IV.

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—Lo siento chicas... Pero es verdad... —El alma abandonó el cuerpo de muchas, quedando solo cuerpos pálidos tirados.

—¡Un momento! Señorita, nosotros jamás hemos ido a un lugar como ese, ¿es realmente necesario ir?

—Lo siento DeathMask, pero sí. Es necesario que reunamos la mayor información posible, para eso necesito que algunos de ustedes vayan a los lugares donde el conocimiento es la base de la institución. Y a la vez necesito que las otras avancen lo más posible en recopilar información sobre vuestras técnicas, para qué así las que van a la universidad no se queden atrás con el entrenamiento.

—¿Quién permanecerá en el Santuario y quién irá a la Universidad? —preguntó Saga con voz monótona.

—Bueno, ya que son siete estoy algo indecisa sobre si enviar a esa persona o dejarla aquí... Saben, mejor que se quede en el santuario. Así quedaría con que Aioria, Camus y Mu irán a la universidad, y las cuatro restantes se quedarán en el santuario. Antes de que se quejen, lo decidí así ya que ustedes tres son las más jóvenes, no sería raro que fueran.

—Sin embargo sería raro que personas de veintiocho, veintitrés y doscientos sesenta años fueran. Entiendo su punto, levantaría muchas sospechas. —Saga se alzó de hombros, restando importancia.

—También hay que agregar que somos los más experimentados. Dohko de por si tiene demasiado conocimiento, Saga y yo no tendremos problemas en estudiar las técnicas y registrar todo lo que podría ser de ayuda, DeathMask probablemente se queda aquí por que no sabría abstenerse de golpear a alguien y causar problemas, además vendrá de ayuda.

—¡Hey! Hablas de mí como si fuera un problema.

—¿No lo eres? —DeathMask fulminó con la mirada a Kanon, quién le sonrió burlesco.

—Bueno... Algo así. —El guardián de Cáncer quedó de piedra ante el comentario de su Diosa.

—¿Es que acaso todos tienen esa visión de mí?

Al terminar aquel libro todas estaban algo inquietas, de alguna forma había algo que les generaba inquietud.

—Vaya día —Musitó Camus moviendo sus cabellos hasta que estos quedaran juntos sobre su hombro derecho.

—Supongo que ya es hora de irme, pronto será de noche y quiero ducharme para descansar. Mi espalda no resiste más.

—Supongo que también me iré. Sude demasiado hoy, de verdad necesito un baño. —Saga se estiró un poco antes de levantarse.

—Todos lo necesitamos, creo que ese mal olor no proviene del baño de Aioria.

—¡Oye! Para tu información, mi templo está limpio. Tú mismo limpiaste el baño, Kanon. —Aioria se cruzó de brazos, aunque fue algo incómodo. No estaba acostumbrado a hacerlo con un busto en su pecho.

—Lo hice porque aparentemente tú estabas demasiado ocupado escondiendo lo que había debajo de tu cama y Saga dijo que no quería limpiar tu cochino baño.

—Yo nunca dije eso. —Se defendió el mayor. —Solo dije que había limpiado el baño de DeathMask, suficiente tuve con haberme enfrentado a tal infierno.

—¿Qué quisiste decir con eso? —preguntó de forma inquisitiva DeathMask al verse envuelto en ese lío.

—No es nada... De verdad tengo que irme, estoy agotada.

—¿Así que al fin te acostumbraste a llamarte con pronombres femeninos? —Dohko observó la espalda femenina de Saga ir directo a la entrada del templo, en dirección al suyo propio.

Guerreras DoradasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora