su español, nuestro acercamiento fue demasiado fuerte, reíamos todos los días, caminábamos, y en ocasiones le compraba flores que las Adelita vendían en el mercado central.
Pasaron los 5 meses y las cosas comenzaron a cambiar, Max no tolero mucho tiempo en quedarse, si bien era una persona de barrio, no soporto mucho tiempo fuera de la ciudad, niño rico al final de cuentas, no por criticarlo, realmente él fue lo más cercano a un mejor amigo que tuve en esta vida, pero el pobre estaba falto de atención, de padres abogados que nunca lo veían y sin hermanos, desquitaba su falta de atención con marihuana, vagancia y música, le tenía un paco de lastima, pero a pesar de su forma de ser se ganó mi estima, aun hoy recuerdo su típico "¡Hey Cal!". Le agradecí mucho, que se quedara la noche de mi cumpleaños. Me pregunto qué es lo que sería de él si siguiera vivo.
Fue tanto el cariño que me gane de los Tonahuacs que me llegaron a considerar parte de su pueblo, me hicieron un ritual de iniciación, uno que solo los jóvenes del pueblo recibían a partir de los 20 años, edad que consideraban la puerta a la mayoría de edad, fue una gran noche. Pase enfrente de una fogata, vestido como un antiguo guerrero cuauhpilli y pintado con viejos símbolos, grite unas palabras en nahual a la negra noche, "<<¡Esta noche abandono mi juventud y me deshago de los pecados de mis padres, para unirme a ustedes hermanos, en este momento cruzo las puertas de la madures como hombre y volare hacia mi destino!>>"
Acto seguido las ancianas me hicieron una limpia con chamizo y pirul acompañada de incienso, cantos y rezos tradicionales esto para purificar mi espíritu, después de eso me hinque frente a Tleyotl que llevaba una vestimenta sacerdotal antigua, el cual me dio su bendición, enfrente de todos coloco en mi cuello un collar blanco de hueso tallado a mano que pretendía representar un coyote, Tleyotl acento su cabeza, sin duda lo entendí perfectamente, no solo era un ritual de hombría, también era un ritual de consagración, yo era el primer extranjero en más de 400 años en ser aceptado como parte de ellos, yo era como Iztcoyotl, un extraño pero sin duda... ya era parte de ellos, finalizando Tleyotl me pidió que me pusiera de pie toco mis hombros con sus manos, y me dijo:
-<< El espiritu del coyote blanco vive en ti ahora>>
Acto seguido él junto a todos en el pueblo alzaron sus brazos con los puños cerrados y gritaron al unísono ¡Yolo-ihni!, que significa hermano que nace del corazón, en ese momento ya me había consagrado oficialmente como un Tonahuac... Ellos eran mi gente, mi pueblo, y así lo fue siempre, eran mis raíces, las raíces de mi madre, esa noche también la extrañe, si yo hubiera crecido aquí con ella sin duda estaría orgullosa. Max se quedó esa noche a presenciarlo y se fue al día siguiente, ver esta celebración le aportaría mucho a su parte de la investigación, pero si lo conocí bastante en realidad se quedó más por estima a mí, a pesar que no quería quedarse y eso lo agradecí por toda la vida.
Debo decir que eso no fue todo, si bien la noche fue muy especial para mí, las cosas se volvieron un poco incomodadas no mucho después, no muy a lo lejos entre los árboles y la poca luz tenue del fuego vi por segunda vez al viejo Yao, no lo había observado desde mi llegada al pueblo, el solo me observaba fijamente, regalándome una nostálgica sonrisa y lágrimas, acento su cabeza como si estuviera diciendo algo, al final solo se dio la vuelta y se perdió entre los árboles...
No negare que aunque me pareció un buen gesto, fue algo muy extraño, no nos conocíamos real ¿Qué buscaba? ¿Cuál era su intención? No lo sé, pero sin duda se lo agradecería más adelante, lamentablemente nunca pude hacerlo, y si ese momento me pareció extraño, eso no sería lo más tocado que me pasaría esa noche...
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Iztcoyotl (EN PROCESO)
WerewolfLa primer historia del universo Genypsis Hace 40 años, un pueblo entero amanecio despedazado El resurgimiento de sombras antiguas Este es el relato de Caleb