Salvados

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Me despierto por la mañana –eso supongo– y bajo por las escaleras hasta llegar a la cocina. Ahí Simón se encuentra preparando el desayuno: dos cafés y tostadas. Mi estómago gruñe al sentir el apetecible aroma de la cafeína. Pese a ser un desayuno simple es lo mejor que como en mucho tiempo.

No nos demoramos mucho tiempo en comer e inmediatamente nos dirigimos a una habitación que no había visto antes. Esta es una biblioteca muy grande, llena de estantes y una cantidad innumerable de libros.

Simón me cuenta que estar bien informado es una de las principales maneras de sobrevivir a las garras de la Reina Alaska. Ella tiene espías por todos lados, desde el Jardín del Edén hasta el mismísimo Limbo, así que no es muy recomendable pasearse por ahí sin tener un plan A, un plan B e incluso un plan C de escape.

Nos pasamos toda la mañana leyendo sobre Variantes, Guardianes del Destino, dimensiones, entre otras cosas. No soy una persona aficionada a la lectura, pero al saber que mi vida depende de cuan informado este no deje de memorizar cada párrafo hasta la hora del almuerzo.

Siento el aroma de la comida y la voz de Simón formulando mi nombre, pero todo esto se ve interrumpido por un enorme estruendo. Mi visión se vuelve borrosa por los escombros que me cayeron en sima.

Un grupo de personas armadas y encapuchadas se desplaza por toda la casa, barriendo con todo lo que encuentran. Ellos son rápidos y eficientes, por lo cual no tardaron mucho en encontrar a Simón en el pequeño lugar.

Supongo que ellos no saben que me encuentro aquí porque no se molestan en buscar a alguien más. Eso me da una pequeña ventaja.

Simón es puesto de rodillas y sus manos son encadenadas con unas esposas color amarillo. En ese momento algo me sorprende increíblemente: Simón poco a poco se vuelve humano. Su estatura se reduce, sus facciones aparecen, su cabello pasa de ser lana a ser hebras de pelo y todo su cuerpo en general se vuelve normal. Incluso sus ojos se vuelven color marrón oscuro.

Lo veo forcejear pero sin obtener resultado alguno. Una de esas personas se desenmascara y comienza a hablar. Por su tono me doy cuenta de que se trata del que dirige a todos los demás. Este comienza a hablar sobre la Reina Alaska y de que estará muy contenta porque al fin capturaron a una de las Variantes más complicadas de atrapar.

La sonrisa de ese hombre no se ve malvada, como sería de esperarse, sino risueña, feliz, como una persona que está haciendo un bien y no como alguien que está por enviar a un ser vivo al matadero. ¿Eso significa que nosotros somos los malos? No sé qué pensar.

Sigilosamente me acerco a uno de ellos, el líder, y, aprovechando la distracción general, logro tirarlo al piso. No es por presumir, pero mis habilidades en combate cuerpo a cuerpo son muy buenas, tanto que logro derribar al líder y a dos de los seis guardias.

Por desgracia la desventaja numérica no tarda en pasarme factura ya que uno de ellos logra golpearme con la culata de su arma en la cabeza. Esto me deja lo suficientemente mareado para que me pongan esas esposas que le pusieron a Simón.

De repente la voz de Isobare, la voz que acostumbra a guiarme en estos momentos, se apaga. No lo puedo escuchar más, desapacere por completo, así sin más. Pero eso no es lo único que cambia: Mi fuerza se reduce considerablemente y siento que soy alguien mucho mayor que un chico de 18 años.

Forcejeo para intentar escaparme de lo que sea que me estén haciendo las esposas, pero los mechones de cabello que caen sobre mi frente me distraen. Noto con pánico como estos se ponen blancos a la vez que mi piel se arruga y mi vista se vuelve defectuosa. Me pregunto si aún tendré los ojos color violeta.

Los escucho hablar sobre mí, claramente confundidos por mi presencia, pero eso no hace que cambien sus planes, ni para Simón ni para mí. Ambos seremos enviados al Limbo, y por su determinación ninguno está dispuesto a cambiar de opinión.

El líder recobra la conciencia y me mira perplejo. Una leve sonrisa se forma en mi rostro al darme cuenta de que ninguno de ellos esperaba ser atrapado por sorpresa. No son tan eficientes después de todo, aunque es algo ilógico tener ese pensamiento estando esposado.

Me tomo la libertad de mirar con más detenimiento el rostro de Simón. Parece joven, de unos 20 años, tiene piel clara y los ojos marrones. Su cabello es del mismo color de sus ojos y no negros, como lo era antes la lana.

Ahora que miro más de cerca, noto que sus ojos están llenos de lágrimas. Algo se retuerce en mi interior al verlo en ese estado. Por su tono de voz cada vez que habla del Limbo le tiene un terror absoluto a ese lugar.

Como era de esperarse, no tarda en echarse a llorar. Pero eso no sorprende a los guardias. Que corazón más frio.

—Costurero, no me vas a volver a engañar con tus lágrimas, así que no hace falta el teatro.

Simón se dobla a la mitad y comienza a rogar, pidiendo que por favor no lo lleven al Limbo, que va a hacer cualquier cosa, pero que por favor no lo lleven. Sin querer ver más agacho la cabeza, pero la levanto al instante al escuchar un fuerte golpe y un gemido adolorido. Malditos.

Me retuerzo en mi lugar intentado de alguna forma soltarme, ya no para escapar, sino para poder defender al pequeño hombre que se encuentra llorando en posición fetal frente a mí. Un gruñido se me escapa al ver como el líder amaga nuevamente a patearlo, llamando su atención. Al menos si me patea a mí no voy a tener que escuchar más gemidos de dolor como el anterior.

—¿Te conseguiste un compañero, Costurero?

Se acerca a mí e intenta mirarme la cara, pero yo agacho la cabeza sin estar dispuesto a darle el gusto. Él, enojado, me jala el cabello hacia atrás obligándome a mirarlo a la cara. Un nuevo gruñido se escapa de mi garganta y puedo notas como tiembla levemente.

—¿Cómo te llamas?

Lo único que hago es escupirle a la cara. Su expresión de asco me satisface, pese a haber recibido la misma acción como respuesta.

—Bueno —ahora le habla a los demás—, seguramente la Reina se va a alegrar por este 2x1.

En eso que la sonrisa ocupa todo su rostro otra explosión hace eco en el lugar. Esto distrae a los que están conscientes, permitiendo que la chica que estaba parada en las sombras pueda salir y hacer lo que sea que tenga planeado.

Ella se abalanza hacia Simón y ambos desaparecen juntos. Una extraña mescla de pánico y furia inundo a todos. Se voltean hacia mí y sé que son completamente capaces de torturarme incluso para sacarme la información que quieren.

El primer golpe llego acompañado de un grito de furia que haria estremecer a cualquiera. Los siguientes fueron a diversas partes de mi cuerpo. Ahora sí parecen los chicos malos. Estoy seguro de que si Isobare estuviese con migo me diría algo como “Te lo dije”, sumandole a eso un colorido insulto.

El dolor de unos golpes bien dados no es ajeno a mí, pero cuando escupo sangre es cuando de verdad comienzo a preocuparme. No estoy seguro de cuanto pueda soportar este viejo cuerpo.

La chica de antes vino ahora por mí. Ella logra deshacerse de todos rápida y limpiamente, logrando sacarme de ahí en menos de un minuto.

Siento el jaloneo en mis extremidades que siempre esta presente al momento de la transportación y llego a ver los ojos de botón de Simón antes de caer en la inconciencia.

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⏰ Última actualización: Jan 18, 2015 ⏰

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