Los señores Dursley se habían tomado muy bien mi llegada pensé con amargura, al fin y al cabo, ¿a quién no le gustaría tener un esclavo que le hiciera todas las tareas de la casa?
Mis manos estaban adoloridas de arrancar los matojos del jardín. Me estremecí al ver pasar la figura del tío Vernón por la ventana. No sabía cuando había comenzado a suceder eso, había cosas que no quería recordar.Odiaba estar en el jardín.
Mis tíos siempre me habían llamado monstruo y diversas cosas, pero realmente no les había hecho mucho caso, salvo sorprenderme, ¿quién hubiera dicho que una morsa tiene tanta imaginación para insultar? Hasta que la pesadilla comenzó.
Lo oía todo. Cada pensamiento de cada puto ser vivo de la habitación, parecían que gritaban dentro de mi cabeza con voces agudas y molestas. La primera vez que llegó la ola de voces caí de rodillas. Me sangraban los oídos.
Fui llevado al hóspital y el tío Vernón por poco me envía de vuelta atrás la paliza que me dió por resaltar. Y bueno, yo sabía que era mago, pero los comentarios de mis tíos comenzaron a calarme, por que, al fin y al cabo,no era normal ni entre magos. Quizá si que era un error. Quizá por eso me echaron de casa.
Y sí, este es el tipo de pensamientos en lo que acabo cuando me aburro. En fin, que bien que a tía Petunia le encante mantenerme entretenido.
Me adentré en la casa para hacer la comida, al menos la comida no habla, pensé con retintín. Le voy prender fuego al jardín murmuré por lo bajo. De repente ví a Dudley, que me había oído y había pegado un chillo aterrorizado. Y yo que pensaba que iba a llegar a mi cumpleaños sin moratones.
Trato de tardar lo máximo posible en acabar, porque sabía que por lo único por lo que aún no había recibido una visita de tío Vernón era porque valoraba mucho su comida.
Solté un suspiro al dejar el último plato en la mesa, cuando el tío Vernón me dió una colleja tan fuerte que me tiró al suelo. Sonreí sin que me viera, había roto un mueble que probablemente me harían arregle mañana. ¿Qué mejor regalo hay para mi cumpleaños que no ir al jardín? Bueno, no del todo, miré al mueble, no sólo se había roto el mueble, si no también mi brazo. En fin. Esperé a que Dudley me mirara para que empezará con sus hermosos chillidos de cerdo. Ah, canto para mis oídos. La tía Petunia me mandó a mi habitación, bueno, armario, sin pestañear. ¿Acaso no es capaz de ver que mi brazo está en ángulos tan raros que podría contar como papiroflexia?
Joder, si que duele. Me acosté intentando ignorar el dolor. No se ni porque lo intento, si no duermo ni cuando estoy bien, toca sacar la artillería pesada. Algunas personas se horrorizaran, pero yo creo que es muy efectivo.Me puse de pie y estrellé mi cabeza contra la pared, para después caer demayado. Sí, muy efectivo.**********
Y como siempre, me desperté como nuevo. ¿Acaso creíais que iba a desarrollar un instinto tan suicida sin tener algo que lo repare? Bueno sí, pero ese no es el punto.
Obviamente tenía que esconderlo un poco, porque no es como si quisiera que el tío Vernón me use de saco de boxeo, que el dolor si lo siento. Igual os habéis perdido un poco, a medida que fui creciendo fui consiguiendo, supongo que lo podemos llamar "dones". (Aunque yo creo que es simplemente por practicar a la fuerza ciertas cosas). El del dolor fue el primero, después de lo que hizo el tío Vernón cuando llegué aquí hace 5 años. Según él para ponerme en mi lugar. Yo no quiero recordarlo, desde aquel entonces todas las heridas comenzaron a sanar, al menos las visibles, por que yo aún sentía sus manos en mi piel. La de leer los pensamientos vino cuando una vez me encerraron tres semanas sin salir del armario, me volví loco. No podía hablar con nadie, no podía ver el el sol, no había espacio para moverme. Esa fue en realidad la primera vez que escuché las voces, aunque yo pensé que era mis subsconciente. El último que "conseguí" fue el del fuego, aquel día estaba cocinando y se me quemó el bacon. Tía Petunia, furiosa, me estampó la sartén en la cara, quedándome toda la parte izquierda, aquella tardó más en curarse, y por un tiempo pensé haberme quedado ciego. Pero no lo hice, y así es cómo comencé a control al fuego.
Salí de mi armario, recorrí con la mirada el pasillo hasta que encontré algo que llamó mi atención, una carta de tinta esmeralda, para mí.~ MIENTRAS TANTO ~
Albus Dumbledore suspiró irritado, hacía un tiempo que Gellet no le trataba igual, desde que empezaron los preparativos para que entrará el estúpido hijo de los Potter a Hogwarts. Iba a tener que ponerlo pronto de nuevo en su lugar, ya que aparentemente había olvidado quién era la mente maestra de todo, el no iba a ser tratado como un sucio seguidor. Incluso en la cama (lo siento por la imagen mental) le había estado tratando fríamente. ¿Quién se creía?
Pero bueno, no era tiempo de pensar aún en ello, que si bien se había pasado los últimos años moldeando a Potter o iba a dejar que nadie lo sacará de su red. Lo cual iba estar un poco más complicado, contando que no era el único Potter que entraría ese año a Hogwarts.
De igual manera, cuando conoció al niño de pequeño no tenía nada especial, y si era necesario el se encargaría de ser el agradable abuelito, que lo cuidaría tras el horrible abandono de sus padres, pensó el co una sonrisa irónica._______________
Lo siento mucho por las faltas 😂
Espero que os guste el capítulo, ¡en el siguiente ya accederá al mundo mágico!
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Se equivocaron de "elegido"
PertualanganQue pasaría si realmente la historia no hubiese sido así; si lily, james y Voldemort no hubiera muerto. Hubieran tenido gemelos y uno de ellos el elegido. Sin embargo hubo un giro drástico de los acontecimientos se equivocaron de elegido... Quiere...