Five

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Wanda abrió sus ojos con lentitud, observando hacia todos lados al no ver nada más que una extensa negrura y un suelo grisáceo bajo sus pies.

Siguió mirando sin comprender, hasta escuchar un arma ponente siendo disparada y lo que pareció ser el sonido de las balas chocar contra el suelo, junto con un par de susurros de una voz que le parecía familiar y después solo un grito desgarrados de una mujer. conocidos.

Caminó en esa dirección, y solo dió cuatro pasos cuando todo a su alrededor fue cambiando lentamente, transformándolo todo en aquella ciudad a la que llamó hogar hecha pedazos que flotaba gracias a máquinas que querían conquistar el planeta, donde ella fue parte del plan.

Caminó lentamente, inspeccionando detenidamente todo la escena. Era demasiado real como para ser un sueño.
Las balas volvieron a escucharse, y al hacerlo con inersia se fijó en las personas frente a ella, casi cayendo al suelo al darse cuenta de quienes eran.

El rubio castaño miró atónito a la persona frente a él, sosteniendo firmemente a un niño entre sus manos y sin creer lo que sus ojos veían.

-¿Acaso no lo viste venir...?

Su cuerpo sin vida cayó al suelo, mirando a un punto indeterminado y con enormes heridas de bala llenando la mayoría de su cuerpo, y Wanda solo pudo ahogar un grito.
¿Por qué estaba soñando con Pietro?

La presencia de alguien más captó su atención, y con lágrimas apunto de salir volteó su cabeza obligándonse a no regresar la mirada, y no lo hizo al reconocer una cabellera tan negra como la noche y encapuchada a metros de ella. Observando el cuerpo fallecido de su hermano.

La mayoría de su cabello cubría su cabeza, y solo podía ver sus orbes avellana mirando a Pietro con lastima y... dolor, como si lo estuviera sintiendo y presenciando.

En algún momento sus ojos se encontraron, y Wanda caminó hacia ella con el fin de hablar. Pero esta salió corriendo en dirección contraria.

-¡Lilith, espera...!

Sus gritos fueron callados al doblar una esquina de una casa en completas ruinas, viendo extrañada y atónita como la ciudad destruida de Sokovia y el cadáver de su hermano gemelo habían desaparecido y lo habían reemplazado con un suelo de cerámica impecable y de paredes de tonos antigüos, con adornos y cuadros de decoración y candelabros colgando del techo.

Sus desnudos pies comenzaron a caminar por la fría cerámica, guiándose por el sonido de la música clásica de un piano hasta una sala cuando dobló por el pasillo solitario de la derecha.

Quizo seguir buscando la habitación de dónde provenía aquella melodía, pero, sin saber el porqué, volteó su cuerpo a la sala contraria.

Dos niñas, una rubia y una pelirroja peleaban como si su vida dependiera de eso, siendo observadas por otras niñas de su edad y por una señora de aspecto oscuro y frío, con arrugas y un vestido apretado de tela.
En un descuido de la niña rubia su contraria logró derribarla y con sus brazos comenzó a asfixiarla haciendo presión contra el suelo, mientras que la otra solo podía luchar por conseguir aire he intentando librarse de su compañera de combate.

Wanda notó como la pelirroja observaba a la mujer, y ella solo asintió.

La niña vió a su compañera, no prestándole atención a sus intentos de respirar y el notorio tono morado rojizo que estaba tomando su rostro.
Apretó los dientes, liberándola y dejando que la rubia pudiese tomar grandes bocanadas de aire.

-Muy mal, Romanova-habló la señora por primera vez, asesinando con la mirada a la pelirroja-Creo que todos esos castigos no sirvieron de mucha ayuda.

°CONTROL° (Wanda Maximoff) #Marvelawards.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora