Inuyasha Y Sango: Como Si Fuéramos dos Extraños

Bajo el cielo azul.

■En el capitulo anterior:  Sango se sentia vacia tras la partid de el chico mitad bestia, luego  se encontró a solas con Sesshomaru, quien con su poder le hizo recordar como sucedió exactamente la ultima batalla, el como perdieron a Kagome y a miroku, Sesshomaru le devolvió a kirara, y nuestra protagonista se sintió mas devastada que nunca.

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Después de saber la verdad, mi mente quedo en blanco en medio de la oscuridad, deambule por los alrededores, intentando olvidar algo que nunca olvidaría, intentando sanar una herida que nunca cerraría, intentando...

perderme

ya no se cuantos días habrían pasado, a decir verdad, eso no importaba...

[sango se había quedado dormida]

Kirara estaba sobre el pecho de sango, subía y bajaba con su respiración, su pelaje se esponjaba y reacomodaba. Era una escena apaciguada y tranquilizante, pues la mañana asomaba las montañas del valle una vez mas, creando nubes arcoíris de un caluroso día; otro día...Un día nuevo había sido creado, porque el mundo no detendrá su curso, Sango ahora miraba con los ojos perdidos en el cielo.

no se había movido mucho desde la revelación en visiones de la tragedia que les sucedió.
Pensaba en ella, en su historia, pensaba en todos y en su final. Como una serie de imágenes increíbles que se repetían a ratos. Podía escuchar sus voces, sus gritos. Podía sentir el dolor, y el sufrimiento físico que la acompañaron por tanto tiempo.

Inuyasha aún seguía lejos de ella, ambos estaban en una situación muy difícil, sango se miraba las palmas, y la luz del sol le atravesaba entre los dedos.

Sango: "me pregunto donde te encuentras ahora...siempre hiciste lo que querías". decía con la voz entrecortada, y un puchero comenzaba a formarse, a la par que gotas saladas en sus ojos chocolate. se trataba del espiral de tristeza en el que había estado sumergida por tanto tiempo.

 Recordó a la joven kagome, y de como una vez evitó que durmiera por siempre, si...el espíritu de su amiga que le había salvado la vida... 

Entonces el estomago de kirara empezó a rugir fuertemente y la saco del trance, y momentos después Sango estaba con ella recolectando cosas, cazando en un arrollo.
Ahora estaba con la vista clavada en una carpa deliciosa que se desplazaba tranquilamente, que sabría muy bien con especias, una comida apetitosa les vendría excelente. Saciados sus estómagos se dedicaron a dormir, y al día siguiente recolectaron bayas y madera, al siguiente; Sango remendó su ropa y vio el atardecer sobre un árbol. Al siguiente, hablo con las estrellas, les cantaba la canción de cuna para su amado hermano, y les contó orgullosa pero melancólica sobre lo que había hecho cuando pequeña, y como su vida había sido feliz en su aldea, su hogar con kohaku, hasta la ironía de la tristeza que se le había escrito al momento de cruzar camino con Naraku.