ᐧ𝟎𝟎𝟏ᐧ

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Mis padres decidieron que la mejor opción era llevarme al psicólogo. Yo les decía que aquellos llantos nocturnos no eran de importar, que el no tener ganas de hacer según qué cosas era porque ya no me interesaban, que mis gustos habían cambiado.

Pero ellos no se lo creían. No me entendían o no querían hacerlo.

Así que ahí estaba yo, observando con gesto desinteresado a la señora de la que ni me acuerdo de su nombre, la cual, después de unos largos segundos de desagradable silencio, me formuló la pregunta más fácil que podría haber respondido en mi vida:

"–¿Qué te trae por aquí?–".

Vale, he de decir que al principio me sorprendió, pensé que no podía llegar a ser tan general, que... ¿Me ayudaría? Por eso estaba ahí, ¿No? Bueno, fuera lo que fuese, respondí con simpleza.

–Mis padres. Ellos me han traído aquí.–

Y no sé qué le hizo tanta gracia, que soltó una ligera carcajada, que más que contagiosa a mí me pareció irritante. ¿Quién se creía, riéndose en mi cara? Ya no me estaba gustando aquel lugar, quería salir de ahí, volver a encerrarme en mi habitación y pensar en él.

–¿... problema?– Fue la única palabra que escuché después de salir de mis pensamientos, descifrando que era una pregunta por aquel tono final, y claro, yo no sabía qué mierda debía responder en ese momento, así que sólo asentí con la cabeza, esperando que fuera una pregunta de "sí o no".

Igual, hice una mueca al ver que no había acertado, pues la mujer mostró un gesto de desaprobación para posteriormente apoyar ambos antebrazos en la mesa que nos separaba, soltando un suspiro que parecía de cansancio. Puede que hubiera llevado muchos casos antes que yo, y no es que la estuviera ayudando precisamente a que la sesión se hiciera más amena.

–Mark.– Me llamó, con un tono que parecía amable, pero para mí era uno que escondía aquel cansancio, pesadez y ganas de dejar el trabajo por gente como yo. –Debes concentrarte en lo que digo, así todo irá más rápido y no tendrás que venir durante tanto tiempo. Todo esto depende de ti.– Prosiguió mientras yo sólo la miraba, haciendo -o intentando hacer- lo que ella me indicó.

Y así pasamos un buen rato, entre preguntas aburridas sobre mi vida, sobre el "problema" que podría llegar a tener y sobre mis pensamientos en cuanto a ese.

–Y por último...– Murmuró aquella mujer de pelo corto, lacio y negro, mientras escribía en una libretita, cosa que hacía cada vez que yo hablaba. Eso me ponía de los nervios. –... me gustaría ver aquello que plasmas, aquello donde apuntas esos pensamientos de los que hablas.– Porque sí, tuve que admitirle después de mucho insistir por su parte, que escribía sobre lo que me pasaba en un diario. Puede que no debiera hacerlo, porque era obvio que querría leerlo, pero debo decir que se le da muy bien sacar información, por desgracia.

Igualmente no le daría aquella facilidad, así que un "No" rotundo fue lo único que salió de mis labios, con el ceño ligeramente fruncido, dejándole ver que estaba muy seguro de mi respuesta. Podría reírse de mí, podría sacarme más información de la que yo tenía planeada, pero no le dejaría leer lo más íntimo que poseo.

–¿Quieres acabar con esta sesión?– Mi respuesta fue un simple asentimiento con la cabeza. Joder, "querer acabar con ello" era poco, deseaba hacerlo. –Pues si aceptas a leerme, aunque sólo sea un poco, de aquel diario, te prometo que no tendrás que verme la cara hasta la semana que viene.– Uh, eso sonaba tentador, ¿No tener que ir más ahí hasta dentro de siete días? Creo que es lo más bonito que había escuchado desde hace mucho tiempo.

Pero de nuevo, no quería mostrarle lo fácil que podía llegar a ser.

–¿Por qué deber-...–.

–Porque sé que no te hace mucha gracia estar aquí y que quieres acabar cuanto antes. Si lees lo que guardas será como si tú mismo me lo dijeras sinceramente, y aunque me gustaría más esa opción, de momento me ajustaré a interpretar tus escritos. Creo que será un mejor avance, ¿Qué dices?– Me interrumpió con descaro, pero al menos la respuesta había sido de utilidad para mí. Me quedé unos segundos pensando, mirándola a los ojos con seriedad, en silencio. Y en un suspiro, acabé por asentir con la cabeza de nuevo.

–Bien, pero es confidencial. No quiero escuchar el nombre de Haechan salir de tus labios a menos que sea dentro de esta sala, a solas.– Sentencié, agarrando mi mochila mientras me levantaba y me dirigía a la puerta, cerrándola tras de mí una vez salí.

❝ 𝐑𝐞𝐩𝐞𝐧𝐭𝐚𝐧𝐜𝐞 ❠ // MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora