💌🌸 ░ 𝒮𝒽𝑒 𝓌𝒶𝓈 𝓌𝑒𝒾𝓇𝒹 ░ 🌸💌

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A ella no le importaba mucho cuántas flores podría arrancar.

Sino, cuántos pétalos le podrían servir, para lograr que aquella carta de amor que escribió con tinta roja; vuele.

Sentada en su escritorio, la carismática Amy Rose yacía en sus pensamientos. Mordía la punta de su bolígrafo, que tenía un rico perfume a caramelos y flores.

Jugaba un poco enredando su cabello en su mano, para luego estirarlo y volverlo a enredar. Movió su cabeza a un lado, y se rascó un poco el brazo.

Miraba pensante la hoja que tenía en frente, una carta con caligrafía super fina, y poemas de amor que ella dedicaba a aquella persona.

Dejó el bolígrafo en la mesa, y estiró el brazo hacia una cajita de dulces, donde sacó un caramelo sabor frutilla.

Le sacó la envoltura, y se lo llevó a la boca. 
Tomó una liga para el pelo, y se hizo una coleta para que su cabello no le molestara la visión.

Hacía mucho calor, y ella se encontraba en el segundo piso de la casa, que compartía con su amiga Sally.

Su pieza era un desorden, mangas y ropa tirada en el piso. Envoltorios de dulces, chocolates, y migajas de cupcakes.

No por nada le decían que era ''Una dama muy dulce''.

Su dieta era a base de postres. Eso preocupaba mucho a su amiga, diciéndole con el tenedor en la cara, a que coma un poco de ensalada por lo menos.

Como era de esperarse, ella se negaba a probar, y lo curioso es que nunca le ha hecho mal.

Le gustaba coleccionar pétalos de rosas. Las tenía en varios frasquitos, llenos de pétalos, y alguno que otro traía una arañita.

¿Para qué usaba eso dirán?, pues, decoraba sus cartas de amor con ellas.
Dentro del sobre, llenaba el espacio con millones de pétalos, para que quede gordito, rellenito.

El poco sol que se asomaba por su ventana, tocaba la hoja en la mesa, y hacía ver algunos bollos de papel, arrugados como una pasa, escondidos abajo de la cama de la eriza.

Sobó su ojo izquierdo somnolienta, y largó un gran bostezo, estirando los brazos hacia arriba, provocando que la pulsera de ositos y corazones que llevaba en la muñeca, se aproximara a su codo, y ahí se quedara.

Firmó la carta con su nombre, y la metió en un sobre con perfume a margaritas.
Agarró uno de los frascos, y sacó un puñado de pétalos de éste, metiéndolos dentro del ya mencionado, como solía hacer.

𝐒𝐇𝐄 𝐖𝐀𝐒 𝐖𝐄𝐈𝐑𝐃. STH ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora