✨Byul ✨

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Un chico me rompe el corazón, las personas que creí que eran mis amigos me humillan dejándome en claro que la única razón por la que estaban conmigo era por mi dinero, y aún así, sonrío. Puedo escuchar a las personas hablando a mis espaldas al verme pasar; soy el chisme de la semana. Sujeto con fuerza mi mochila y respiro profundo, intentando que mis pisadas sean seguras. De pronto, alguien se acerca corriendo detrás y se prensa de mi brazo, dándome un susto.

—De todas las cosas que esperaba que hicieras hoy, andar por allí sonriendo es lo último que pensé que harías, Byulie.

Hwasa. La pelinegra me mira con sus ojos negros, adorados con bonitas, largas y rizadas pestañas que admiro, no necesita rímel. Su cabello largo y ondulado, según ella es como sus adoradas americanas y latinas lo usan últimamente, y ella adora su cultura, tanto que siempre trae algún artículo nuevo que ha pedido en línea. Me da un beso en la mejilla, y aunque sus labios están pintados de rojo no deja marca alguna, lo compruebo al limpiarme con mi pañuelo.

—¿Nuevo labial?— pregunto, guardando el pañuelo.

—Sí, ¿te gusta? Es "coral ensueño", Rihanna lo usa así desde hace una semana.

—No sé quién es— respondo, envolviendo su brazo con mi mano.

—¡Ay, Byul! Ya te dije, es la cantante americana de...

—Diamonds— interrumpo—, ya me acordé.

—¿Entonces, Byulie?— insiste.

—¿Entonces qué?

—¡Ash! Entonces, ¿por qué estás así de ridículamente sonriente? Tu ternura a veces me causa nauseas— dice, haciendo un gesto de estar a punto de vomitar.

—Tengo razones para estar feliz, es todo. —Sonrío, sintiendo mis mejillas tensarse. Al llegar a mi casillero lo abro, el pasillo entero se ilumina por la delicada pintura blanca y rosada del interior, el estampado de lentejuelas en la parte interna de la puerta, y el espejo ovalado al final.

—Estás muy rara, amiga. ¿Qué pasó que no supe? — pregunta Hyejin, apoyándose en el casillero de enfrente. Mi vecino de casillero, un chico tímido y pecoso le pide que se mueva para abrir su casillero, pero ella le responde con un zape en la cabeza y lo manda a volar. Yo, en cambio, le pido disculpas por el comportamiento de mi amiga y la muevo halándola de un brazo para que el chico pueda sacar sus cosas justo antes que la campana suene.

—Tu siempre siendo la niña buena —rezonfa, sacudiendo un mechón de mi media melena de la rubia, atada con un lindo moño azul celeste en mi coronilla.

—Tú siempre siendo la niña mala— responde, abrazando la cintura de su amiga y encaminándonos ambas hacia el aula del primer piso donde recibiremos la primera materia del día: Matemáticas.

—Sea como sea, me alegra que no estés deprimida llorando en tu recámara porque te rompieron el corazón por primera vez.

—Bueno... Lloré, pero alguien reparó mi corazón- sonríe, mordiendo el borde de mi uña para contenerme de confesar tan delicado secreto. Hwasa abre los ojos sorprendida y me detiene de un brazo antes de subir por las escaleras.

—¿Cómo? ¿Hay alguien más?

—Hye, no puedo contarte...

—¡Ah! ¡Vamos, Byul! te he contado todo, desde cuando di mi primera mamada hasta cuando dejé que el jardinero me cogiera por el culo, ¡y tu no puedes contarme con quién sales!— reprocha, haciendo que me ruborice y presione en mi pecho el libro de matemáticas.

El lenguaje y la vida de Hwasa son muy distinta a la mía. Siempre ha tenido facilidad de palabra y sociabilidad, además de un gran carisma y esa actitud sensual que hace que todos los chicos y chicas la vean al entrar en un sitio; ellos con deseo, ellas con envidia.

Mommy's gonna give you love (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora