IV. Sensible

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Francis estaba sentado bajo un árbol de su pradera favorita, esa donde suele encontrarse con Albion cuidando Roma se descuida los suficiente para no fijarse a donde van.

Galia solía ir a pasar sus tardes con Albion cuando podía, le recordaba un poco a su madre, y le hacía sentir mejor cuando estaba decaído.

No esperaba a Albion ese día, así que ver a aquel chiquillo ceñudo desde la distancia le alegró el día.

—¿Estas... Triste? —cuestionó Albion cuando estuvo cerca, no acostumbrado a ver a Galia con ánimos bajos.

—No han sido tiempos fáciles —suspiró. Extrañaba mucho a su madre.

Albion reflexionó un poco. Echó a correr ante un confundido Galia, para regresar minutos después con unas enormes manzanas en sus pequeños brazos.

—Los árboles de aquí dan buenas manzanas. Come —ofreció con cierta timidez, tan brusco como siempre.

Galia asintió sin ganas de pelear y más bien agradecido. El pequeño Albion era sensible a su manera.

Fictober 2020 | HetaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora