𝐿𝑎 𝑎𝑝𝑎𝑟𝑖𝑐𝑖𝑜́𝑛 𝑑𝑒𝑙 𝑗𝑜𝑣𝑒𝑛 𝑝𝑒𝑐𝑜𝑠𝑜

04

Izuku aún esperaba a Shigaraki, la impaciencia le surgía en cada parte de su ser, quería contarle sobre lo que había visto, la curiosidad era latente, era algo grande y lo que sea que fuera no producía calidez, era vacío. Preguntas llegaban mientras más tardaba Shigaraki en llegar.

¿El conocía sobre esa criatura?

¿Qué era?

¿Estaba vivo o algo así?

No lo sabia, le tocaba esperar a la única persona la cual podía escucharlo y verlo, era gratificante saber que tenía alguien con quien compartir su tiempo.

Escucho la puerta abrirse, reconoció del sonido de los pasos avenisarse, era Shigaraki, fue con rapidez a la entrada para recibirlo.

– ¡Shigaraki, Shigaraki tengo algo que contarte, no imaginas lo que acabo de ver!

Un gruñido salió de la boca de Tomura y siguió de largo ignorancia totalmente a Izuku, el verdoso le persiguió entre murmullos contando sobre el tema.

– ¡Cállate!

Shigaraki grito, dejo paralizado a la forma etérea del pecoso, pero con el tiempo sabia que se ponía así cuando estaba frustrado o irritado, no lo aprobaba pero podía entenderlo.

– ¿Te encuentras bien?

– No, ¡otra vez ese maldito símbolo de la paz!

– ¿Como?

– Están irritable, la sociedad que creo están irritable

Izuku le dio palmaditas en la espalda de Shigaraki, como forma de calmante, era algo que funcionaba bien sorprendentemente para el.

– Quizás con pasos pequeños puedas crear un sitio mejor, algo menos irritable

– ¡No puedes entenderlo, no lo sabes!

– Lo siento, quizá no lo entendía pero quiero apoyarte, somos amigos

Shigaraki se quedó pensando un momento, el silencio no fue incómodo, sus momentos silenciosos eran pacíficos y tranquilos por lo cual no fue un problema.

– Gracias, supongo que somos amigos

El pecoso pasó sus brazos sobre Shigaraki y este simplemente lo recibió, era el toque más cercano que habían tenido en su tiempo juntos.

– ¡Cierto, quería contarte algo! – Izuku grito repentinamente y Shigaraki se apartó un poco del ruido repentino.

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