Epilogo

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Epílogo 1.
—Rumanía - Bucarest.

Un hombre con afilados colmillos y puntiagudas orejas, además de una pálida tez, perseguía a una mujer por las calles de la moderna ciudad mítica. Aquel hombre tenía vestimenta victoriana, pero era seguido por tambaleantes hombres, más como sabuesos que como acompañantes; estos hombres tenían un aspecto digno de las obras de George A Romero, pues su piel tenía un grisáceo color y, a juzgar los pedazos de carne faltantes en ellos, estaban pudriéndose en "vida". Eran zombies.

—¡Por favor aléjese!— gritaba la mujer, tratando de algún modo desesperado pedir ayuda por su teléfono al mismo tiempo que entraba a un túnel

—Señorita, internarse ahí solo le resultará más problemático, el amo necesita comer— declaraba aquel hombre, cuya definición sólo podía ser una, vampiro —. No creo que coopere, vayan por ella...— pidió el vampiro, a lo que los zombies obedecieron y entraron, dejando que la luz de un faro iluminará sus pupilas, dejando a ver un pálido rosado en sus iris, pálido que se torno en un rosado neón  al llegar a la "oscuridad" de aquel túnel —Madame, escuché; aunque logre llegar al otro lado del túnel, la sirviente del amo la alcanzará, usted no tendrá oportunidad ahí...— aseguró el vampiro, mientras que a su alrededor, los charcos de agua comenzaban a congelarse lentamente

—Alto ahí, frío— ordenó con calma alguien a las espaldas del vampiro

—Je... me parece irónico que lo digas tú— declaró justo antes de, y sin mirar atrás, esquivar una dorada estrella ninja de tres picos, la cual al clavarse en la pared, emitió un gélido sonido mientras llenaba de escarcha el alrededor de su zona de impacto —, elemental de hielo..

La mujer corría despavorida por el túnel, escuchando los desordenados pasos y cogeos de los muertos a sus espaldas, además de los quejidos que estos emitían y se hacían resonar a lo largo del túnel; la mujer tropezó al romperse su tacón, cosa que dio oportunidad a los zombies de alcanzarla.

—¡No, no por favor!— gritaba desesperada la mujer, pateando la huesuda mano, por que solo tenía una, del zombie que trataba de alcanzarla

—¡Agáchate!— gritaron desde atrás de ella, acción a la obedeció y vio la hoja dorada de una espada pasar por sobre ella y decapitar al primer zombie; aquel hombre era joven a juzgar por su voz, y tenia un aspecto digno de oriente, pues era un ninja rojo cuya hebilla era una cabeza dorada de dragón —¡En cuanto acabé con ellos, usted corre!— grito el ninja, apuntando con la punta de su espada a los zombies y dejando que una llamarada de fuego saliera de esta, quemando a los mismos hasta las cenizas —¡Vamos, vamos!— grito el ninja, acompañando a la mujer lo que faltaba del túnel, pero parando en la salida al ver caer desde el cielo nublado a una mujer, la cual imponente se paro frente a ellos, dejando ver un traje negro, una rubia cabellera que cubría lo que parecía ser un rostro emanando un carmesí brillo, y finalmente, pero más llamativo, una S en forma de broche en su solapa; alzo lentamente la cabeza entre una ráfaga de viento, lo dejo claro, su rostro no emanaba luz...

—¡Agáchate!— gritaron desde atrás de ella, acción a la obedeció y vio la hoja dorada de una espada pasar por sobre ella y decapitar al primer zombie; aquel hombre era joven a juzgar por su voz, y tenia un aspecto digno de oriente, pues era un ninj...

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...era su visión calorífica.

Epílogo 2.
—En alguna parte de New York.

Una computadora estaba prendida en un café internet, el reloj daba las 3:04 AM y aquel local estaba totalmente solo, con la clara excepción del hombre que ocupaba aquella computadora. El aire que entraba por la rota ventana movía de manera tenue los naranjas mechones de cabello al frente de su cabeza, a la vez que el único ruido en el lugar era el Veloz teclear en el escritorio mientras que este hombre con el atuendo de un conserje, claramente robado, investigaba todo sobre algo en internet, o más bien alguien, pues las palabras claves de su búsqueda eran: Superboy.

De increíble manera, y como si de un oído sobre humano se tratase, este se giro hacia la puerta, escuchando como es que alguien venía por las escaleras al final del pasillo frente a la puerta

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De increíble manera, y como si de un oído sobre humano se tratase, este se giro hacia la puerta, escuchando como es que alguien venía por las escaleras al final del pasillo frente a la puerta. Este simplemente miró con nerviosismo hacia la puerta, en espera de que los papeles que este imprimía salieran ya.

—¿¡Hay alguien ahí!?— pregunto un hombre, afuera al final del pasillo

El pelirrojo solo tomó con rapidez las hojas ya impresas y a gran velocidad comenzó a meterlas en su mochila, dejando a la vista el hueco ocular de lo que parecía ser un casco dorado con una estrella roja a un lado; con una rapidez inhumana este desconectó la computadora y tomó su mochila, solo para que, al mismo tiempo que la puerta se abría, esté saliera disparado a máxima velocidad por la misma ventana que uso para entrar, dejando que el hombre viera a este pelirrojo huir volando por la ventana.

Legión de HéroesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora