El automóvil azul oscuro se detuvo frente a la reja de la casona que se ubicaba en medio del bosque, aquella no era electrónica como las rejas de las casas anteriores, había que abrirla de forma manual. Como punto a favor, la vivienda era un poco más grande de lo que estaba acostumbrado. Además, los árboles de los alrededores eran altos y frondosos, por lo que hacían que la ubicación de la casa fuera de difícil acceso. Diamante sonrió de lado, era cierto que aquel pueblo no iba a entregarle todas las comodidades que le ofrecía la ciudad, pero la soledad era sinónimo de paz y eso era mejor que cualquier otra cosa.
Se volvió a subir al auto para avanzar al interior del terreno una vez que había abierto la reja. Cualquier persona normal se sentiría dichosa de llegar a su nuevo hogar, incluso si este fuera rentado, pero para Diamante Black, aquello era un mero trámite, pues había sucedido tantas veces, que perdió la cuenta.
No tardó en acomodar su equipaje, por lo general era ligero, sin contar que se sabía de memoria la rutina del cambio de casa. Le era fácil, pero no cómodo, no después de haber vivido tantos años de la misma manera. En realidad, su eternidad era un asqueroso karma, una maldición... ¿Quién demonios quiere ser inmortal? Se preguntaba cada vez que debía marchar de un lugar porque la gente común notaba que con el pasar del tiempo él no envejecía; también se lo preguntaba cuando veía a un mortal enfermar de gravedad o morir... no era fácil, nada de fácil. Al menos, mudarse de ciudad lo hacía perder contacto con todo aquel mortal con el que pudiera encariñarse. Mientras menos se involucrara, menos dolor, menos difícil se hacía... sí, para Diamante, la soledad era su escape. Ni siquiera le gustaba contratar servidumbre, aunque podía pagarla, claro. Todo dependía de la profesión que ejercería esta vez, ya que había tenido varios siglos para estudiar, practicar, ejercer. Pero mientras menos contacto humano tuviera, mucho mejor para él... excepto cuando se daba cuenta de que debía ir por comida, eso le disgustaba y lo hacía desear tener a alguien que lo hiciera por él. Su inmortalidad le permitía quedarse sin comer por el tiempo que quisiera, pero la fatiga era una sensación muy desagradable, y definitivamente le gustaba mucho comer, era una de las pocas cosas que disfrutaba como un humano común.
Cogió su auto otra vez y manejó hasta el centro. Las distancias eran grandes, había que atravesar el bosque, lo cual era perfecto: soledad asegurada. Tomó un desvió, no era que supiera que por ahí llegaría más rápido, pero su experiencia le decía que, en los desvíos, a pesar de lo complicado que podía ser pasar en auto por un camino en mal estado, este le prometía hermosos paisajes para su deleite, y no se equivocó. Fue a parar a una hermosa laguna. Se quedó admirando el paisaje y lo más importante: el silencio del lugar. Se sentía satisfecho. Llevaba solo un par de horas en el pueblo y todo le parecía perfecto.
Llegó a una tienda, una especie de mini supermercado. Dentro del local, no habían más de cuatro personas. Caminó hacia la estantería de los licores, un buen whisky era lo que necesitaba para cerrar con broche de oro un buen día. Una chica de largo cabello rubio, cogió la misma botella que Diamante, al unísono.
— Lo siento, es todo tuyo —dijo la muchacha de manera amable y soltó la botella.
Diamante hizo una mueca de desagrado y cogió la botella sin siquiera agradecer. La chica se quedó mirándolo con asombro hasta que él dobló al final del pasillo. Ella suspiró y cogió la botella siguiente.
— ¡Grosero! —exclamó y caminó en dirección opuesta.
A Diamante no le interesaba en lo absoluto entablar conversación con nadie del lugar, por muy guapa y amable que fuese la chica. Una vez que tenía todo lo necesario, se dirigió hasta la caja registradora para pagar sus productos, la misma chica del pasillo de licores se adelantó, posicionándose delante de Diamante, pues esta vez, no le concedió el honor de ir primero.
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𝕷𝖚𝖟 𝖊𝖓 𝖑𝖆𝖘 𝖙𝖎𝖓𝖎𝖊𝖇𝖑𝖆𝖘
FanfictionDiamante fue convertido hace mil años en un ser inmortal. Como ha vivido demasiado, fue testigo de muchos dolores humanos, por lo que decidió que su mejor opción es la soledad. Sin embargo, una joven y bella mujer llega a su vida para cambiarlo todo...